El pedido por una moda más inclusiva se ha discutido -contundentemente- en distintas partes del mundo. Gigantes como Victoria’s Secret han tenido que reformular sus discursos para no desaparecer ante una nueva generación que exige más diversidad. En el plano local, más personas reclaman una moda representativa. Pese a ello, la industria peruana aún está lejos de serlo. El camino está, pero se ve frenado por males como el racismo y la discriminación.
Si nos centramos en la comunidad afro, su representación en la moda peruana podría ser bien contada con los dedos de ambas manos. Lo explica la periodista y blogger Adriana Seminario en su libro “Modelos Peruanas (que se ven peruanas)” (Anagrama, 2017): a inicios de la década de los 90, la presencia de modelos afrodescendientes era prácticamente nula. Fue todo un boom que la afroperuana Mercedes Navarro ganara un concurso de belleza de la revista Caretas, en 1997. A ella, le seguirían Julissa Zuloaga y las hermanas Miryam y Elizabeth Aedo, hoy referentes de las pasarelas de los 2000.
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Referentes para el cambio
La modelo y activista Natalia Barrera confiesa que nunca tuvo una buena relación con sus maestros por temas de racismo. Eso, cambió cuando a los 15 años conoció a su profesora de modelaje en el concurso “Miss Teen” de Marina Mora. “Creo de se llamaba Sandra, soy mala para recordar nombres. Yo era una de las pocas adolescentes de piel oscura que participaba del certamen, y ella, una mujer negra. Siempre me motivaba. Fue uno de los momentos más importantes de mi vida, el primer espacio donde me dijeron que era bonita”, cuenta hoy la modelo de 1.78 cm.
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La modelo Denisse Martínez, por su parte, recuerda que su inspiración fue la ex Miss Perú Rosa Elvira Cartagena. Su tía. “La veía y pensaba: ‘quiero ser como ella’”. La oportunidad llegaría luego de ver el trabajo del diseñador Iván Vásquez en televisión y empezar seguirlo en Facebook, sin imaginar que terminaría contactándola e invitándola a participar en uno de sus desfiles. Ese fue su debut. “Desde pequeña, crecí con la idea de que las personas negras solo servían para la cocina y el deporte. No encontraba personas afro en la moda. La representación es necesaria: no es posible que los niños piensen que no pueden hacer ciertas cosas porque no encuentran personas que luzcan como ellos”.
¿Inclusividad?
Aunque las puertas de la moda se han abierto para las personas afrodescendientes en los últimos años, ello no ha cancelado la presencia de experiencias racistas hacia la comunidad. “Muchas veces los castings dicen ser abiertos, pero al final no es así […] Cuando recién empecé a ir con mi cabello natural, no me dejaron entrar. Recuerdo que apenas llegué a uno la persona en la puerta hizo un sonido de fastidio y le dijo a alguien más ‘pásame un cuaderno para bajarle el cabello’, era la única con cabello natural en esos momentos”, cuenta Barrera.
Lo anterior, sumado a ser parte de la comunidad LGBTIQ+ o migrante, acentúa la situación. “Ser afrodescendiente y además pertenecer a la comunidad LGBT es otra historia. Ya de por sí el machismo nos invita a ser misóginos gratis, desde que somos pequeños. Si a eso le sumas ser negro, terminas cargando con más”, dice ‘Prince’, bailarín y modelo queer de padre peruano que migró desde Venezuela a los 8 años. “Me molesta que nos llamen minorías. Les dicen a las mujeres minoría, a la comunidad LGBT minoría, a la comunidad afro minoría... y no, somos millones de personas como para serlo”. Cuando habla de representación, no duda en mencionar a Javiera Arnillas, modelo trans y activista, con quien comparte amistad hace 4 cuatro años. “La conocí en el año 2017. Estamos 2021 y recién aparece otra persona afro trans en una campaña internacional: yo. Mira cuántos años han tenido que pasar. Por eso, es necesario que, si tienes la plataforma, le brindes a más gente visibilidad, les des voz”.
Hasta el momento, ambos podrían considerarse como únicos referentes afro LGBT con ‘popularidad’ en la moda peruana. Representación mínima que se da por el poco acceso a oportunidades, o, como relata Arnillas, al hecho de que “muchas veces ellos mismos tengan que generar estos espacios, para poder cumplir sus sueños”. Aunque la moda es percibida como frívola, la activista considera que toda tribuna suma a la lucha. “La moda puede abrir conversación sobre temas relevantes. Este espacio de representación impulsa a construir referentes positivos sobre la comunidad. En mi caso, por la falta de ellos, no fue hasta la universidad que creé una imagen que me hiciera sentir orgullosa de ser una mujer negra”, comenta.
La delgada línea hacia la apropiación cultural
Abrir puertas hacia una moda sin estereotipos involucra a todos los actores del medio, incluidos diseñadores. Desde la creación de colecciones con mensaje hasta la representación fiel de modelos diversas en sus pasarelas, ellos también suman al cambio. Sobre el primer punto, es necesario discutir el profundo debate de la apropiación cultural, que en particular a aqueja a la comunidad afrodescendiente. Decenas de firmas de moda han caído en el error de hacer lucir a sus modelos peinados y tenidas con trasfondo histórico-cultural sin tener en cuento lo que ello implica. “No se puede hablar del cabello afro como una ‘estética o moda’ porque hay todo un background cultural. Es importante reconocer que detrás de todo eso hay personas, historias de lucha”, resalta el diseñador Genaro Rivas, quien heredó la vena artística del lado de su padre y abuelos, peruanos afrodescendientes.
El diseñador Amaro Casanova, por su parte, confiesa que sus raíces afrodescendientes son parte importante de su inspiración, terminando influenciado fuertemente por las tradiciones familiares cada que empieza a crear una colección. Para él, la moda no es solo un producto, sino también una herramienta comunicativa. “Es pretexto para decir algo necesario desde el flanco del diseño. Tenemos la oportunidad de exponer creativamente situaciones y realidades. Siempre busco reflejar el hecho de ser afrodescendiente con orgullo. El hecho de ser gay. Temas que, aunque no son discutidos con regularidad, no dejan de ser importantes”.
La aceptación de la diversidad del cuerpo ha iniciado un camino en la moda peruana. Aunque pocos, los referentes que ponen voz al cambio son inspiradores y decididos. Queda, pues, que la expresión de diversidad sea tomada como un compromiso real, y no mera tendencia.
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