En la última edición de los Premios Óscar, la ganadora a mejor actriz Michelle Yeoh concluyó su discurso con un mensaje que resonó fuerte en ese momento especial. En el pico de su ‘speech’, la actriz de 60 años levantó su estatuilla y les dijo a todas las presentes: “Señoras, no dejen que nadie les diga que ya pasaron su mejor edad”. La ovación fue completa. Con esas palabras, Yeoh apuntó contra un obstáculo del tamaño de una montaña en la industria del entretenimiento. Uno que atraviesa incluso categorías como clase o color de piel: la idea de que solo personas de cierta edad pueden tener ciertos papeles u oportunidades en la industria.
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A este fenómeno se le conoce en inglés como ‘ageism’ y en español como edadismo o discriminación por edad. Si bien el concepto no es nuevo, en nuestra realidad está creciendo con tanta fuerza que recién el año pasado fue aceptado oficialmente por la Real Academia Española. Las personas mayores sufren esta discriminación cuando son apartadas del mercado laboral o empujadas al retiro con base en prejuicios. En la industria del entretenimiento, sus efectos son más visibles debido a la exposición de las estrellas. Un ejemplo de ello es Madonna, quien ha sido muy abierta sobre este tema.
El me pasado, la artista celebró 40 años en el mundo de la música, desde que llegó de Michigan a Nueva York en los años ochenta para conquistar el mundo. En aquel entonces era conocida como la ‘chica material’, alguien que supo desafiar nociones establecidas con su música y sus declaraciones, sin temor a pisar callos. Libró batallas contra el sexismo, el machismo y el conservadurismo y de todas salió airosa. Sin embargo, se topó con un escollo que no pensaba que sería tan duro de sortear: el paso del tiempo. Ya en 2012, Madonna denunció que la estación británica BBC se rehusaba a pasar su música argumentando que las audiencias preferían sonidos más jóvenes.
Esta semana, Madonna Louise Ciccone cumplió 65 años, pero la lucha contra el edadismo la ha acompañado desde que cumplió los 34. Fue por esa época cuando le dijo a Jonathan Ross, presentador de un ‘late show’: “Las mujeres no solo sufrimos racismo y sexismo, también la discriminación por edad. Una vez que has llega- do a cierta edad, no se te permite ser atrevida. No se te permite ser sexual. Un montón de gente dice: “Es patético. Espero que no hagas eso en 10 años”. Y yo digo: “¿A quién le importa? ¿Qué pasa si quiero? ¿Se supone que tienes que morirte pasados los 40?”.
Madonna hizo estos comentarios hace más de tres décadas. Desde entonces, las cosas no han hecho más que empeorar. Su presentación en los Grammy en febrero de este año fue cuestionada debido a que apareció con el rostro hinchado (la artista aseguró que se debió a un tratamiento facial). Luego, tuvo un desastroso show en Medellín como artista invitada de Maluma, en el que se la vio vacilante durante las coreografías. Pero nada le debe haber dolido más que aquel beso con Drake en el festival de Coachella en 2015. Fue un gesto travieso en escena, como los que ella suele orquestar, pero al rapero canadiense lo traicionó el inconsciente y le regaló un gesto de desagrado, como de asco, bastante notorio.
Madonna no es la única artista que lucha contra el edadismo. A Sarah Jessica Parker (58), la recordada Carrie Bradshaw de “Sex & The City”, le ha sucedido lo mismo desde su regreso con la serie “And Just Like That”. Las críticas por ver a una persona mayor en un papel protagónico inundaron las redes. El mes pasado, en el programa de Howard Stern, la actriz se despachó contra la prensa que se enfoca en su edad. Se quejó de que la gen- te esté obsesionada con sus arrugas o el color de su pelo gris, mientras que nadie hace notas así sobre sus pares masculinos.
Una película peruana que abordó de forma directa el tema que nos ocupa fue la taquillera “Soltera, casada, viuda, divorciada”. “Recuerdo cuando estábamos buscando productores, algo que siempre nos decían es que una historia con protagonistas mujeres de más de 40 o 50 años no la iba a ver nadie, que de ninguna manera podía ser masiva, y yo no lo podía creer”, recuerda Ani Alva Helfer, la directora y guionista. En su historia, vemos al personaje de Katia Condos y cómo se ve forzada a aceptar ciertos trabajos solo por hacerse mayor. “Ella llega a una edad en que la sociedad la empuja a creer que ya no vale tanto. Es como si la sociedad te dijese que tienes un tiempo de caducidad más corto si eres mujer”.
El problema del edadismo, al final, es de doble rasero. Hombres y mujeres no son juzgados con los mismos estándares. Mick Jagger cumplió la semana pasada 80 años y actualmente alista una nueva gira con los Rolling Stones. Y nadie diría que su banda ya pasó de moda, si es la que más boletos vende en el año que le toca salir de gira. A Jagger, por cierto, se lo ve saltando con las ropas de un veinteañero y nadie lo manda a sentar.
Otro caso es el de Brad Pitt y Tom Cruise, que a sus 59 y 61 años, respectivamente, solo conocen elogios por lo bien que les sienta la edad. Hay, además, héroes de acción bastante veteranos como Liam Neeson, de 71 años, que sigue haciendo sus películas tranquilo, sin que nadie lo mande a jubilar.
El informe de la Organización Panamericana de la Salud sobre edadismo del 2021 critica que “los hombres con cabello gris y arrugas se les considere distinguidos y sabios” mientras que en las mujeres lo mismo se juzgue como “poco atractivo”. Hasta que no se aborde el asunto con justicia, este será un clásico ejemplo de cancha inclinada. //
1) Según Naciones Unidas, una de cada dos personas tiene actitudes edadis- tas, es decir, discrimina a una persona percibida como adulto mayor.
2) La recordada actriz de los años noventa Liv Tyler sostuvo que a los 38 años en Hollywood pasa- ba a ser una “ciudadana de segunda clase”.
3) Según la actriz Geena Davis, las mujeres no son elegidas para papeles protagónicos a los 40 o 50 porque “los hombres quieren parecer más jóvenes”.
4) Carrie Anne-Moss, recordada por su papel de Trinity en la tetralogía de “Matrix”, dijo que pasados los 40 años, Hollywood solo le daba papeles de abuela.
El problema del edadismo
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Según Naciones Unidas, una de cada dos personas tiene actitudes edadis- tas, es decir, discrimina
a una persona percibida como adulto mayor.