Maradona: ¿por qué una camiseta de Barcelona usada por Diego está en manos de un peruano?

ESTE ARTÍCULO ORIGINALMENTE FUE PUBLICADO EL 1 DE NOVIEMBRE EN LA EDICIÓN IMPRESA DE SOMOS.

Se llama Diego, es peruano y todos los días amanece con Maradona.

Con Maradona, Juan José Muñante y Víctor Calatayud. Los futbolistas son sus apodos, sus banderas y sus camisetas: así los idealizamos, así alcanzaron prestigio; vestidos así los quisimos. En una caja de cristal y madera de 4 metros de largo y casi uno de alto, empotrada en la cabecera de su cama king de feliz casado, Diego Aka Alakawa ha ordenado una por una las cinco camisetas más gloriosas que ha conseguido en estos primeros diez años de coleccionista. De esas cinco, tres podrían estar aseguradas en un banco. Deberían. Si duerme para el lado derecho, Aka Alakawa levanta la mirada y se encuentra con la camiseta adidas del Jet Muñante, el día en que Teófilo Cubillas bajó de los cielos para hacerle dos goles a Escocia, en el Mundial Argentina 78. Si duerme al centro, su maradoniano pasado lo instala de nuevo en el día en que su primo, Gabriel Toguchi, abrió el clóset de la casa de los Menotti en el centro de Buenos Aires y escucho la voz de Alejandro, el hijo del Flaco, casi ordenándole: “Llevate la que quieras, amigo”. Y eligió una azulgrana que Maradona había usado en el Camp Nou en 1983. Solo eso ya es un capítulo de novela.

Es un poco dormir con Dios, dice.

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Diego Armando Maradona ha cumplido 60 años. Una semana antes, Pelé cumplió 80. Ya la discusión sobre el mejor no se discute: Lionel Messi es un poco los dos todos los domingos y las épicas de Diego y O’Rei tienen cada vez menos sitio en redes sociales. Aunque Maradona se encargue de hacer noticia siempre: el campeón del mundo de 1986 anunció como parte de las celebraciones de sus 60 años la campaña benéfica “Las diez del Diez”, que llevará a distintas ciudades de Argentina una camiseta suya a subasta, junto con representantes de la Cruz Roja. Esa solidaridad contrasta con las peleas con sus hijos y sus ex novias, que viven con Diego en una casa de campo en las afueras de Buenos Aires en aparente tranquilidad. Hasta que el hijo de Tota y Chitoro abre una botella de vino.

Como sea, Maradona está vivo. Ha cumplido 60 años este 30 de octubre y sigue derrotando sus demonios y ahora, una pandemia. Si Messi le ganó al coronavirus en Google y Maradona lo venció en la cancha: le hicieron dos veces el hisopado en el último mes y dio negativo.

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Diego Aka Alakawa es peruano, tiene 38 años, es tripulante de cabina. También es coleccionista de camisetas: ha convencido a su esposa Krizia y su pequeña Terumi, de destinar un presupuesto mensual para conseguir alguna rareza. “El coleccionismo te atrapa”, dice Diego Camisetas, su alias en FB. La culpa de todo la tuvo Maradona.

¿Con qué camiseta arrancaste todo?

No vas a creerme. Tengo un primo que vive en Argentina. Se llama Gabriel Toguchi y a inicios de los 80 jugaba al fútbol con Alejandro, el hijo de César Luis Menotti. Yo era muy chico. En un viaje que hicimos a Buenos Aires con mi papá, Gabriel nos contó que le había pasado algo increíble: tenía una camiseta de Maradona en Barcelona, bellísima.

¡Una camiseta de Maradona!

Sí. Usada en campo. La historia es así. El hijo de Menotti le dijo a Gabriel: “Elige la que tú quieras”. Ellos son muy amigos y fue una forma de sellar su amistad, según me dijo mi primo. ¿Te imaginas abrir el clóset lleno de camisetas de un Menotti?". Gabriel ni siquiera lo pensó: tomó una azulgrana modelo Meyba, con cuello camisero de 1983 y se la quedó.

¿Y cómo llegó a tus manos?

Mi padre la trajo de vuelta a Lima y hasta que falleció, en 2002, esa camiseta estuvo en mi casa. Me costó ponérmela pero yo soy muy de Maradona y eso me marcó. La tengo de foto de WhatsApp. Quedé enamorado de las camisetas, hasta hoy.

En abril del 2017, Diego Aka Alakawa cumplió un sueño: ir al Camp Nou. Allí, 34 años antes, a Maradona le cambió la vida: 1) Ganó la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa en España. 2) Andoni Goikoetxea le rompió el tobillo izquierdo. 3) Conoció la cocaína. A las puertas del estadio del Barcelona, ese teatro, el peruano coleccionista llegó con su esposa y su camiseta marca Meyba de Maradona, puesta por primera vez. “Se me acercó un hincha del Barza -dice Aka- e hizo un giro de 360 alrededor mío y de mi esposa. ¡Maradona, por Dios, Maradona!”, gritaba. Cuando le dije que venía de Perú no podía creer que pudiera conservar una camiseta de esos tiempos".

El enigmático poder del fútbol, de una camiseta, y de Maradona. Borrar fronteras y hacer que mi casa sea tu casa.

MARADONA, HOY

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