En los pasillos de lo que alguna vez fue el moderno centro comercial Camino Real, hay un clima raro que sofoca los recuerdos y amplifica los pasos, como si se estuviese caminando sobre un templo. En el primer piso de esta construcción, subsisten todavía poquísimos negocios (una joyería, una agencia de viajes) que no alcanzan para generar el enorme tránsito humano que concitaba este emporio ubicado en el corazón de San Isidro. Donde antes había familias, adolescentes en patines o con helados ahora hay paisajes vacíos. Donde había risas de niños que esperaban su turno para subirse al carrusel de la planta baja, hoy solo queda un espacio circular, amputado, como un muñón. La sensación en su segundo piso es más extraña todavía: aunque es de día, todo está en un manto de penumbra, desde los cines al recordado mural de aves, al que el tiempo le ha arrebatado el color.
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Hubo una época en que el centro comercial Camino Real simbolizaba la promesa de un Perú posible, un país que despertaba de la larga noche estatista del régimen militar y se abría, en democracia, a la modernidad del consumo sin culpas. “Ven a comprar aquí, en Camino Real” era el eslogan que resonaba en los días previos a su inauguración. Los diarios lo describían como “una ciudadela luminosa” diseñada para las compras, un concepto que solo los peruanos privilegiados que habían viajado a Miami, ese lugar utópico para la mente del peruano en los años 80, podían haber confirmado.
Quien recuerda bien la excitación que producía pasearse por Camino Real es el siempre nostálgico Gonzalo Torres, actor y comediante, que vivía a algunas cuadras de este recinto. “Yo tenía 11 años cuando se inauguró, y en mis primeras salidas como preadolescente este lugar fue clave. Te encontrabas con los amigos y podías estar cinco horas tranquilamente. En lo que era el tercer piso de la época, estaba la pista de patinaje, porque se había puesto de moda la fiebre por la película ‘Roller Boogie’”, rememora Torres. Para él, la experiencia de ir a los cines de Camino Real, el Real 1 y el Real 2, era incomparable. “Allí vi las películas de los ochenta. Y me acuerdo de las butacas acolchadas, de color naranja, de los cines. Eran los más modernos de la ciudad”.
UN GIGANTE DORMIDO
El centro comercial Camino Real fue inaugurado el 25 de noviembre de 1980, justo a tiempo para iniciar la temporada navideña, por el presidente Fernando Belaunde Terry, quien apenas llevaba cuatro meses en el cargo. En su discurso de inauguración, el mandatario destacó que la existencia de un centro como este era “un acto de fe en el Perú”, que permitiría a miles de peruanos ganarse el pan porque “el comercio distribuye lo que fabrica la industria. Lo que se ha creado es una herramienta de trabajo”, dijo. El imponente mall de 50 mil metros cuadrados incluía desde su diseño no solo zonas de esparcimiento y consumo, sino también las torres de oficinas El Pilar y Central, que hasta la fecha siguen funcionando.
La obra la diseñó el arquitecto Daniel Arana, recordado por sus trabajos de concreto expuesto como el edificio de Petroperú, el de Diners y el complejo Las Gaviotas en la playa La Herradura, uno de sus proyectos más bellos y fotografiados. El lugar abrió con 200 locales y dos cines con capacidad para 500 personas cada uno. Una nota de El Comercio de la época señalaba que la construcción contaba con ascensores y escaleras mecánicas “como en las principales capitales del mundo”
“El año que inauguraron Camino Real, yo acababa de regresar de un viaje a Miami con mi familia. Era un niño entonces, pero cuando vimos este lugar en el Perú, nos sorprendió que en nuestro país podía haber cosas como las que se veían allá”, relata Roberto Viajero, fotógrafo y conocido ‘youtuber’ que ha recorrido 109 países y dado la vuelta al globo este año, solo con las ganancias de su canal. Uno de sus recuerdos más vívidos del lugar es el del restaurante Far West, que solía estar ubicado debajo de los cines. “Todo estaba ambientado como si fuera el lejano Oeste, y era un restaurante de carnes... los mozos vestidos como ‘cowboys’”.
Roberto ha documentado a lo largo de los años el progresivo deterioro de Camino Real en una serie de videos que comenzó a hacer, recorriendo el lugar como si se tratara de un pueblo fantasma. Coincide en que la decadencia del centro comercial empezó en los años 90, tras un atentado terrorista en 1992 que perjudicó su imagen como sitio tranquilo. Sin embargo, quizás el problema mayor, el que marcó su obsolescencia, fue el complicado modelo de negocio del emporio, donde cada tienda era propietaria de su espacio, a diferencia del modelo de alquiler actual. Esto obligaba a que más de 200 dueños se pusieran de acuerdo antes de tomar decisiones. “Para mí, esto es un símbolo de lo que es el Perú, ¿no? Por más que tenga una buena infraestructura, por más que esté bien ubicado... hay un abandono”, apunta el ‘blogger’.
La semana pasada generó extrañeza el retiro de las letras del centro comercial y se desató una ola de nostalgia en redes sociales entre quienes vivieron aquella época. En paralelo, aumentó la expectativa sobre una posible remodelación. El ‘youtuber’ acudió con su videocámara para documentar lo sucedido, y el resultado de esa incursión es un video que en 7 días tiene más de 27 mil visitas. Animado por esa repercusión, el hombre ha intentado regresar para seguir haciendo contenido pero ha sido invitado a retirarse por el personal de vigilancia. Como muchos, espera que de las cenizas de este gigante surja algo mejor, que vuelva a ser un referente para las nuevas generaciones. //
Los esfuerzos por devolver el centro comercial a sus días de gloria datan de 2012, cuando el grupo Centenario anunció por primera vez la recuperación del lugar con una inversión proyectada en esa época de S/120 millones. “Esta inversión en Camino Real implicará mejoras en seguridad, orden, diseño, entre otros. Incluirá un centro de control integrado de última generación con cámaras de seguridad para las calles y avenidas del entorno. Será un mall vecinal, sin tiendas departamentales”, explicó un vocero de Centenario a El Comercio. Un informe de “Gestión” señalaba, al mismo tiempo, que el futuro centro comercial Camino Real no contaría con grandes tiendas ancla, como Ripley o Falabella, ya que el lugar no tiene espacio físico para albergar comercios de esa envergadura, pero sí podría haber muchas tiendas exclusivas. En un nuevo informe de marzo de 2022 (https://elcomercio.pe/lima/lima-san-isidro-la-controversia-detras-de-la-recuperacion-del-centro-comercial-camino-real-noticia/), el diario indicó que ya se contaba con una declaración ambiental, así como un estudio de impacto ambiental aprobados para que el proyecto pudiese avanzar. Pero las gestiones estaban demoradas por una serie de ordenanzas distritales, como la 1529, que debían modificarse para que todo siguiera su curso. Mientras algunos vecinos se mostraban razonablemente preocupados por el tráfico que podría ocasionar la reapertura del lugar, especialmente en una zona con arterias estrechas como San Isidro, un informe de Ipsos, basado en una consulta a 302 residentes de la zona, reveló que un 86% estaba de acuerdo o totalmente de acuerdo con la reapertura del mall. Finalmente, otro informe de marzo de este año publicado por “Gestión” señaló que las acciones para la remodelación seguían en curso. También se anunció, citando fuentes propias, que la meta para su próxima inauguración podría ser diciembre de 2025.