“A pesar de su independencia, los gatos acompañan”
BRUNO ASCENZO, ACTOR Y DIRECTOR DE CINE Y TEATRO
La pandemia ha permitido que Bruno Ascenzo descubra su lado catlover. Siempre estuvo rodeado de perros: cuando vivía con su familia, cuando se independizó. “De hecho no me gustaban los gatos. No me inspiraban confianza. Melania [Urbina], Carolina [Cano], Anahí [de Cárdenas] tienen gatos y me fueron convenciendo de tenerlo como mascota, pese a que cuando iba a sus casas, pre pandemia, no me relacionaba mucho con ellos”. Eso cambió cuando en abril de 2020 adoptó a Uma, quien se convirtió en la reina de la casa. Tres meses después llegó Yuki (rescatistas la encontraron en un cerro, con pegamento en sus patas y fosas nasales), la pequeña con personalidad avasalladora. Eran tiempos complicados para Bruno: las actividades culturales -su medio de vida- se paralizaron. Uma y Yuki estuvieron siempre cerca para un abrazo, no tan prolongado pero sí reconfortante. “Tienen una empatía bastante más elevada que los humanos que conozco. Ha sido bonito abrazarlas. No arañan cuando nos excedemos de cariño. Aguantan poco tiempo y se quieren ir. En eso somos parecidos”.
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Su rutina, cómo no, ha cambiado. Se levanta temprano porque Yuki salta a su cama a las 5:30 a.m. para dormir a su lado. Anda al pendiente de que no se acerquen a la ventana para evitar accidentes. A veces conversan, juegan cartas y miran el atardecer. “Uma es el cerebro de todas las operaciones de destrucción y Yuki es la autora material. Ha sido un viaje increíble el descubrimiento gatuno. No entiendo cómo no me gustaban antes”, dice feliz.
SOFIA MULANOVICH, SURFISTA PROFESIONAL
“Me acompañan y hacen reír, tienen una energía buena”
Es especial la relación que tiene Sofía Mulanovich con el mar. Ese que ha estado presente desde su infancia, que la reconforta e inspira cuando se detiene a verlo, que la purifica cuando se baña en sus aguas y que también ha enseñado a sus mascotas a apreciar. Menta, la fox terrier que le regaló su tía, es la que más disfruta de las bondades de Punta Hermosa. “Es la más nerviosa y la más malcriada, pero es increíble cómo le gusta el mar, ¡es bien acuática!”. Cuy –el fox terrier que le regaló una amiga del balneario del sur– también disfruta nadar. “Es superbueno, tiene mucha energía y le gusta cantar”. Hace buena dupla con Kiwi (jack russell que fue obsequio de su hermano) en las caminatas diarias que suele hacer la tricampeona mundial de tabla. “Es la más seria, superinteligente y es la alfa: todos la respetan mucho”. Los tres son muy apegados a ella. “Me han hecho la cuarentena más llevadera, de hecho. Nos acompañan y hacen reír. Es buena la energía que tienen”.
Durante el día buscan un rincón soleado para echarse y absorber la vitamina D. Una costumbre de verano es ver los atardeceres junto a sus mascotas y, ahora, a su pequeño Theo.
MITSUHARU ‘MICHA’ TSUMURA, COCINERO
“Hemos acompañado a Ramón en su vejez”
El schnauzer de 13 años ha tenido un rol importante en la relación de Mitsuharu ‘Micha’ y Mariana Frías. Fue gracias a él que decidieron mudarse juntos. “Fue entrenado para ladrar en el departamento donde vivía. Vino a mi casa y nunca ladró”, cuenta el chef entre risas. “Antes Mariana trabajaba fuera todo el día, igual que yo. Si sumo las veces que he estado con Ramón entre el año pasado y este, sería el equivalente a tres años de tiempo compartido con él. Nos ha permitido acompañarlo”. En el último año, Ramón se ha enfermado gravemente tres veces. “Los veterinarios han hecho hasta lo imposible para poder mantener contacto con sus pacientes. Todo se ha acomodado para que podamos acompañarlo”, señala Mariana, que anda pendiente de que Ramón no tenga ningún bulto que pueda ser tumor, de sus gotas en los ojos (recuperó la vista), de aplicarle el medicamento contra la alergia en la piel (lo baña dos veces por semana en casa). Ramón sigue a sus dueños a donde vayan, está presente cuando alguien cocina, raspa la silla para que lo suban y así acompañarlos en la comida. “Uno de los momentos más bonitos del día es cuando nos echamos en la cama en la noche. Normalmente lo abrazo y nos quedamos dormidos de cucharita”, dice ‘Micha’.
SUSEL PAREDES, CANDIDATA AL CONGRESO
“Mis gatos han sido muy importantes para mi salud mental”
A Susel Paredes le gustan los gatos negros. No solo porque cree que protegen los hogares de los malos espíritus, sino también porque sabe que no suelen ser adoptados. Hace un par de años le avisaron de unos gatitos abandonados en una bolsa de plástico en plena Panamericana, en Puente Piedra. Fue hasta allá para rescatar a Ramsés (4), “el sobreviviente absoluto”. Una amiga le contó que su gata tuvo crías y justo había un gato negro. “Ahí vino Pelé [en honor a su futbolista favorito], el más joven y dulce. Los gatos negros generan un buen clima en casa. Me ha pasado que los he visto mirar a un punto en la nada. Ni los molesto porque sé que están haciendo su trabajo”.
Ramsés y Pelé acompañan a Susel en todo momento: a ver los noticieros todas las noches, mientras trabaja en la laptop, en las entrevistas (uno de ellos hizo notar su presencia durante esta plática). “Como ando en campaña y trabajo mi voz, una vez puse a María Callas para ver el tema de sus respiraciones: los gatos se sentaron conmigo a ver el video. Odian el reguetón. Maúllan para que lo cambie”.
De ellos aprendió, por ejemplo, a estirar el cuerpo todas las mañanas. Un hábito para liberar el estrés que la ha ayudado, sobre todo, durante el confinamiento. Otra costumbre que adoptó de sus mininos fue dormir cuando está cargada emocionalmente. “Ahora que estoy en campaña, hay momentos en que termino una entrevista terrible o una reunión larga y me siento cansada. Entonces me ducho, duermo media hora y estoy como nueva”. La lección más importante: vivir un día a la vez.
RAFAEL LANFRANCO, ARTISTA PLÁSTICO
“Lupo y Cristina siempre van a ser una presencia positiva en la casa”
En la casa de Rafael no faltan las risas a borbotones, provocadas por las ocurrencias de Cristina (8) y Lupo (7), sus perros adoptados de 25 y 40 kilos respectivamente. A Cristina la rescató una veterinaria de una construcción en Miraflores. Estaba famélica. “Mi esposa la vio en un post en Facebook. Hace tiempo veníamos dándole vuelta al tema de tener un perrito en casa. Fuimos a la veterinaria y la trajimos a casa”. La sacaba a pasear al faro y fue conociendo a otros dueños, con los que formó una ‘mancha’ dog lover. Una tarde encontró a un perro, que no pasaba del año, jugando con otros canes. “Lo abandonaron con plato de comida y todo”. Lo convencieron de tenerlo en casa mientras buscaban un adoptante. “Le dije a mi esposa, que en ese momento estaba embarazada, que el perrito se iba a quedar unos días. La típica. Se terminó quedando con nosotros”. Lupo, que es más amigable y cariñoso, hizo buena dupla con Cristina, que es más selectiva para relacionarse.
“Mi hijo de cinco años está aprendiendo a lidiar con dos perrazos, lo cual es bueno porque les agarra confianza. Al mayor, que tiene un carácter más fuerte, lo respetan un montón. Sobre todo Lupo”. No hay día que no se diviertan con sus ocurrencias. “Cuando les damos permiso para que suban a la cama, para ellos es como si los llevaran a Disneylandia. Lupo se trepa y parece un chancho en barro. Cristina se mete debajo. Siempre van a ser una presencia muy positiva en casa”.
OSVALDO CATTONE, ACTOR, DIRECTOR Y DRAMATURGO
“¡Amores de mis vidas, cómo las hago callar!”
Por Gabriela Machuca Castillo
El ya legendario Osvaldo Cattone conversó muchas veces con Somos en las cuatro décadas que vivió en el Perú, largo y entrañable tiempo en el que fue uno más de nosotros. Uno de estos encuentros ocurrió en su casa de Villa, en mayo del 2017. Entonces él criaba a tres perras que eran muy divas. O tres divas que “eran muy perras”, como a él gustaba bromear. Una se llamaba Sophia, por la Loren. También estaba Gilda, por la Hayworth. La tercera era Pitou, bautizada como un personaje de sus obras de teatro. Minutos antes de sonreír para el flash, el actor, director y promotor teatral renegaba con ellas porque interrumpían la entrevista al ladrarle sin respiro al fotógrafo, ese intruso que se paseaba por sus dominios en busca de locación para la sesión. “¡Cállense, carajo! ¡Amores de mi vida, cómo las hago callar!”.
En ese hogar todos eran temperamentales. Tanto, claro, como incondicionales los unos con los otros.
El inagotable Osvaldo siempre fue un amante de los animales. No era raro que, cuando el corazón no le diera para más, terminara cediendo y llevándose a su hogar algún otro desafortunado de la calle, que pasaría a ser su nuevo protegido. Hasta mayo del año pasado, al menos, tenía cuatro perros y una gata. Los días recluído en casa por la pandemia se hacían más llevaderos por esa otra compañía que dirigía, rescataba y cuidaba. “Ya saben que no puedo estar quieto. Ahora que estoy todo el día en casa me han agarrado un ‘camote’... atenderlos, atendernos, nos hace bien a todos”.
Al parecer, un Schnauzer, otra gata y dos tortugas también integraron el clan durante sus últimos meses, antes de que él partiera definitivamente el último 8 de febrero. Vaya que lo van a extrañar. Así como el resto de los que nos quedamos.
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ADOPCIONES EN PANDEMIA
Anaís Anaya, de Voz Animal Perú (www.vozanimalperu.com), cuenta que el albergue registró 232 adopciones solo en el 2020. “En un mes incluso hubo hasta 45 adopciones”. Este año, sin embargo, han disminuido, dice Andrea Suárez, de WUF (www.wuf.pe). Anímese a llevar un perro a casa: la familia y su salud emocional se lo agradecerán. //
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