A 10 años del último show de Gustavo Cerati: un repaso por cinco momentos memorables de su carrera
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Le envío un correo electrónico a Osvaldo Cattone pidiéndole una entrevista y me contesta que está de acuerdo. “Llámame a la hora que quieras. He suspendido todas mis citas sexuales por ahora. Y no voy a las discotecas hasta pasada las 11 pm...”. Así es él. Ese sentido del humor y positivismo bien plantado en la tierra provoca que uno quiera conversar con el director y productor argentino de 87 años cada vez que se tiene la oportunidad. Esta vez, además, había noticia. Por fin, después de tantos años de negarse, está escribiendo su autobiografía. El confinamiento obligatorio a causa de la pandemia lo terminó por entusiasmar. Y esa energía, claro, que siempre lo tiene inquieto.
Cuando empezó la cuarentena estabas por estrenar en el Marsano “El rey se muere”. Ibas a actuar otra vez…
Sí, estábamos a 10 días y lo iba a dirigir Édgar Saba. En el elenco estaba Martha Figueroa, Wendy Vásquez, Christian Ysla, Pablo Saldarriaga y Haydeé Cáceres. Es una obra maravillosa, política, inteligente, satírica y toma un poco en broma, de una manera muy cruel, la vida de un monarca en un país subdesarrollado que está hundiéndose. Este proyecto estaba listo ya. Tanto así que en el teatro, al que no he vuelto, el decorado se quedó puesto y la ropa está en los camarines. Ya había tenido toques de queda con Alan García, pero por horas, no todo el día… Ya en esta situación, con 87 años, me dije: “bueno, qué hago para no enloquecer. Agarré pintura y un rodillo que tenía y pinté la pared deteriorada de un cuarto. Luego, otra. Después arreglé mi biblioteca. Habían libros apolillados, los limpié, los ordené por autores, colores y me quedó una biblioteca estética preciosa.
No puedes estar quieto…
No puedo. Empecé a hacer cosas e inclusive de ocuparme un poco más de mis animales porque yo todos los días salía a las 3 de la tarde y volvía a la 1 de la madrugada. Ahora me tienen todo el día en casa, así que me han tomado un camote…Tengo cuatro perros y un gato.
Además, por fin estás haciendo tu autobiografía. Habías dicho que no la concretabas porque no te sentías con derecho de contar la historia de las personas que habían pasado por tu vida.
Encontré un modo. Yo pensaba que comprometía un poco a gente que de pronto no tenía ningún interés de estar en el libro. Con qué derecho iba yo a contar intimidades o con qué derecho iba a ser hipócrita de evadirlas. Pero hallé la forma sin dar detalles específicos de algunas cosas, sugiriendo otras y sin dar tanto nombre. Pero está la esencia y la verdad de mi vida. La cuarentena me dio el empujón.
¿Qué más has hecho?
He gozado bastante de la casa. Ya me leí cinco libros, mando whatsapps, hablo con la gente, veo televisión. Acabo de terminar la primera temporada de la serie “Dark” que me pareció impresionante. Me entretengo sin ignorar lo que estoy pasando definitivamente. Y, bueno, uno se va acostumbrando…
¿Extrañas algo de lo que se llama ahora la ‘antigua normalidad’?
Eso de la antigua normalidad me desconcierta un poco… ¿Quién nos dijo a nosotros que vamos a empezar una vida nueva? Yo creo que todo va a pasar…cuando leo en Facebook que algún amigo dice que hay que pensar en ser más buenos o rencorosos, que hay que tener menos odios y envidias… Yo pienso que el que es un hijo de puta va a seguir siendo un hijo de puta. La pandemia no lo va a cambiar. Creo que cuando salgamos de esto sí nos va a dar una ilusión muy grande. Vamos a volver con más energía porque tenemos ganas de vernos. Me parece que vamos a tener un ímpetu por vivir, pero tampoco sé si el mundo va a ser distinto. El barbijo (la mascarilla), el distanciamiento de dos metros, el estar desinfectándote con alcohol … Todo eso en algún momento va a tener que terminar porque el ser humano es el ser humano desde la época de las cavernas. Los instintos primarios se van a conservar.
¿Has salido alguna vez?
No, ni me he asomado a la puerta. Vivimos cinco personas aquí. Un empleado va con la bicicleta a la bodega y trae las provisiones. No saldré para nada… Ayer me llamaron de Saga Falabella para decirme que tenía una deuda de 90 soles del mantenimiento de la tarjeta. Les dije: “yo no pienso ir al banco a pagar la deuda ahora”. Me dicen que lo haga por Internet. “No, yo tengo 87 años y no sé pagar por Internet. Yo voy a ir a pagar esos 90 soles cuando alguien me dé permiso para salir de casa. Por ahora no salgo”. Y me dicen: “Bueno, los intereses van a subir...”. Les contesté: “¡Me importa un carajo los intereses! Nos están diciendo que no salgamos, déjense de joder…”.
Lees noticias sobre la pandemia. ¿Te informas?
Por supuesto. Veo el noticiero argentino por la mañana y el peruano por la noche.
¿Y dosificas lo que ves o te obsesionas con el tema?
Yo estoy en este oficio hace mucho y sé cuál es la parte de verdad y la amarilla en las noticias. Es como cuando uno va al velorio de una persona famosa y te preguntan: “¿Y, qué piensa, cómo se siente?” Me pasó en el de Ofelia Lazo. Insisten. ¿Cómo se siente? ¿Cuánto le duele? Es ridículo, pero ya conozco el mecanismo. Sé qué ver, qué leer y que no.
Hemos conversado antes del tema de la muerte. Siempre has dicho que quisieras vivir para siempre. ¿Cuánto más estás pensando sobre el tema en estas semanas?
Bueno, mucho más. Incluso, he llegado a pensar, como en una película de ciencia ficción, si este encierro en el que me veo obligado será mi encierro definitivo. Yo tengo 87 años, puede que no salga más que aquí. Es humano pensar eso…Es muy fuerte lo que está pasando, yo lo considero una guerra nuclear. Este es un evento que se multiplica. No uno que de repente pasó por Lima, luego por Buenos Aires y ya pasó... Además creo que los gobiernos no dicen la verdad. Yo creo que en China, España e Italia hay muchos más muertos de los que dicen. No lo hacen porque no quieren asustar a la población. Y no solo ha muerto la gente mayor… No, también muchos jóvenes.
Cuántos doctores…
Cuántos…Pienso que por más juramento de Hipócrates que hayas hecho, yo pienso que debe ser terrible ser médico en este momento y atender a uno y a otro y a otro y a otro. Felizmente la ciencia está avanzando mucho. Con el paso del tiempo se está sabiendo más, cómo atacarla. Está tremenda la cosa, pero va a pasar. Todo pasa. Todo. Volveremos. //
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