No esperaba compartirlo en público. Sin embargo, la periodista Manuela Camacho (30) confesó hace poco más de una semana un episodio difícil en su historia personal: sufrió de abuso sexual cuando era niña. Muchos la conocen por su medio independiente Dilo Fuerte, y algunos aún la recuerdan por su participación en el programa para niños y adolescentes “América Kids”. Sin embargo, Camacho ha sabido hacerse con un nombre propio más allá de ambos escenarios. Hoy, es reconocida por defender causas como la educación sexual integral, además de ser valiente activista de luchas como la violencia contra la mujer.
En conversación con Somos, pone sobre la mesa una vez más este tema, visibiliza el dolor y la lucha de las víctimas, y abraza el testimonio propio como herramienta de ayuda para otras mujeres.
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—La violencia contra la mujer en el Perú se ha exacerbado considerablemente. Tú cubres activamente estas noticias en redes sociales y en tu medio independiente. ¿Qué has podido analizar al respecto?
Marzo, que irónicamente fue el mes en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, ha sido también un mes de violencia magnificada. Creo que un factor que está vigente y está jugando partida es la llegada de autoridades conservadoras al poder. Con ellas se está amparando más que antes la mirada machista. Esto, sin quitarle, por supuesto, el peso a nuestro sistema, que es muy revictimizante. En el Perú, lamentablemente, reina la impunidad. Eso hace que agresores sepan que es muy probable que nada les llegue a pasar.
—Sobre la mirada machista, hay dos episodios que han marcado los últimos días. Frases de la ministra de la Mujer y la viceministra de la misma cartera.
Sí. El primero fue cuando la ministra de la Mujer -sobre el lamentable caso de Katherine Gómez- señaló que las mujeres tenían que aprender a elegir mejor. Lo segundo, fue cuando la viceministra planteó que una llamada [a la línea 100] no te va a salvar la vida. Entonces, ¿Cuál es el mensaje que nos deja el Ministerio de la Mujer?... ¿no podemos hacer nada por ustedes? ¿Vean ustedes cómo sobreviven en este mundo hostil y violento? Con eso también le dan argumentos al grupo que desde el Congreso quiere eliminar al Ministerio de la Mujer.
Para convertirlo en el Ministerio de la Familia.
Y no es que la familia no sea importante, ojo, pero acá estamos hablando de una violencia estructural y sistemática contra un grupo particular de la población que son las mujeres, las niñas y las adolescentes. Ha sido una cachetada a las mujeres que la persona que supuestamente nos debe representar (y en quien confiamos para que los operadores de justicia hagan su trabajo) nos dé la espalda de esa manera.
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Trabajas para visibilizar casos de violencia, más allá de tu medio independiente, como persona natural. ¿A qué te enfrentas cuando lo haces?
TikTok es una red que utilizo mucho para estos casos como un canal de denuncias. Me han cerrado la cuenta tres veces, porque hay personas que denuncian mis contenidos. A veces, uno no sabe de lado de quién está el algoritmo. Más allá de eso, recibo acoso todos los días, a través de comentarios y por privado. No es un trabajo sencillo. Sobre todo porque cuando uno trabaja en un medio la información sale amparada por este, pero cuando difundes la noticia con tu nombre, apellido e imagen, el medio eres tú. Y es muy fácil atacar a una persona en particular.
—Cuando estos casos ven la luz, lamentablemente, hay gente que aún culpa a las víctimas por no hablar a tiempo, no tener pruebas y más. ¿Qué opinas al respecto?
Creo que la gente aún tiene un concepto de lo que es la víctima perfecta. Un sinfín de características de lo que ha configurado la sociedad sobre cómo debería lucir. Pero la verdad es que nadie está listo para ser una víctima y que ellas no le deben comportamientos a nadie. Salir de ese lugar de dolor, es muy difícil, no hablan por múltiples factores. Cuesta muchísimo desprenderse de la culpa. Uno siempre se cuestiona qué más pude haber hecho por mí para que no me pase nada. Ser víctima es romper con esa vergüenza y el proceso para verbalizarlo, es sumamente complejo. No saben la cantidad de pasos por los que uno tiene que pasar para poder hablar de lo que pasó, pueden pasar años. Entonces, ¿por qué las víctimas salen después de mucho tiempo? Porque no es fácil saberte víctima.
—Hace poco confesaste en una entrevista que tú también sufriste de abuso sexual. Algo que valientemente decidiste compartir luego de muchos años.
Sí. Yo fui víctima de abuso sexual infantil. No esperaba hacerlo público, pero surgió. Tardé muchísimos años en procesarlo. No hablé de esto con nadie durante el tiempo que sucedió ni en los años posteriores. No fue hasta que fui mayor que lo verbalicé, con mis papás, y se lo conté eventualmente en el lapso de muchos años a algunas personas muy cercanas a mi entorno, a mi familia y a algunas de mis parejas. Pero creo que el valor que tiene contarlo es motivar a muchas otras mujeres a hacer lo mismo, a no cargar con eso como una cruz en el pecho, como algo que pesa en soledad.
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—Recibiste muchos mensajes de apoyo.
Y también testimonios de otras mujeres, además de muchas madres y padres de familia preocupados de que esto pudiese sucederle a sus hijos y preguntándome qué podrían hacer para evitarlo. Yo trabajo en temas de prevención del abuso, entonces para mí es importante hablar con ellos, darles algunas pautas que siento pudieron haber salvado mi vida.
—¿Le dirías algo a la Manuela de hace 15 años?
Que lo que se viene es una montaña rusa de emociones. Que se va a sentir vulnerable, pequeña e indefensa. Pero que en ese dolor que aún siente, en esa rabia que la carcome, encontrará fuerza. Que va a ser capaz de transformar todo eso que vivió en resiliencia. Al final del día, creo que en eso consiste la vida, en aferrarse a la esperanza de que luchando algo vamos a lograr.
—Publicarás un libro sobre este episodio de tu vida.
Sí. Espero que logre salir este año. Es un libro que llevo tres años escribiendo y nació no como la idea de un libro, sino más bien como un ejercicio de mi terapia psicológica en la que traté mi abuso sexual. Con esto he podido cambiar la narrativa de lo que me sucedió y transformar la visión de mí misma pasando de verme como una víctima a una sobreviviente de abuso sexual. Espero, quizá, darles esperanza y coraje a esas mujeres que aún no los encuentran, con mi testimonio. La esperanza de que van a sanar. Que tal vez puedan encontrar en mí a una mujer que está saliendo adelante, que hay una luz al final del túnel. Que alguien que en algún momento quiso irse de esta vida encontró maneras de aferrarse para luchar. //