Laboratoria nació como una organización para formar mujeres que quieren aprender y trabajar en tecnología. Fue fundada en 2014 por Mariana Costa Checa, Herman Marín y Rodulfo Prieto. Todo empezó con 15 estudiantes a las que le dieron un curso intensivo para aprender los principales lenguajes de programación y, desde entonces, el proyecto se ha expandido a distintos países de la región, convirtiéndose en un referente educativo que personalidades como Mark Zuckerberg o Barack Obama han destacado.
Con la llegada de la pandemia, la dinámica de trabajo en la organización cambió, pero también se abrieron nuevas oportunidades. “Cuando luego de unas semanas nos dimos cuenta que esto no tenía vuelta atrás, nos enfocamos en optimizar el trabajo remoto, lo que ha permitido que más mujeres de regiones como Tacna o Puno se integren al proyecto”, cuenta Mariana Costa, Ceo de Laboratoria. “Es interesante ver como se han abierto nuevos espacios de comunicación para seguir avanzando”, añade.
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Pero no todo marcha al paso que se debería. Laboratoria acaba de publicar un estudio que presenta las barreras y obstáculos que enfrentan las mujeres para incorporarse a la industria tecnológica en América Latina, un sector en el que constituyen menos del 30% de las personas empleadas. La investigación, además, refleja que en América Latina existe un contexto generalizado de menor participación femenina en la fuerza laboral y que apenas el 52% de las mujeres adultas forma parte del mercado laboral, un 24% menos que los hombres.
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“Todas estas barreras limitan las oportunidades de las mujeres para acceder y desarrollarse en tecnología”, se lee en la investigación “El futuro de la tecnología: inclusión femenina. Una mirada a la diversidad de género en el sector de tecnología en América Latina y lo que deben hacer las organizaciones para favorecer su inclusión”. Esta se realizó en conjunto con el Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab).
—¿Cuáles son las principales brechas que han podido identificar en el estudio?
Hay varias. Primero están las generales, que limitan la participación de la mujer en el mercado laboral en general. Esto se debe a los roles tradicionales que se nos asignan, como por ejemplo la carga doméstica. Y cuando entramos a tecnología, uno bien importante es el estereotipo, pues se cree que los programadores son personas antisociales o con un perfil más geek. También la influencia de una publicidad. Y todo esto finalmente hace que se adopten sesgos de forma inconsciente, que muchas nos llevan a una discriminación laboral o a no tener estrategias de género dentro de las organizaciones. Y así se van generando espacios poco inclusivos para la mujer.
—¿Y esto que mencionas se ve reflejado en los salarios de hombres y mujeres?
Hay impactos de distintos de nivel. Uno son los ingresos. En el Perú tenemos una brecha salarial muy alta, casi del 30 %. Esto, entre otras cosas, pasa porque las mujeres estamos sobrerrepresentadas en los trabajos menos remunerados. En los rubros de ingeniería, finanzas, o tecnología, donde hay más oportunidades de crecimiento, son los hombres que tienen una mayor representación. Por eso hay un sesgo a la hora de negociar el salario. Y pasa que las mujeres ganamos mucho menos por hacer el mismo trabajo.
—¿Cuáles son las recomendaciones que plantean para acortar estas desigualdades?
Yo creo que un primer paso es un compromiso real por parte de las empresas con la diversidad, la inclusión y el cambio cultural. No hacerlo simplemente porque la empresa gane buena reputación. Y partiendo de eso, comenzar un proceso de reflexión profunda en el que se analice cómo se ve a nivel de género mi organización, e identificar rangos de liderazgo por áreas. También podemos comenzar teniendo una mirada más diversa en los procesos de reclutamiento.
—¿Cómo sientes que se ha tocado el tema de la inclusión de género en la campaña?
Siento que los próximos cinco años, pase lo que pase, son años donde nos va tocar desde distintos frentes, sea desde la empresa privada, el Estado o la sociedad civil, apostar por la igualdad de género. Es una agenda que no podemos dejar de lado.
—Pero parece no importar mucho dentro de los planes de los candidatos a segunda vuelta.
Hoy la salud es más importante, pero yo siento que le enfoque de género es transversal a todo lo que hagamos y no se puede quedar fuera. No podemos retroceder en lo avanzando. Si lo hacemos, vamos a pagar las consecuencias. La búsqueda de igualdad permite que todos y todas tengan más oportunidades en este mundo cambiante. Hay que estar preparados para afrontar los retos del futuro.
—¿Cómo se proyectan con Laboratoria?
Un objetivo constante para nosotros es mejorar la empleabilidad de nuestras estudiantes. En esta pandemia, el espacio digital es uno de los que mejor protegidos está. Diría que es uno de los más resilientes. Y las empresas han seguido contratando a nuestras programadoras. Teniendo en cuenta la situación actual del mercado laboral, siento que lo que hacemos cobra una especial relevancia. Otro punto que nos interesa es la descentralización. Nuestra idea es llegar a cada rincón del país y seguir brindando oportunidades. //
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