Da gusto ver jugar a Gianfranco Chávez. El chico tiene recursos para salir jugando, se para bien en la zaga central, es difícil de superar en el uno contra uno, ordena al equipo desde su privilegiada posición en el campo y lo mejor de todo es que sabe llevar la cinta de capitán. No le cuesta ser el líder del grupo. Eso parece, al menos.
Por otro lado, me pregunto si Jesús Pretell tiene tres pulmones. Cómo corre el chico formado en las divisiones menores del Atlético Grau de Piura. De los del mediocampo, es el que la tiene más clara. Siempre está ahí, bien estacionado en el medio y marca, reparte, hace relevos. Lo hace, casi siempre, bien.
Renato Solís me parece un arquerazo. No solo tiene buen biotipo para la función, sino que técnicamente es muy completo. Cuando crees que va a dar un rebote, atrapa el balón con una seguridad que impresiona. Vuela, achica y juega con los pies. ¿Tiene errores? Claro, como todos. Pero con 22 años se deja ver como un gran proyecto.
¿Hay material en esta Sub 23 que disputa el Preolímpico? Sí y varias veces sí. La deuda del equipo tiene que ver más con la parte colectiva. Contra Uruguay volvimos a dejar dudas en cuanto al funcionamiento. Y existen tres problemas que, a juzgar por lo que escriben colegas y fanáticos en Twitter, nadie entiende porque no se solucionan.
1. Los pelotazos. No está mal lanzar pelotazos. Así se puede buscar el pivoteo de nuestro '9′ (Olivares o Gonzales Zela), ganar un rebote en la segunda jugada para que nos quede el balón más cerca al arco rival o simplemente provocar un error involuntario en los defensas contrarios. Es un recurso y es válido. El problema se ocasiona cuando se abusa de esa forma de generar ocasiones de peligro. Desde que Gareca llegó al Perú, ha quedado claro que el buen toque de balón es la mejor arma del seleccionado peruano. Y Nolberto Solano ha estado al lado del ‘Tigre’ todo este tiempo. ¿Por qué no vemos lo mismo en la Sub 23?
2. La suplencia de Jairo Concha. El jugador de esta selección que mejor entiende la idea anterior de no lanzar pelotazos es él. Es el más técnico, el más fino en los pases y el que mejor levanta la cabeza para asociarse. Su suplencia realmente es un problema. Si lo que más nos falta es juego asociado, ¿por qué no está él desde el arranque? En el encuentro contra Uruguay, su ingreso al segundo tiempo se caída de maduro. El staff técnico, sin embargo, esperó hasta el minuto 67 para darle acción. En unos minutos, marcó diferencias con pases diferentes y el equipo se acercó más al arco charrúa.
3. La finalización de Pacheco. Todos los equipos necesitan un jugador como Fernando. Que desborde; que se desviva por ir siempre hacia adelante; que no tenga miedo a encarar a uno, dos o tres defensores al mismo tiempo; que sea rápido, habilidoso y gambeteador. Pero también necesitan que un jugador con esas características sepa terminar las jugadas. A Pacheco le está costando ser un delantero influyente cuando está cerca y dentro del área. Se equivoca en los pases, en los centros y en los remates. No me malinterpreten: creo que tiene un futurazo, pero necesita mejorar en ese aspecto de su juego.
Todavía queda un partido (ante Bolivia este viernes 31 a las 6:00 p.m.) para que el seleccionado muestre un cambio en su propuesta. Lo más importante es ganar; lo trascendente es evolucionar.