Una vetusta hoja de papel recibe la luz del día una mañana de fines de abril, en una sala de San Isidro. En ella puede leerse, de puño y letra de Luis Sobrevilla Alcázar, el esquema genealógico de su familia, descrito con precisión en el testamento de su padre, David Sobrevilla Pacheco. Evidencia claramente cómo él, un médico endocrinólogo jubilado en la actualidad, es descendiente de una de las más importantes próceres de la Independencia del Perú: María Parado Jayo de Bellido. Así también la hija de este, la reconocida historiadora Natalia Sobrevilla.

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