Impactantes apariciones en medio del cielo. Luces o sombras proyectándose desde las estrellas a través de algún silencioso bosque. Repentinas abducciones. Bases secretas, ubicadas entre montañas perdidas o en desiertos inhóspitos. La llegada oculta de algún visitante, inesperado o no. Las escenas las hemos visto todos en el cine gracias a Steven Spielberg, Roland Emmerich y varios otros realizadores más. Es inevitable pensar que esa influencia audiovisual ha sido decisiva para sembrar una curiosidad que -en muchos- terminó por convertirse en una ansiosa expectativa. La de ver que esas apariciones confusas, o fotos borrosas de ovnis en sus supuestos paseos por nuestro planeta, se conviertan algún día en una realidad. También está, por supuesto, el miedo. Es de esperarse que, de haber vida en otros planetas, los extraterrestres no sean todos como E.T., Starman, Mi Marciano Favorito, Alf o Paul. Podrían ser, más bien, como en “Día de la Independencia”, “Señales”, “Marcianos al ataque” o “La guerra de los mundos”. Sus “naves espaciales” podrían resultar tan impresionantes como su propio aspecto. Y quizá no lleguen en son de paz.
Por eso, no sorprende que el supuesto avistamiento y derribo de varios objetos voladores no identificados por parte de Estados Unidos -y uno en Canadá- en días recientes haya llamado la atención del mundo entero. Dichos fenómenos dejan a su paso muchas preguntas sin responder. ¿Eran todos globos-espía chinos en busca de información clasificada? ¿Eran drones? ¿Globos civiles de investigación científica? ¿Alguna potencia rival probando armas o satélites con propiedades aerodinámicas desconocidas por Occidente? ¿Los marcianos llegaron ya?
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Las versiones, ‘fake news’ o el secretismo han variado de acuerdo al espectro y conveniencias políticas de cada cual, como en la peor de las películas de ciencia ficción contemporáneas. “Cómo el Pentágono empezó a preocuparse por los ovnis”, de National Geographic o “Cómo la NASA está cambiando su investigación de los objetos no identificados”, de “El País”, son titulares de reportajes que bien podrían aparecer en las primeras escenas de una de esas películas, como preámbulo a una invasión alienígena.
En nuestro país, las ansias por saber (y por ver) más nunca cesaron, ni siquiera en pandemia. En enero del 2020, el programa “De película” (ATV) informó sobre el avistamiento de un ovni en el cerro San Cristóbal. Registraron también otra aparición ocurrida tres semanas antes, en San Isidro. En ambos casos eran esferas que no se comportaban precisamente como drones y que podían aumentar su velocidad repentinamente hasta desaparecer en milésimas de segundo. Similares objetos voladores se han visto, en los últimos años, en otras partes del mundo. Sixto Paz, conferencista del fenómeno ovni en todo el mundo, reveló que, en marzo del 2014, en una visita a Chilca con la conductora de “Caso cerrado”, Ana María Polo, y algunos periodistas, la presencia de objetos voladores en la playa sureña pudo -según contaron los presentes- comprobarse.
¡Llévenme con su líder!
La fascinación por la vida en el espacio sigue, así, imperturbable. “Dicha fascinación viene desde que fuimos comprendiendo lo enorme y vasto que es el universo. No obstante, hasta el momento no se ha encontrado evidencia científica de ello”, nos dice la astrofísica Vanessa Navarrete, quien se desempeñara como asistente de investigación en la Dirección de Astrofísica de Conida, la agencia espacial del Perú. “Supongo que la ciencia ficción ha contribuido en gran medida a que nos obsesionen los ovnis. Y la industria cinematográfica ha recaudado millones con ese tema, que hasta el momento sigue siendo mero entretenimiento. Buscamos una explicación a aquello que no conocemos. En la antigüedad se creía que los cometas y los eclipses eran malos augurios y ahora sabemos que son fenómenos astronómicos que incluso podemos predecir debido a las observaciones”, afirma la especialista que también menciona las teorías conspirativas de las que se ha hablado en webs y redes sociales en los últimos días.
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Navarrete asegura que no suele revisar artículos referentes a los avistamientos porque considera que son, como en muchas ocasiones, producto de fenómenos meteorológicos, globos sonda con sensores o drones. Y no lo dice por cerrarse a la posibilidad de que hubiera vida en otros planetas, sino porque de acuerdo a lo establecido por el astrónomo Frank Drake, las posibilidades son muy pequeñas. En su ecuación para hallar vida inteligente fuera de la Tierra, Drake consideraba la posibilidad de que existiera una civilización tecnológica como la nuestra para lograr una comunicación, pero esta civilización tendría que haberse formado de manera simultánea con la nuestra. “Y para que esto sucediera –dice Navarrete– tendría que ocurrir en una estrella que albergue planetas y que estos planetas tengan la posibilidad de albergar, a su vez, vida. Además, tendríamos que estar a una distancia en la que podamos recibir esas ‘señales’. Todo ello me lleva a pensar que es difícil poder lograr esta comunicación. Pero, si se lograra, lo tendríamos en primeras planas de las revistas científicas dando validez a tal hallazgo”.
Ya están aquí
Esta semana, según reportes de la Casa Blanca, el mismo presidente Biden instruyó a la comunidad de inteligencia de Estados Unidos para que estudiaran el fenómeno de objetos aéreos no identificados, por causa de los últimos avistamientos. Digamos que no sería desatinado pensar que hay algo ocurriendo. La Dirección de Inteligencia Nacional (DNI) de dicho país señaló en su informe del 2022 que se habían examinado 510 avistamientos de fenómenos anómalos no identificados (UAP, por su sigla en inglés), entre otros. Se analizaron cerca del triple de casos en comparación con el 2021. Que el gobierno estadounidense acepte siquiera la posibilidad de que la presencia extraterrestre podría ser real, pone en otro nivel las especulaciones.
“Tanto en la genética como en el inconsciente colectivo de la humanidad está que nuestro origen viene de las estrellas”, nos dice Sixto Paz Wells, reconocido ufólogo que dijo haber experimentado abducciones. “Es natural que queramos volver a ellas, en comprensión y en conciencia”, agrega.
Para él, los ovnis nos atraen porque sabemos que, con supuestas civilizaciones extraterrestres que empezaron antes que nosotros, podría haber respuestas a las grandes incógnitas del ser humano. “Por eso es que ansiamos esa conexión con el cosmos o con esos hermanos mayores del universo, no para saber necesariamente la verdad, porque la verdad es relativa, pero sí para saber cuáles son sus puntos de vista sobre los temas fundamentales del ser humano: la vida, la muerte, la divinidad, la trascendencia, el sentido de la vida, el origen de todo, o los mecanismos para revertir enfermedades y otros problemas”, agrega.
Paz es un ferviente creyente de que hay vida en otros planetas. Desde un enfoque más bien espiritual, el experto en ovnis asegura que las teorías de conspiración vienen como consecuencia de las políticas de ocultamiento de información sobre el tema, que se remontan al Caso Roswell. La idea fue aprovechar la tecnología de la nave que, supuestamente, se estrelló en la ciudad estadounidense del mismo nombre en 1947. “Sabemos que cualquier conocimiento que uno tiene y que no tienen los demás, da una gran ventaja sobre el resto. Por eso, todas las grandes potencias están involucradas en esa política de ocultamiento”, dice Paz. No obstante, el ufólogo sí está convencido de que, en el caso particular del reciente avistamiento y derribo de FANIS (fenómeno anómalo no identificado) en Norteamérica, es probable que estemos hablando de globos espía chinos. Un envío que surge a consecuencia de las tensiones entre ambos países tras el conflicto Ucrania-Rusia, y las tensiones entre China y Taiwán. Todo, como parte de la lucha por la supremacía política mundial.
En planos más locales, aunque no menos pacíficos, ¿en qué punto de este misterio estamos exactamente los peruanos? Quizá convenga dividirnos en dos grupos. Por un lado están los que pasarán por Chilca para un heladito ‘ovni’ o ‘E.T.’ y se darán por satisfechos. Por otro, los que aplicarán el famoso lema que aparece en el póster que el agente Fox Mulder tenía en su oficina -en la serie “Los expedientes X”- cada vez que lean alguna noticia vinculada a un avistamiento: I want to believe (quiero creer). //