Miles de niños disfrutan la moderna infraestructura construida para Lima 2019

Pasada la resaca feliz de los Panamericanos de Lima 2019, con el bonito recuerdo asentándose en el fondo de la memoria, la duda que inquietó a muchos fue qué pasaría con la magnífica infraestructura A1 que se levantó para la ocasión. La alarma era válida, considerando el historial triste de elefantes blancos que se suelen evocar cuando se piensa en la gestión pública; algunos, eso sí, hechos con las mejores intenciones.

De ahí la sorpresa cuando uno se entera de que, sin tanta prensa como el año pasado, las modernas sedes de Lima 2019 –como la remozada Villa Deportiva Nacional, el Complejo de Villa María del Triunfo, el Polideportivo de Villa el Salvador y más– sí están siendo usadas actualmente y de una manera acaso más intensa que en la época de los Juegos.

Expliquemos: esta vez ya no son solo atletas de alto rendimiento los beneficiarios de las piscinas olímpicas, las pistas de atletismo, los estadios de rugby, las canchas de bowling y velódromos, entre otros, sino niños y jóvenes, curiosos del deporte, que desde enero de este año forman parte de los diversos Programas de Formación y Captación de Talento que se han implementado.

El lector podría confundir esto con un clásico plan veraniego de vacaciones útiles pero es algo mucho más completo, pues los inscritos en verdad son formados y evaluados permanentemente por las distintas federaciones del país con miras a ubicar y desarrollar el potencial temprano de los deportistas del mañana. Alguna de las niñas que corren felices en la pista atlética podría ser la próxima Gladys Tejeda. El asunto es descubrir y estimular a tiempo.

“En los días de Lima 2019 nosotros tuvimos a más de 6 mil atletas en las instalaciones de los Panamericanos; ahora, en este verano, hemos tenido a cerca de 10 mil pequeños deportistas por los programas de formación y captación”, dice con un suspiro Alberto Valenzuela, director ejecutivo del recién estrenado Proyecto Especial Legado, la entidad creada por el Gobierno para gestionar lo que se consiguió durante los Juegos, algo que incluye la infraestructura, así como activos menos tangibles.

De acuerdo con Valenzuela, la promoción del deporte a una temprana edad es una inversión social que en otros países incluso puede ser objeto de medición, con indicadores como descenso de violencia, de venta de drogas, de reducción de obesidad y deserción escolar. Es una inversión que vale, que rescata a niños en estado de vulnerabilidad y hasta salva vidas.

Gracias a la infraestructura que dejaron los Panamericanos y Parapanamericanos 2019, muchas federaciones de deportes ya no tienen que alquilar canchas privadas para poder practicar. Hoy se cuenta con recintos de vanguardia y la misma tecnología deportiva como la que se verá pronto en los Juegos Olímpicos de Tokio.

Para Valenzuela, la promoción del deporte a esta edad inculca, además, valores como la perseverancia, el esfuerzo, el trabajo en equipo y el cumplimiento de metas, cuya utilidad trasciende largamente las canchas deportivas.

Algunos programas han sido un éxito rotundo que ha sorprendido a los organizadores, como el de rugby, uno de los más económicos. Como recuerda Sisy Quiroz, gerenta general de la federación de ese deporte, esperaban que se inscriban unos 100 niños y fueron al final más de 300, muchos de ellos de la zona de Villa María del Triunfo, distrito en el que la federación hace mucho trabajo en colegios. Cerca del 30% de los inscritos de rugby son mujeres.

Otros deportes no muy populares en el país, como badminton, hockey, béisbol y waterpolo también han tenido gran acogida. Y aunque los programas culminan a fin de este mes, los buenos resultados han hecho que el Proyecto Legado considere ampliar el trabajo a todo el año, con programas de invierno que se ajusten a las exigencias y los horarios de la vida escolar. //

LA OPINIÓN

DEPORTE E INCLUSION, por Sebastián Suito

LidLab, laboratorio de investigación deportiva

“Durante Lima 2019 escribimos la página más exitosa de nuestra participación en juegos deportivos. El reto ahora es poner ese esfuerzo, inversión y energías al servicio del desarrollo del país. Ello significa, a través del legado deportivo, fortalecer el vínculo entre la agenda deportiva y agendas no deportivas vinculadas al desarrollo. Hay experiencias que debemos saber tomar en cuenta; una de ellas, la inglesa. Desde el año 2000, la política deportiva allá ha sido reorientada para que considere mayores vínculos con agendas de salud, seguridad ciudadana, educación e inclusión social. La política deportiva cambia de la inversión por el bien del deporte a la inversión en el deporte como bien social. Se debe medir el impacto social de la inversión en deporte. Solo así se logrará esa relevancia mayor en el desarrollo del país”.