No habrá alfombras humanas en las calles esta Semana Santa. Ni vírgenes dolorosas meciéndose sobre su anda. No recorrerá el Cristo yaciente las principales plazas de arrmas ni a las siete iglesias intentará alguien visitarlas. A lo largo de casi 500 años de tradición religiosa en el Perú, la palabra ‘recogimiento’ ha sido clave durante las conmemoraciones anuales de la Pasión de Cristo. Pero no es sino hasta hoy, hasta este soleado otoño del 2020, que esta palabra –que “entendida respecto a la vida espiritual significa la atención a la presencia de Dios en el alma”, según los diccionarios sobre términos religiosos– puede cobrar toda su dimensión para los cristianos.
Quedan por este año suspendidas las actividades religiosas que hasta hoy eran parte de nuestra vida. La distancia social no las permite. No hubo palmas de olivo el Domingo de Ramos y hasta nuevo aviso no hay posibilidad física de ir caminando “juntos como hermanos, miembros de una Iglesia” a la villa de Señor ni a ningún otro lado.
Solo en Lima, sin embargo, 120 iglesias esperan por los peruanos católicos y su fe. Esa fe que, según los últimos censos, dice profesar el 76 por ciento de la población. La misma que inspiró el 2010 al Ministerio de Cultura a declarar como Patrimonio Cultural de la Nación a la Semana Santa del Centro Histórico de Lima “por tratarse de una celebración que congrega a vecinos de diversos barrios y que se sienten representados en la conmemoración de esta fecha”. Como desde hace casi medio milenio.
Muchas de las tradiciones católicas que trajeron los españoles se han mantenido con el pasar de los siglos. En Lima, una de las más antiguas y que data del siglo XVI es la Archicofradía de la Vera Cruz, que sale los Viernes Santos de cada año con su Cristo Yacente y su Virgen Dolorosa. Ese mismo día, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad con su Cristo del Descendimiento, figura del barroco limeño atribuida al escultor español Pedro de Noguera (1620), sale también a recorrer el Centro Histórico. De igual modo, Nuestra Señora de la Soledad.
“Si buscamos una referencia en la historia, las celebraciones de Semana Santa a nivel nacional se están viendo suspendidas por primera vez en la historia de nuestro país, posiblemente desde la época de la Guerra con Chile, cuando el ejército del país del sur podía aún tener tomada la ciudad capital”, nos dice Edwin Vásquez Ghersi, sacerdote jesuita y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
El jesuita explica que manifestaciones religiosas, como las procesiones, son antiguas, de la Edad Media. “Podemos establecer que hasta el siglo IV no había en los límites del Imperio romano manifestación pública de la fe cristiana y esta estaba reducida a prácticas más o menos privadas porque era una religión proscrita. Una vez que es aceptada por el emperador Constantino, surgen las basílicas, estos edificios romanos que se transforman en las catedrales, las iglesias cristianas y a partir de ahí comienzan a establecerse diferentes prácticas religiosas que permitan llegar a miles de personas. Pero hoy las condiciones naturales rompen con estas manifestaciones sincréticas de la fe peruana.
La Iglesia católica está viviendo un duro golpe también. Y junto a ella, millones de sus fervientes fieles. A decir del sacerdote de la Ruiz de Montoya, lo más duro será que por primera vez en muchísimos años en nuestra historia los fieles no podrán acceder al sacramento de la comunión.
“La Iglesia va a obedecer al pie de la letra las disposiciones del Gobierno central. No hay congregación de fieles, no hay misas con participación de personas. Las personas solamente pueden seguir las liturgias por televisión o por los medios de comunicación social. Esta es la realidad. Esto es inédito”, reflexiona Vásquez Ghersi.
Debido al estado de emergencia por el coronavirus (COVID-19), el Arzobispado de Lima suspendió las celebraciones públicas de Semana Santa que impliquen la aglomeración de personas. Tal como sucedió el domingo último con la misa de Domingo de Ramos, las misas centrales serán transmitidas a través de la señal de TV Perú y la página oficial de Facebook del Arzobispado.
“Sabemos que esto va a terminar, pero no sabemos cuándo. Sin embargo, los cristianos tenemos una medicina, la palabra de Dios. Por eso, tal vez en esta Semana Santa, en la que no va a haber comunión del cuerpo de Cristo, podríamos emplear esta reflexión: ayunaremos el pan, pero comulgamos con la palabra”, finalizó el jesuita y decano de la Facultad de Sociales de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. //
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¿Cómo se contagia el coronavirus?
La covid-19 se contagia por el contacto de una persona sana con otra que esté infectada. Esta enfermedad se propaga de persona a persona mediante las gotículas procedentes de la nariz o boca cuando el que se encuentra enfermo tose o exhala.
En muchos casos, estas gotículas caen sobre objetos o superficies, que después tocan otros individuos y se llevan a la nariz, ojos o boca cuando pasan sus manos por la cara.
¿Cómo prevenir la propagación del coronavirus?
Para reducir la probabilidad de contagio existen varias maneras. Las principales son:
· Lavarse las manos con agua y jabón por 20 segundos y usar alcohol o gel desinfectante.
· Mantenerse a una distancia mínima de 1 metro de cualquier persona.
· Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, debido a que las manos al palpar muchos objetos y superficies pueden recoger el virus.
· Mantener una buena higiene respiratoria: si tose o estornuda deberá cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel, que deberá desecharse de inmediato.
· Permanecer en casa si no se encuentra bien. En caso tenga fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y siga las instrucciones que le de personal de salud.