Julio Novoa, voluntario de CREA, alimenta a un pequeño lobo de río. (Foto: CREA)
Julio Novoa, voluntario de CREA, alimenta a un pequeño lobo de río. (Foto: CREA)
Gabriela Machuca Castillo

Wolverine es un perezoso de dos garras que llegó al , de , cuando tenía tres meses de nacido, hace poco más de un año. Entonces había sido encontrado en muy mal estado debido a que la deforestación indiscriminada destruyó su hábitat. El refugio le permitió crecer y desarrollarse aún cuando aquello era muy difícil para una especie como la suya. Así vivió feliz comiendo zanahorias y a salvo todo este tiempo. Hoy su vida corre nuevamente peligro porque el sitio no tiene suficientes fondos para comprar comida y medicinas. Sucede que la pandemia ahuyentó a los turistas que hasta allí llegaban para conocer a otros animales silvestres como él que ahí eran rescatados, cuidados, y luego, devueltos a la selva. Al igual que CREA, otros dos espacios privados similares tampoco tienen todos los recursos para subsistir. En total los tres protegen a más de 300 animales de la zona.

Arriba: En CREA también se cuidan manatíes. Abajo: Los turistas ya no llegan a visitar a los animales debido al Estado de Emergencia por la pandemia generado por el coronavirus.
Arriba: En CREA también se cuidan manatíes. Abajo: Los turistas ya no llegan a visitar a los animales debido al Estado de Emergencia por la pandemia generado por el coronavirus.

Dada la situación, un grupo de voluntarios de Lima e Iquitos se han organizado para ayudar a CREA y los centros de rescate e I. Así, reúnen dinero para evitar que mueran de hambre o por falta de medicamentos. Silvanna Peraldo, emprendedora y economista, forma parte de este. “Uno puede ayudar con lo pueda. Diez soles, por ejemplo, alimentan a un loro por dos semanas. Una sola persona, en verdad, puede salvar la vida de un animal mientras la crisis sanitaria se va resolviendo”, explica.

Perezoso.
Perezoso.
Tortuga taricaya.
Tortuga taricaya.
Tapir.
Tapir.

Peraldo detalla que la campaña tiene tres fases: la primera es conseguir dinero para que no mueran de hambre; la segunda, generar nuevos ingresos para hacer sostenible el funcionamiento de los centros de rescate a través de sorteos, la venta de merchandising o mediante un sistema de apadrinamiento; y por último, respaldar el cumplimiento de la ley que penaliza el tráfico de fauna silvestre y la venta de los animales en los mercados de la zona.

Hay que recordar que en nuestro país son, al año, unas 4.000 las especies decomisadas a traficantes de fauna silvestre. Estas son puestas en diferentes centros en todo el Perú, siendo los de la Amazonía los de mayor concentración de ejemplares. Los rescatados requieren ser rehabilitados debido a las pésimas condiciones sanitarias en las que se encuentran (heridos, deshidratados, con lesiones dérmicas, en pobre estado de carnes, agonizantes algunos).

Los centros de rescate recogen a animales silvestres perjudicados por el tráfico ilegal, los rehabilitan y los preparan para regresarlos a su hábitat natural. Aquí liberando manatíes en la Reserva comunal Tamshiyacu Tahuayo.
Los centros de rescate recogen a animales silvestres perjudicados por el tráfico ilegal, los rehabilitan y los preparan para regresarlos a su hábitat natural. Aquí liberando manatíes en la Reserva comunal Tamshiyacu Tahuayo.

¿A qué se dedican estos tres centros de rescate?

CREA funciona gracias a la alianza entre el Dallas World Aquarium Zoo, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana y Acobia-DWAzoo. Ellos desarrollan programas de rescate, rehabilitación y liberación de especímenes de mamíferos acuáticos y fauna silvestre en peligro en Loreto. Desde su creación en 2007 han logrado rescatar 60 manatíes, de los cuales 25 fueron exitosamente reintroducidos a su hábitat natural.

Entre los visitantes de CREA han desfilado personalidades conocidas. Aquí el actor Robert De Niro.
Entre los visitantes de CREA han desfilado personalidades conocidas. Aquí el actor Robert De Niro.

Pilpintuwasi es un orfanato de animales, un centro de rescate y custodia temporal de fauna silvestre localizado en un área de 20 hectáreas en la comunidad de Padre Cocha. Trabajan junto a la policía ecológica para confiscar y llevar a los animales de los mercados, aeropuertos y algunas casas, donde las especies son retenidas en condiciones deplorables. Acá los ambientes son de semi cautiverio, una vez recuperados, si es posible, los animales viven libres, fuera de jaulas o en recintos que simulan su ambiente natural.

La Isla de los Monos, por último, es un centro de rescate libre de jaulas localizado a unos 30 kilómetros de Iquitos. Esta protege y conserva más de 20 especies de monos huérfanos y abandonados.

Así podemos ayudar a más de 300 animales de la Amazonía en peligro

Apoyo del Estado no alcanza

Cabe señalar, indica Peraldo, que el Estado aprobó recientemente una partida de casi cuatro millones de soles en favor de 143 centros de cría a nivel nacional, que incluyen, además de los centros de rescate, a zoológicos, zoocriaderos, centros de conservación y de custodia temporal. Eso significa, acota ella, que “la torta” está repartida entre varios espacios y que, si bien esto constituye una ayuda, no es suficiente.

¿Cómo ayudar?

Ningún monto es chico. Claro, si puede colaborar con más, mejor. Solo tiene que dar click para dar la mano y tener más información.


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