Para una generación de peruanos que crecieron en los años ochenta, vestir de negro era una marca de identidad y afirmación tan fuerte como su gusto por la música oscura o ‘dark’, de costados lóbregos y tonadas lastimeras. Corrían los años del llamado ‘post punk’, los de la depresión generalizada, y, al menos en el Perú, parecía haber suficientes motivos con toda la violencia que veíamos a diario. Sin embargo, era parte de una corriente mundial que alcanzó a chicos del tercer mundo y del primero también. Y uno de los responsables de esparcir aquella simiente negra por los rincones del planeta, al menos en sus primeros años de desarrollo, fue el señor Robert Smith, el incombustible vocalista de la banda británica The Cure.
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“En esos años, caminabas por las calles de Miraflores y otros barrios, y veías a un montón de ‘Robert Smiths’, chicos y chicas vestidos de negro y con el cabello alborotado, yendo a las discotecas”, recuerda Cucho Peñaloza, un amante de la música, cuando se le pregunta sobre la importancia de la banda que popularizó clásicos como “Boys Don’t Cry” y “Close to Me”. “A eso le llamaban la onda gótica o ‘dark wave’, y creo que fue un gran gancho que explica parte del éxito del grupo. Robert Smith, al lograr imponer su estilo en tantos jóvenes, hizo algo mucho más fuerte que lo que consiguió Bono de U2, a pesar de que este vendió más discos. Las bandas influyentes de esa época no lograron lo que hizo Robert en cuanto a impacto visual”, señala el recordado presentador de “TV Rock”.
Pero antes que los pelos parados y el maquillaje, para Peñaloza, estaba la música y, sobre todo, la peculiar voz de Smith. En su mente, tiene recuerdos vividos de la No Disco, el ‘point’ de moda para cierta juventud en los primeros años de la década de los ochenta. Se ubicaba frente al parque Kennedy, en un sótano, y ahí sonaba The Cure, mucho antes de que la gente sepa cómo eran sus pintas o nada parecido. En 1986, la banda empezó a conocer el éxito masivo en nuestro país cuando las radios difundieron el single “Boys Don’t Cry”, con varios años de tardanza. Es la época en que el grupo revienta y de donde salen las canciones que el gran público recuerda.
COMUNIDAD ORGANIZADA DE FANS
Para muchos seguidores de The Cure en Lima, soñar con un hipotético concierto de la banda en el país en esas épocas era un tema que ocupaba buena parte de sus preocupaciones diarias. El asunto era complejo y requería organización, trabajo voluntario y una militancia casi religiosa. En los años noventa, existía La Gran Cura, un grupo organizado de fanáticos en la ciudad que se reunían con promotores de conciertos para conocer y discutir qué tan lejos estaban de traer a sus adorados a suelo peruano. Hasta se los veía recolectando firmas para su causa en las puertas de universidades locales, porque la idea era demostrar a quienes tomaban las decisiones que traer a Robert Smith podía ser un negocio interesante.
Todos esos esfuerzos se vieron recompensados muchos, muchos años después, recién en 2013, el día en que su ídolo finalmente pisó suelo peruano, para ofrecer un concierto de más de tres horas de duración en el Estadio Nacional. Hoy nos encontramos en una circunstancia aún más inusual. Si aquella vez de su primera visita se trató de una agradable sorpresa que se debió, en parte, al llamado ‘boom de los conciertos’, la llegada de los autores de “Just Like Heaven” en este 2023, un año en el que shows gigantes se han cancelado por decisiones municipales y de otra índole, parece un auténtico milagro.
El fanatismo por The Cure va más allá de los seguidores que escuchan su música, cantan sus canciones o incluso bailan al ritmo de su música en discotecas de nostalgia. También existen aquellos que los ‘encarnan’ en diversas bandas tributo. Uno de ellos es Leo Push, ampliamente conocido en el mundo de los conciertos tributo como ‘el Robert Smith de Yo soy’. Esta sería la quinta vez que Leo, quien antes era profesor de inglés, verá a los británicos en vivo. “The Cure mantiene su vigencia, en mi opinión, porque Robert Smith ha sido un gran camaleón. Si los escuchas, ellos comienzan como un grupo ‘post punk’, pero luego experimentan una transformación musical. Su gama musical es muy amplia, desde los singles, que son más comerciales, hasta composiciones suyas que son más tétricas y oscuras, como las del disco ‘Disintegration’”.
Para Leo Push, cuya banda se llama The Push, en honor a una canción de The Cure, interpretar a Smith desde 2019 ha sido una responsabilidad que no se toma a la ligera. Requiere demasiadas horas de ensayos y coordinación para que cada detalle suene similar a la experiencia de The Cure en vivo. En cinco años, ha cantado tantas veces “Boys Don’t Cry” que apenas recuerda cuántas. “No te cansas de cantarla porque el público se emociona, y eso, para quienes hacemos esto, no tiene precio”. //
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