Incluso antes de llegar a Túcume, grandes promontorios se vislumbran a lo lejos. Lo que alguna vez fueron pirámides de adobe, hoy son formaciones amorfas de 10 a 30 metros de alto que conforman uno de los sitios arqueológicos más grandes de América, el Valle de las Pirámides en Lambayeque.
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Deformadas por el tiempo, los templos y construcciones prehispánicas han adquirido la apariencia de cerros. Bajo el actual título de apus, se alzan imponentes a la espera de visitantes que pidan permiso para explorar sus senderos. De no hacerlo, se rumora entre guías y pobladores, la amenaza de inutilizar todo artefacto eléctrico en su territorio es una promesa que cumplen a rajatabla, o así lo mencionan turistas cuyas cámaras dejan de funcionar a las 12:00 y 18:00 horas.
Parte de esa mística y espiritualidad que emana el lugar cautivó en la década de 1990 al arqueólogo Thor Heyerdahl. Y recientemente atrajo al percusionista Manongo Mujica, a quien Túcume le reclama un hecho fortuito del que no puede escapar: la coincidencia de la fecha de su cumpleaños con el aniversario del pueblo y su próximo concierto. Todos eventos que ocurrirán el 17 de noviembre.
“Tampoco es coincidencia, ni es gratuito, haber nacido en Perú. Tengo la cuenta pendiente de recordar el pasado y construir con ello el presente. Por eso este concierto busca saldar esa deuda, una que sentimos quienes valoramos a nuestros antepasados”, menciona Mujica, quien con un tambor metálico en mano recorre las cada vez más amorfas edificaciones prehispánicas.
Los caminos de Mujica
Es a través de la música que encuentra su relación con Túcume, un lugar en el que encuentra una profunda conexión con el pasado peruano que tanto apasiona al renombrado músico. Y no solo a él, sino también a su círculo cercano conformado por Rafael Hastings, Julio “Chocolate” Algendones, Jorge Eielson y César Calvo.
Es durante sus viajes por conocer los sonidos del Perú que un momento en particular aparece en la mente de Mujica. Aunque las fechas ya sean borrosas en su memoria, la historia empieza en Tacora, donde Eielson, Hastings y Mujica conocen a unos hombres que los invitan a una “expedición” a Casma. Esto resultó en el peor escenario imaginable para tres apasionados del arte prehispánico: la irrupción en una huaca.
Con torpeza, los huaqueros se abrieron paso rompiendo cántaros y vasijas en busca de un tesoro de mayor valor. La escena de destrucción acabó al escuchar un “¡Acá está, acá está!”. Al aproximarse, los tres amigos observaron cómo los huaqueros alzaban una tela colorida como premio. Aunque la emoción les duró poco, ya que rápidamente el tejido perdió su color y brillo por el contacto con el oxígeno, que finalmente lo volvió marrón. “Son curiosos los caminos del destino. Esas cosas son una paradoja, es un lugar que significa ‘lugar sagrado’ (huaca), y aun así hay personas capaces de destrozarlos con total visceralidad. Hasta hoy, ese sinsabor nunca se me pasó”, recuerda Mujica.
En el presente, lejos de los malos recuerdos, El percusionista ahora se inclina hacia la pintura. Actividad que llevará a cabo en el refugio heredado de Hastings en Máncora. Entre las obras que desea crear se encuentran partituras visuales para que otros músicos puedan tocarlas y mantos de estilo precolombino que despierten en nuevos artistas la sonoridad del mensaje pictórico.
Sin embargo, antes de cerrar este capítulo —que no incluye sus presentaciones con Perú Jazz— y de iniciar un nuevo proyecto, Mujica se prepara para realizar un gran concierto junto al músico Terje Evensen, el violonchelista Fil Uno, la cantante Gabriela Ezeta, los percusionistas, e hijos, Daniel y Gabriel Mujica, y la bailarina, e hija, Anaí Mujica. Todas piezas fundamentales para “Ruinas Circulares”, una experiencia musical que se llevará a cabo en el Complejo Arqueológico de Túcume.
Bajo la premisa de ser quizá su última presentación de esta envergadura. Fuera de las urbes modernas con sonidos discordantes, los ‘sold out’, estadios y calles repletas. El percusionista encuentra en el silencio de Túcume un punto diferente de partida para seguir compartiendo su música, y al mismo tiempo conseguir revalorizar los grandes espacios arqueológicos que abundan por todo el Perú.
“Uno empieza a escuchar el llamado del otro mundo y este podría ser mi gran entrega final. Últimamente, estoy sospechando que la idea de la muerte es una falacia porque sigo en contacto con mis amigos Hastings, Chocolate… hay un lugar inmutable, permanente, ahí iré también, a la casa del silencio”, concluye.
Mujica realiza este concierto, de acceso libre al público, en coproducción con el Museo de Sitio de Túcume, dirigido actualmente por la arqueóloga Bernarda Delgado, ecomuseo que ha sido merecedor del 8vo. Premio Iberoamericano de Educación y Museos por Ibermuseos, además de ser distinguido por la Asociación Británica de Escritores de Viaje (BGTW) como “Mejor Proyecto Mundial de Turismo”.
Proyecciones del cortometraje inspirado en el álbum del que parte este concierto
- 21 de septiembre - Chachapoyas (Cortomute)
- 26 de septtiembre - Trujillo (Cine Chimú)
- 28 de sepriembre - Chiclayo (Museo Tumbas Reales)
- 3 de octubre - Puno (Layqa)
- 6 de octubre - Cusco (Qine)
- 9 de octubre- Arequipa (Centro Cultural Peruano Norteamericano)
- 25 de octubre - Ica (Museo de Sitio de Paracas)
- 8 de noviembre - Lima (CCPUCP)
- 17 de noviembre en Tucume (concierto)
- 21 de noviembre en Mateo Salado (concierto)
La agencia Chaskiventura se suma al proyecto de Manongo Mujica, ofreciendo facilidades para quienes quieran viajar a Túcume para el concierto. Más información en https://www.instagram.com/chaskiventura/
ofinorte@chaskiventura.com
Telefono o whatsapp: 51 978163131.