En esta foto tenemos una escena del Rio Rímac y el Puente de Piedra, vista desde el Rímac. Se ve en el lecho del río que corre un delgado hilo de agua.
En esta foto tenemos una escena del Rio Rímac y el Puente de Piedra, vista desde el Rímac. Se ve en el lecho del río que corre un delgado hilo de agua.
Ana Núñez

Una Lima apacible y deshabitada. Una ciudad sin los casi 2 millones de vehículos que hoy invaden sus calles. Una urbe de apenas 100 mil habitantes. En realidad, casi un pueblo. La exposición “Lima, 1863” nos presentó hasta finales del año pasado 20 impactantes fotografías de la Lima de hace más de 150 años, que se mantienen en perfecto estado, considerando que no sólo han sobrevivido al tiempo, sino a complicados momentos de nuestra historia, como el Combate del 2 de Mayo (1866), la guerra con Chile (1879-1883), diferentes terremotos y, quizás el enemigo más letal, la humedad. Estamos ante los testimonios más antiguos que tenemos registrados de la ciudad, en muy buen estado de conservación y con muy buena calidad fotográfica.

“Alameda de los Descalzos”. La foto se sitúa al inicio de la Alameda de los Descalzos en el Rímac. Es un día soleado y se nos muestra un camino largo, empedrado, enrejado en la parte central y lateral. En el ingreso y colocadas sobre columnas, se aprecian esculturas de figuras humanas masculinas que aún conservamos. Los árboles de esta Alameda son de mediana altura y copa muy frondosa. Hacia el fondo del camino vemos el Convento de los Descalzos y detrás una cadena de cerros.
“Alameda de los Descalzos”. La foto se sitúa al inicio de la Alameda de los Descalzos en el Rímac. Es un día soleado y se nos muestra un camino largo, empedrado, enrejado en la parte central y lateral. En el ingreso y colocadas sobre columnas, se aprecian esculturas de figuras humanas masculinas que aún conservamos. Los árboles de esta Alameda son de mediana altura y copa muy frondosa. Hacia el fondo del camino vemos el Convento de los Descalzos y detrás una cadena de cerros.

La muestra fotográfica es parte de la colección de más de siete mil piezas –entre las que podemos encontrar fotografías, grabados, libros, revistas, postales, fotopostales, periódicos, carteles, avisos publicitarios, y planos de lima antiquísimos- que pertenecen a Vladimir Velásquez, coleccionista y amante de la Lima que fuimos (aunque no la conoció) y creador de Lima Antigua, un proyecto dedicado a la difusión de fotos y otros documentos que nos pueden ayudar a entender lo que somos a partir de lo que fuimos. Esas mas de siete mil piezas pertenecen a un espacio temporal entre el siglo XVIII y la segunda mitad del siglo XX.

“Reloj del Puente”
Aquí vemos el desaparecido Arco del Puente que unía Lima con el Rímac. Éste marcaba el ingreso o salida a la ciudad. Este arco tenía la apariencia de una Iglesia, ya que contaba con dos torres como si se tratara del campanario. Hacia ambos lados y en la parte central, entre las dos torres se aprecia un reloj contenido en un elemento rectangular.Si agudizamos la vista cruzando el arco, el camino nos lleva por el histórico Puente de Piedra en dirección hacia el Rímac. El suelo se muestra empedrado y está dividido en 3 secciones: una central para la circulación de carretas y dos laterales que son las veredas para el tránsito de personas. Hacia ambos lados de la parte central y para que las carretas no invadan las veredas o sitio peatonal, se han colocado gruesas cadenas de acero sostenidas por antiguos cañones fijados (incrustados) verticalmente en el suelo. A estos elementos se les conocía como Guardacantones.
“Reloj del Puente” Aquí vemos el desaparecido Arco del Puente que unía Lima con el Rímac. Éste marcaba el ingreso o salida a la ciudad. Este arco tenía la apariencia de una Iglesia, ya que contaba con dos torres como si se tratara del campanario. Hacia ambos lados y en la parte central, entre las dos torres se aprecia un reloj contenido en un elemento rectangular.Si agudizamos la vista cruzando el arco, el camino nos lleva por el histórico Puente de Piedra en dirección hacia el Rímac. El suelo se muestra empedrado y está dividido en 3 secciones: una central para la circulación de carretas y dos laterales que son las veredas para el tránsito de personas. Hacia ambos lados de la parte central y para que las carretas no invadan las veredas o sitio peatonal, se han colocado gruesas cadenas de acero sostenidas por antiguos cañones fijados (incrustados) verticalmente en el suelo. A estos elementos se les conocía como Guardacantones.

De acuerdo a las investigaciones que hizo Velásquez, junto a al investigador de la fotografía peruana José Cerna Sabogal, las 20 imágenes que se exponen gratuitamente en el Centro Cultural Inca Garcilaso (Jirón Ucayali 391, Cercado de Lima) habrían sido tomadas por el fotógrafo norteamericano Villroy Richardson, quien llega a nuestro país a mediados del siglo XIX, contratado para trabajar como operario e iluminador en el estudio de Benjamín Pease en Lima. Luego iría a trabajar al estudio “E. Garreaud y cía”. En abril de 1862, abre su estudio “Fotografía Americana” primero en la calle Mercaderes y luego en Espaderos 243, y finalmente en Plateros de San Pedro 26.

“Puente sobre el Rímac” (se ven torres de san francisco)
En esta foto tenemos una escena del Rio Rímac y el Puente de Piedra, vista desde el Rímac. Se ve en el lecho del río que corre un delgado hilo de agua. Se aprecia el Puente de Piedra, una construcción que data originalmente de la primera mitad del siglo XVII y que conservamos en la actualidad con sus modificaciones. Hacia la derecha, encontramos las torres del Arco del Puente, además de la cúpula y una de las torres de la desaparecida Iglesia de Desamparados. Vemos al fondo hacia la izquierda, las torres de la Iglesia de San Francisco y la Iglesia de la Soledad.
“Puente sobre el Rímac” (se ven torres de san francisco) En esta foto tenemos una escena del Rio Rímac y el Puente de Piedra, vista desde el Rímac. Se ve en el lecho del río que corre un delgado hilo de agua. Se aprecia el Puente de Piedra, una construcción que data originalmente de la primera mitad del siglo XVII y que conservamos en la actualidad con sus modificaciones. Hacia la derecha, encontramos las torres del Arco del Puente, además de la cúpula y una de las torres de la desaparecida Iglesia de Desamparados. Vemos al fondo hacia la izquierda, las torres de la Iglesia de San Francisco y la Iglesia de la Soledad.

“Decido hacer esta selección de fotografías ya que, en este caso, se trataría de los testimonios más antiguos que tenemos registrados de la ciudad de Lima”, dice Vladimir Velásquez, quien comenzó a juntar su colección hace diez años, cuando se encuentra por primera vez con una vieja revista Variedades.

“A partir de buscar, por un interés personal, el origen de la primera historieta peruana con globos (de diálogo), me encontré con la revista Variedades y ella me llenó los ojos con todo lo que ofrecía: caricaturas, avisos publicitarios, fotos antiguas de Lima, relatos científicos, fantásticos, entre otros detalles. Y buscando dentro de su primera temporada, del año 1908 a 1932, pues encontré en el año 1922 que aparecía por primera vez una historieta peruana (con claras influencias norteamericanas en su trazo), con globo de diálogo. Se llamaba El Comisario Ted Micky, y el dibujante, Gustavo Lama. Listo, curiosidad resuelta, pero ya había quedado atrapado por todo lo que había visto y decidí comenzar a conseguir este tipo de cosas. Y bueno, aquí me tienes: sigo buscando y rescatando estos testimonios gráficos de la ciudad”, comenta Velásquez.

“Casa de los Virreyes”
Esta es una vista de la casa de los Marqueses de Torre Tagle, llamada también Palacio (hoy sede de la Cancillería), por su exuberante arquitectura. En su fachada destaca una portada central de piedra de dos niveles, donde se aprecia el escudo de la familia. Hacia el segundo nivel, vemos dos balcones cerrados, del tipo cajón, finamente tallados en madera.
“Casa de los Virreyes” Esta es una vista de la casa de los Marqueses de Torre Tagle, llamada también Palacio (hoy sede de la Cancillería), por su exuberante arquitectura. En su fachada destaca una portada central de piedra de dos niveles, donde se aprecia el escudo de la familia. Hacia el segundo nivel, vemos dos balcones cerrados, del tipo cajón, finamente tallados en madera.

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