El Perú vuelve a fabricar discos de vinilo después de 30 años: así es cómo se producen hoy | VIDEO

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En aquel tiempo, las máquinas que producían vinilos en el Perú pasaron por un lento proceso de malbarateo hasta su depreciación completa. Acabaron arrumadas, cubiertas de cosas u oxidadas como la peor chatarra. “Muchas prensas de esa épocas las vendieron como fierro viejo. Y otras las empezaron a usar pero para hacer suelas de zapatillas o de zapatos”, recuerda Rafael Manrique, con una experiencia de treinta años en el negocio del plástico.

ASÍ ES COMO SE FABRICAN DISCOS DE VINILO

Manrique, junto a Bruno Rodríguez, como gerente comercial, crearon hace cinco años CD Plast, para la producción a nivel local de discos compactos y DVD. Pero hace menos de uno que han ampliado operaciones y debutado en el rubro de la producción de discos de vinilo, un soporte en boga en el mundo, cuyas ventas globales ya han sobrepasado a los CD. El Perú engrosa así la lista de países como Argentina, Brasil y Chile que han empezado a fabricar vinilos en la región.

Lo primera tarea fue encontrar una prensa de vinilos que esté operativa. Buscaron en todo lados hasta que tuvieron lo que llaman un golpe de suerte, esos de uno en un millón. Hallaron una prensa hidráulica “cero kilómetros” en Bolivia y la trajeron de inmediato. Lo que siguió fue la investigación para la producción de otras máquinas complementarias para el proceso. Salvo la prensa, que fue importada, todo lo demás es tecnología 100% peruana, creada para el proceso de producción.

En CD Plast el proceso de producción de vinilos no es automatizado como en otras latitudes, y la tecnología se asemeja mucho a lo que se veía en los años setenta. Dos operarios se encargan de hacer los vinilos a mano, vigilando cada etapa del proceso. “Se siente como un cocinar un plato de comida. Creo que hay algo de arte. No es algo tan frío e industrial como fabricar un CD, que puedes hacer mil en una hora. Acá tienes que estar al lado de la máquina. Nosotros estamos haciendo entre 40 y 50 discos por hora”.

El proceso de manufactura de un vinilo empieza con la base que es el fonograma u obra grabada. Es la música en sí. El artista llega con su producción tal y como salió del estudio de grabación y la entrega en formato WAV, aunque lo ideal es que pueda proporcionar las cintas originales. Este material es enviado luego a Alemania para que se realice la masterización, que en el caso del vinilo es un paso muy delicado. Lo que reciben de vuelta de Europa es un disco de níquel, conocido como master o stamper. De este disco originario se realizarán todas las copias.

Hacer un disco es un proceso de moldeado, similar al de cualquier otro producto de plástico, como un soldadito, un carrito o un balde. Un poco de plástico ablandado a cierto temperatura es vertido en un recipiente que contiene el master y luego este es prensado a 120 toneladas de fuerza. Lo que se obtiene es una copia exacta pero en positivo del stamper, con los surcos caracteristicos que guardan la información musical. Después del proceso de pegado de etiquetas y estuchado, queda listo para ser distribuido a las tiendas.

“Pensábamos hacer unas 15 producciones en este primer año, pero la demanda nos ha explotado en la cara. Ahora tenemos 50 pedidos hechos y diez más por cerrar”, cuenta Bruno Rodríguez. El género que más trabaja es el rock, aunque también han hecho algunos discos de pop y hasta de villancicos, como la reciente compilación de Miss Rossi, una de las artistas que más compactos ha vendido en el país. Entre las bandas con las que han trabajado figuran Autocontrol, Dolores Delirio, Leusemia, Narcosis, JAS, Voz Propia, Mojarras, Dudó, y más.

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