El celular se ha convertido en una herramienta casi imprescindible: permite conectarse a las clases virtuales, coordinar temas laborales (más si está ligado a las redes sociales) y, claro, para seguir en contacto con familiares y amigos. Son compañeros de bolsillo y vida que nos acompañan a donde vayamos. Sin embargo, su uso excesivo e irracional puede provocar problemas serios de salud. Entre ellos está la nomofobia (no-mobile-phone phobia), el miedo desproporcionado, de carácter irracional, a no estar conectado. Dejar el celular en casa o no revisar las notificaciones generan angustia. La psiquiatra Jenny Taddey, del Servicio Salud PUCP, aclara que “no está considerada todavía como una patología o un trastorno del comportamiento, pero lo cierto es que es consecuencia de una adicción al uso descontrolado del teléfono celular”.
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De acuerdo con un estudio realizado en España publicado este año, la hipótesis más extendida propone que el miedo puede ocurrir por cuatro factores principales: imposibilidad para comunicarse con otros, pérdida de conexión, incapacidad de acceder a la información y renuncia a la comodidad (tener control sobre el smartphone, especialmente en relación con la batería, cobertura y saldo). Taddey refiere que la “condición produce una dependencia absoluta, la cual genera un problema de autoestima y de relación. De hecho, la inseguridad personal es el factor más común”.
La investigación señala que padecer de este problema puede llevar a sufrir “peores hábitos alimenticios, una disminución del tiempo de descanso, aislamiento social, menor rendimiento tanto en los estudios como en el trabajo y mayor distracción”. También problemas físicos: podría desarrollar el síndrome del túnel carpiano (daño en los músculos de la mano).
“El cerebro de alguien que presente nomofobia reacciona de la misma forma que reaccionaría el de un adicto a las drogas o al alcohol, activando los mismos circuitos cerebrales y liberando las mismas sustancias responsables de la necesidad de volver a ‘consumir’”, agrega la psiquiatra.
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Para evitar que este problema afecte a el bienestar físico y mental, recomienda el estudio, es necesario que se desarrollen programas educativos desde edades tempranas que apuesten por un uso racional de los dispositivos móviles. Para Taddey, es recomendable hacer una lista con los usos -razonables- del celular: el no uso de dispositivos móviles durante las comidas, durante reuniones familiares o encuentros más íntimos.
Si necesita ayuda, puede acudir al centro de salud mental comunitario más cercano. Revise la lista en https://www.minsa.gob.pe/salud-mental/
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