Si los Óscar fuesen una carrera de caballos –y a veces pareciese que lo son– 1917 sería como ese equino poseído por la gloria, que consigue sobrepasar a todos sus rivales con una carrera formidable justo en los últimos metros. Así pasó hace un mes en los Globos de Oro, cuando la entonces recién estrenada cinta bélica de Sam Mendes consiguió quemarle la película (nunca mejor dicho) a Martin Scorsese, leyenda del cine que venía corriendo prácticamente solo con El irlandés. Y la escena no ha dejado de repetirse en las subsiguientes premiaciones.
La victoria del buen ‘Marty’ parecía cosa segura hasta el año pasado y contaba con varios elementos de convicción para asegurar su triunfo: era su retorno al cine de gánsteres y volvía a rodar con su pandilla habitual de actores, algunos de ellos sacados del retiro. Las reseñas fueron hiperbólicas. El irlandés tenía todo a su favor: además de sus virtudes cinematográficas, su existencia era vista como una declaración sobre el estado actual del cine o la melancólica épica de un veterano del cine obligado a exiliarse de la industria y refugiarse en el mundo del streaming (Netflix), ante un negocio y unas reglas de mercado que ya no reconoce.
Pero apareció 1917 en el horizonte y casi de inmediato complació al gusto de los que deciden estos premios. El filme se estrenó un 25 de diciembre y once días después era elegida la mejor del 2019 por la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood. Su racha no ha parado desde entonces: ha barrido con los decisivos premios que otorgan los distintos sindicatos de Hollywood y su último triunfo han sido los siete BAFTA que obtuvo hace unos días.
Sam Mendes ciertamente no es nuevo en el asunto y ya ha levantado un Óscar en el pasado –por Belleza americana–, pero nada se compara con los elogios que ha recibido con este relato de supervivencia ambientado en la Primera Guerra Mundial y filmado en un aparentemente único plano secuencia (sin cortes). El prodigio técnico de Mendes y su fotógrafo Roger Deakins deslumbra y hasta opaca por ciertos tramos a la historia, pero no le saca la vuelta ni la traiciona. Una victoria de 1917 no se sentiría un despropósito total o una catástrofe, como ocurrió en años anteriores (¿Alguien dijo Birdman? ¿El Artista? ¿Crash?).
Queda igual el sinsabor o la duda de si no será que Hollywood se resiste al cambio y está castigando a Scorsese ante lo que parece ser lo inevitable: que el mundo del consumo de películas está cambiando y volcándose de la gran pantalla al streaming. Algo así se siente cuando se piensa también en Noah Baumbach, otro director norteamericano de prestigio refugiado en Netflix, cuya notable Historia de un matrimonio solo recibiría un Óscar a mejor actriz de reparto (Laura Dern), pese a las estupendas actuaciones de su dupla protagonista, Adam Driver y Scarlett Johansson.
Un pronóstico de victoria más seguro todavía que el de 1917 es el premio cantado para Joaquin Phoenix por su interpretación del Guasón en la película del mismo nombre. La cinta parece hecha para su lucimiento personal y se ha hecho con todos los premios que le han puesto delante.
De las otras nominadas, Érase una vez en Hollywood podría darle a Quentin Tarantino su tercer Oscar como Mejor guión original -antes lo obtuvo por Pulp Fiction y por Django sin cadenas-. Desde Tiempos Violentos, una obra suya no había sido tan voceada para tentar el premio principal, en vista de las entusiastas reseñas que consiguió durante su estreno en julio pasado, pero el ingreso de nuevas competidoras le complicó el panorama. Podría dar la sorpresa, por el peculiar sistema de votación que usa la academia para elegir a la mejor película, uno que favorece más “el consenso” de los votantes que la votación directa.
Se quedarían en el camino y sin premio las estupendas Contra Lo Imposible (Ford vs Ferrari) y Mujercitas, de Greta Gerwig, que este año fue la solitaria representante de ese cine hecho por mujeres que tanto se demanda y que la Academia se resiste a reconocer. Baste anotar que en sus 92 ediciones, solo cinco mujeres han sido nominadas para el premio a mejor dirección. En todo ese tiempo, solo se lo ha entregado a una (Kathryn Bigelow, por Zona de Miedo).
El analista de taquilla Maykoll Calderón considera que este 2020 los premios están ya “cerrados” para las películas y actores pronosticados líneas arriba. “Pocas temporadas de premios han repetido de manera unánime casi todos los ganadores, los mismos nombres entre los Globos de Oro y BAFTA. El año pasado, mejor película fue más incierto. Estaba entre Roma y Green Book, y la noche se guardó una sorpresa con la victoria de Olivia Colman, dejando sin nada a Glenn Close de nuevo”.
Sobre la inminente derrota de Scorsese, Calderón anota que estaría por volver a ocurrir lo mismo que en Pandillas de Nueva York, en el 2003, que de diez nominaciones no obtuvo ningún premio. “Se podría decir que otra vez la Academia no se animó a darle la mano a Netflix, a pesar de que El irlandés e Historia de un matrimonio son grandes películas”. Y aunque piensa que una victoria de 1917 no sería un “triunfo vergonzoso”, como ha ocurrido antes, está a la expectativa de un milagro venido del Asia. “Si hay una cinta con chances de dar la sorpresa, esa será la surcoreana Parasitos. En los últimos días los medios estadounidenses parecen recoger una tendencia favorable dentro de la Academia, pero habrá que ver si eso es solo simpatía o se traduce en votos”. //
-CORREN LAS APUESTAS-
Los apostadores, como de costumbre, ya tienen sus favoritas y nuevamente no hay sorpresa. 1917 es la favorita para casas como 888Sports y Betway, llegando a pagar 1,40 dólares. El segundo lugar es para Parasitos (4,00), que aunque lejana se mantiene en posición expectante por si sucede un milagro de último minuto. En categoría mejor director, el favorito es Sam Mendes. Otros favoritos: los actores y actrices Joaquin Phoenix, Renée Zellweger, Brad Pitt y Laura Dern.