Oscar García

Sentado frente a un cafecito reponedor y un estupendo sándwich con pescado del bar Superba, Koky Salgado (63) desgrana para Somos sus recuerdos de medio siglo de carrera. En uno de esos momentos evocados está él, con solo doce años, en su primer día de trabajo en una radio. Su padre era un jefe en Radiomar y él se sentía un privilegiado pero también sabía que debía pagar un derecho de piso, que en su caso era aprender el oficio de poner y sacar discos. Solo eso. Dos años después, con catorce, ya era el operador del ‘Ronco’ Gamez, el DJ más popular de la estación, y no había más que hacer: sabía que esa era su vida. El duende de la radio lo había atrapado y ya no lo soltaría más.

Koky —a quien algunos llaman de cariño ‘Manzanero’, por su pequeña estatura— es la reconocida voz detrás de La hora del lonchecito, un programa del recuerdo que tiene más de cinco décadas, con interrupciones. “Surgió porque había un espacio libre de 5 a 6 de la tarde. Mi papá llamó a los conductores para ver qué se podía hacer ahí y, en una lluvia de ideas, alguien recordó que a esa hora la gente en Lima tomaba lonche, y así fue como nació el nombre”.

Koky Salgado al lado de la rockola del bar Superba (Av. Petit Thouars 2884), un lugar de Lima cargado de recuerdos y nostalgia como la música que le gusta al conductor. (Foto: Omar Lucas)..
Koky Salgado al lado de la rockola del bar Superba (Av. Petit Thouars 2884), un lugar de Lima cargado de recuerdos y nostalgia como la música que le gusta al conductor. (Foto: Omar Lucas)..
/ Omar Lucas

Para favorecer la digestión de la comida durante la puesta del sol, la música suave era bienvenida: boleros, baladas y cualquier ritmo que no suponga un sobresalto al comensal que está apurando un pan con paté. Koky asumió la conducción del programa en 1999 y sigue al frente de él, desde Radio La Inolvidable, su casa actual. “El programa llegó a durar hasta cuatro horas. Eso ya no era un lonchecito, sino un lonchesazo”, dice y se ríe.

La radio peruana ha pasado por muchos cambios y testigo de ellos es Freddy Morales (74), un caballero de las ondas hertzianas, conductor de Tus mañanas de oro, de Radio Mágica. De lunes a viernes, Freddy entretiene al oyente con datos curiosos sobre cualquier tipo de tema, desde noticias del mundo a detalles fascinantes sobre los gatos. Y siempre con música en inglés.

Freddy Morales (74) es conductor de los programas "Tus mañanas de Oro" y "Discos de Vinilo", por Radio Mágica. Ha recibido muchos premios en su carrera como El Guido, El micrófono de Oro (Los Angeles, California), reconocimiento del Congreso de la República y el premio Ignite en 2022. (Foto: Omar Lucas).
Freddy Morales (74) es conductor de los programas "Tus mañanas de Oro" y "Discos de Vinilo", por Radio Mágica. Ha recibido muchos premios en su carrera como El Guido, El micrófono de Oro (Los Angeles, California), reconocimiento del Congreso de la República y el premio Ignite en 2022. (Foto: Omar Lucas).
/ Omar Lucas

Como en el caso de Koky, la suya fue una vocación temprana. Tenía 14 años cuando fue hasta Radio Continente, en el Centro de Lima, con su ropa de colegial, y le pidió al gerente que le diera un empleo como conductor. Su desfachatez debe de haber conmovido al empresario, pues casi de inmediato sentó a conducir al menor, luego de una prueba de voz. Durante los años sesenta condujo programas de corte juvenil, con las bandas de rock peruanas de la época. Más tarde, con 18 años, fue protagonista de un cambio en el medio cuando lo llamaron de Radio Atalaya para que introduzca en el país el estilo de locución informal del tipo “Top 40″, que hacía furor en Estados Unidos. “Eso es algo que ha quedado hasta ahora. Antes los locutores impostaban mucho. A mí me llamaron para cambiar eso así que estudie ese nuevo estilo y lo aplique. Y eso que yo no sabía inglés, pero la cosa de captar el ritmo. Luego me tocó enseñarlo a otros colegas de la radio”.

Cuando Morales entró a trabajar en radios, eran los años sesenta, la época de los Beatles y la nueva ola. Por ese tiempo, los disc-jockeys escogían la música que iban a pasar en sus espacios. Llegaban a la cabina con discos que ellos mismos compraban o les mandaban. Estaban bastante empoderados. Eso es imposible en estos días. El jefe de programación es el amo y señor y quien determina lo que en una estación se pasa, cuenta Morales. La lista de canciones es elegida con pretensiones científicas y validadas por focus group. “Al público le gusta lo que le suena familiar y cambia de estación si una canción no le suena”, dice, cuando le preguntan por qué algunas radios repiten tanto sus hits.

Gachi Riveros conduce el epsacio Oh My Gachi, de Radio Planeta, con gran éxito.  CRP Radios.
© Victor Idrogo / Revolución Studio
Gachi Riveros conduce el epsacio Oh My Gachi, de Radio Planeta, con gran éxito. CRP Radios. © Victor Idrogo / Revolución Studio
/ © Victor Idrogo / Revolución Studio

Aun así, en su otro programa de Radio Mágica, Discos de vinilo, se las ingenia para colocar algunas canciones que están fuera de programación, a manera de plus. La radio como medio sigue fuerte, acota Morales. “Cuando salió el streaming decían que nos iba a matar y acá estamos. Ahora por Internet más bien llegamos más lejos, nos escuchan en todo el mundo. A mí me habría encantado, durante los cuarenta años que viví en Estados Unidos, poder escuchar radio peruana. Soñaba con eso, pero no se podía entonces”.

Desde 1925, cuando se fundó la primera estación peruana, el medio se ha adaptado a entornos cambiantes. Con 14 años al aire con su programa Oh My Gachi, la conductora Gachi Riveros, de Planeta, recuerda, por ejemplo, la revolución que supuso la presencia de WhatsApp en las cabinas, como herramienta inteactiva. “Eso terminó con las llamadas en vivo. Antes te la jugabas si es que llamaba alguien y se ponía a insultar al aire o te mandaba donde ya sabes, pero ahora todo eso es imposible porque desde hace seis o siete años usamos audios de WhatsApp”, cuenta Gachi, que por estos días se presenta los fines de semana con su elenco El Club de la Comedia, en Asia.

La brevedad de estos audios hacen que el ritmo de los programas hoy sea más dinámico. En el caso de Gachi, ella pide a sus oyentes que los audios no duren más de 20 o 30 segundos, y estos, en su mayor parte, respetan. Si alguien se pasa de ese tiempo, bromea con ellos y los invita cordialmente a que armen su propio podcast. Ella también tuvo un podcast, como muchas personalidades de la radio de hoy, pero cuenta que lo ha dejado abandonado por falta de tiempo. “La radio me ha hecho conocer gente, personajes increíbles que siempre escriben [menciona nombres de muchos de sus oyentes, con apellido y todo]. Se genera un vínculo muy estrecho; se crea una comunidad”.

Entre la arena y la luna es el nombre del programa de Blanca Ramirez, conductora de radio Ritmo Romántica. (Foto: Elías Alfageme).
Entre la arena y la luna es el nombre del programa de Blanca Ramirez, conductora de radio Ritmo Romántica. (Foto: Elías Alfageme).
/ SOMOS > ELIAS ALFAGEME

Otras veces la radio puede entretener con sensibilidad social. Es lo que sucede con Entre la arena y la luna, que conduce Blanca Ramírez en Ritmo Romántica desde hace 20 años. La idea del programa surgió no solo para poner baladas, sino para escuchar al oyente y darle consejos oportunos del corazón. Para eso hay que formarse, nutrirse como persona, dice Blanca, que también es coach y escritora de dos libros. “Al oyente no le puedes decir cualquier cosa. No se trata de prender el micro y soltar lo primero que se te ocurra a una persona que pasa por una depresión. Puede ser detonante de algo malo. No hay que olvidar que tienes un poder”, nos dice Blanca, a la que hemos llevado a la Costa Verde para las fotos.

Cuando el programa salió al aire, fue tal el boom que tuvieron que contratar a tres personas para que se encargaran de manejar las cartas que se acumulaban en cajas en la estación. Hoy la interactividad del WhatsApp hace que Blanca pueda encargarse ella sola de todo. El programa sigue en pie, como los robles, porque los problemas relativos al amor son tan eternos como las ganas de sentirse acompañado, algo para lo que la radio no ha encontrado competencia hasta el día de hoy. //

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