Con “Peaky Blinders” me pasa algo que no me suele pasar con otras series: cuando termina un capítulo, no siento el impulso de ver inmediatamente el siguiente. No es porque sea mala, sino por todo lo contrario. Es tal la carga de información en sus diálogos, fotografía y banda sonora que debo tomarme un tiempo para asimilar lo que acabo de ver. Y sentir. Prefiero disfrutarla lentamente, por bocados, como cuando tienes frente a ti el plato que más te gusta y no quieres que se acabe. La producción británica acaba de estrenar en Netflix su quinta temporada y, aunque las anteriores poseen una gran calidad técnica y narrativa, la crítica considera a esta última como la más exquisita de todas.
Primero hablemos de la trama principal. La serie sigue a una familia de mafiosos irlandeses, de origen gitano, que dirige un local de apuestas hípicas en Birmingham, conocidos como “Peaky Blinders”. El inicio de la historia se sitúa tras la Primera Guerra Mundial y conforme van avanzando las temporadas vemos la consolidación y ascenso político del ex combatiente Tommy Shelby, jefe de la banda, quien es interpretado magistralmente por Cillian Murphy. De hecho, gran parte del éxito de la ficción se debe al magnetismo que proyecta este personaje, que seduce, intimida y vive atormentado por los fantasmas de la Gran Guerra.
“Para mí no se trata de un gánster, sino más bien de alguien que está herido por la guerra. Alguien que vive en conflicto. La gente se siente atraída por este tipo de personajes que tienen un código moral diferente”, sostuvo Murphy en una reciente entrevista. “Esa es la belleza de la televisión: se puede conocer a un personaje durante más de 30 horas. Se pueden investigar todos los pequeños detalles, arrojar luz sobre la parte de su psique que normalmente no se ve”.
Las referencias a “El Padrino” y “Los Soprano” resultan obvias para algunos, pero la historia adquiere originalidad al alejarse de los estereotipos de las producciones estadounidenses. Es muy inglesa. “Si alguna vez alguien pensó que iba a hacer una versión británica de “El Padrino” o alguna versión de algo, está totalmente equivocado. La serie se inspira en historias contadas por mis padres. El tío de mi padre estaba en los ‘Peaky Blinders’”, explica Steven Knight, creador de la serie.
Según el escritor británico Carl Chinn, autor del libro “The Real Peaky Blinders”, la famosa pandilla existió pero no alcanzó el poder que se observa en la serie. Lo que sí ocurrió entre 1890 y 1900 en los barrios bajos de Birmingham fue una serie de robos, secuestros, contrabando y tráfico de drogas perpetuados por una banda denominada “Peaky Blinders”. Se dice que el nombre proviene de la práctica de coser hojas de navaja en el borde de sus boinas inglesas, que utilizaban como armas, como se ve en la producción de la BBC.
La particular manera de vestir de los “Peaky Blinders” es algo que ha sido replicado fielmente por la serie. Usan botas de cuero, pantalón de traje, saco con solapa camisa, chaleco y boina. Ese estilo elegante que los distingue ha generado una fuerte influencia entre sus seguidores y en el mundo de la moda. Este año, la firma de sastrería ‘Kent & Curwen’, que tiene como uno de sus propietarios a David Beckham, lanzó una colección cápsula titulada “By Order of the Peaky Blinders”, compuesta por prendas retro de gran factura.
Mención especial merece la notable banda sonora. El tema de apertura es “Red right hand”, de Nick Cave, cuyo tono oscuro nos advierte lo que veremos en pantallas. Hay escenas memorables donde suenan “You and who’s Army?”, de Radiohead; “R U Mine?”, de Arctic Monkeys; “Long Snake Moak”, de PJ Harvey; “Danny Boy”, de Johnny Cash; “Love is Blindness”, de Jack White; “Time”, de Tom Waitts; “The Hardest Button to Button, de The White Stripes, entre otros grandes temas. Antes de morir, el cantante David Bowie, confeso fanático de la serie, dio su permiso para que se utilizara la canción “Lazarus”, incluida en su último disco, “Blackstar”.
Pugnas y luchas entre británicos, rusos, judíos y fascistas por obtener dinero y poder… intrigas, venganzas, muertes inesperadas y asesinatos a sangre fría… Todo eso hay en “Peaky Blinders”, que no es una serie más, sino también una impecable lección de la historia británica.