Oscar García

El año es 1986 y el lugar, los exteriores de Panamericana, la radio láser. Confundido entre el manchón de escolares faltones que han llegado al lugar —y cerrado el tráfico con su presencia— está un chiquillo llamado Javier Vásquez. Tiene 16 años y ha llegado de Pueblo Libre en un micro de la vieja línea 89. Tirarse la pera es una aventura impredecible, como lo sabe cualquiera que haya sentido ese vértigo escapista en la nuca, pero pocas experiencias así podrían decirse que cambian vidas. Salvo la que le pasó a Javier con Soda Stereo.

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