Fue como traer a Arrigo Sacchi o fichar a Van Gaal. En los 90, sin transmisiones en HD ni tendencias de Twitter, los entrenadores en Europa cotizaban si dirigían una Copa del Mundo o ganaban una Intercontinental. Hasta el prehistórico Perú llegaban esas noticias y esos apellidos, Sacchi campeón caminando con el AC Milan 93 o Van Gaal monarca con el Ajax de Kluivert, dejaban la desoladora sensación de que estábamos cada vez más lejos del primer mundo: no íbamos al Mundial y ni siquiera pasábamos de ronda en la Libertadores. Eran, pues, objetos de deseo, estampitas milagrosas, amores platónicos. Hasta el día en que un campeón de la Copa Intercontinental aceptó dirigir al Perú de Purizaga y Chemo, un Perú raro, que ya miraba de lejos a España 82 y recién se reponía de la tragedia del Fokker. Se llamaba Vladimir Popovic, era serbio, le faltamos el respeto de todas las formas y hace unas horas falleció, llevándose consigo varios secretos.
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A finales de 1992, Mario Fernández era ya uno de los periodistas más influyentes de Deporte Total, de El Comercio. Es el último peruano que conversó con él, hace unos diez años, cuando odiarlo ya no era un deporte. Esto recuerda él de aquellos años, más bien dolorosos y humillantes, sin resultados en el fútbol. “Con Popovic -dice Fernández- se inauguró la triste idea de traer a un supuesto gurú extranjero amarrado a un contrato cortoplacista. Lucho Puiggrós, analista de Deporte Total de toda la vida, siempre criticó la incongruencia. “Un técnico de nivel no puede quedar condicionado a clasificar o no, tiene que venir a ver las estructuras, tiene que estar ligado a cambios más profundos”. Un breve repaso de ese escenario, para quienes son hoy adolescentes: 1) El fútbol peruano de selección se organizaba a partir de Comisiones -la de Popovic se llamó USA 94- que no podía contratar más allá de su tiempo (4 años). 2) El año en que llegó, solo Chemo del Solar representaba a la legión extranjera de Perú. 3) En 1993 el país padecía de los estragos del Gobierno Aprista, a los que se sumaban el cierre del Congreso por el presidente Fujimori: en suma, una nación polarizada y más pobre. “Serbio de nacimiento -continúa Fernández-, pero hablador de castellano mascado por su paso exitoso y setentero por Colombia, donde gozó y fue campeón con el Pibe Valderrama, por ejemplo, Vladica era más un planificador que un táctico y era más un técnico de vigencia pasada que un activo entrenador capaz de cambiar malos por buenos”. Dicho de otra forma, no era un mago y sí un hombre con las espaldas suficientes para ser gerente. Curioso, como Oblitas hoy.
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POPOVIC Y OBLITAS, 1993
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¿Cómo era Popovic? Su señorío, eso que algunos llaman estampa, contradecía sus formas diarias: andaba por Videna en jogger y cronómetro, asistía a las conferencias en zapatillas y lo primero que hizo fue fundar las bases de un proyecto que no dependía de Delfino-Burga, los popes de entonces, pero que dominaba la región: llamó a Oblitas, aceptó sugerencias de la FPF y lo nombró su asistente de campo. En Sudamérica había una ola de fanatismo por la escuela yugoslava, o como dice Panenka, en todo el mundo: Dussan Draskovic tenía todo el poder en Ecuador, Mirko Jozic había sido campeón de la Libertadores en Colo Colo 91 y en Perú, dos técnicos hacían escuela; Iván Brzic y Simo Vilic. Antes de su separación, Yugoslavia impuso un estilo y ganó cosas: el Mundial Sub 20 de Chile de 1987, que heredó decenas de jugadores por todo Europa, y la consagración del Estrella Roja de Belgrado, que en 1991 se convirtió en el único club yugoslavo en ganar la Copa de Europa y el único de Europa del Este en obtener la Copa Intercontinental. Precisamente, con Popovic.
El 15 de octubre de 1992, once días antes de que Vladimir Popovic entregara la lista de convocados para las Eliminatorias rumbo a Estados Unidos 94, la periodista Teresina Muñoz-Nájar entrevistó al serbio para la edición 1232 de Caretas. Del archivo se pueden rescatar algunos detalles para entenderlo: su elogio al (viejo) fútbol peruano, su debilidad por Chemo del Solar, su serenidad en el mensaje que hay que tener sobre la disciplina y la cautela para hablar de su sueldo, delicia de decenas de periodistas.
¿Qué figuras hasta ahora le han impresionado más?
Julio Rivera, Roberto Martínez y Martín Dal’Orso, entre otros.
Ha comparado a Maradona con Chemo del Solar, ¿no cree que exagera?
No los he comparado. Solamente quiero dar confianza a los muchachos. Basile está orgulloso de Maradona, yo lo estoy de Rivera, Quesada, Chemo, Espinoza. Además, Maradona es muy bueno, pero ¿acaso tiene cuatro piernas o cuatro cabezas?
¿Qué va a pasar si fracasa?
Nada, pero lo más seguro es que agarre mi maleta y me vaya a mi casa.
También dijo que no le gustó el cebiche.
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El proceso fue atroz: un punto en 4 partidos. Encima, la persecución desde el Congreso -imagínense si no hay cientos de urgencias más que preocuparse por el sueldo de un trabajador de un ente privado- que convirtió al señor Willy Serrato -hoy en prisión preventiva- en una estrella: Serrato fue el congresista que perseguía al entrenador de la selección por ganar “3 mil dólares diarios”. En 1995, ya sin Popovic al mando de Perú y como técnico de Millonarios de Colombia, Popovic volvió a Lima a jugar contra Alianza en Matute y un grupo de congresistas, cuyos nombres es mejor no mencionar, fueron a esperarlo al aeropuerto. Nunca descubrió nada turbio esa comisión.
CHEMO Y POPOVIC
De todo eso se acuerda Chemo del Solar, el técnico de César Vallejo, entonces, el único futbolista peruano con presencias en una de las ligas top del mundo España. Acaba de enterarse la partida de Popovic, a los 85 años.
¿Cómo era el Perú en esos años? Es necesario saber que también existieron los 90, para que exista Rusia 2018.
Fueron años duros. Nos costaba mucho jugar en el extranjero.
Popovic hablaba muy bien de ti.
Lo que pasa es que en esos años era el único peruano jugando en Europa. Y en España, donde era complicadísimo. Percy (Olivares) se va luego al Tenerife y lo mismo Pablo (Zegarra).
Escuchaste alguna vez aquella comparación que hizo contigo y Maradona.
No, la verdad que no. Me estoy enterando por ti. Imagínate. Lo único que puedo decir es que muy probablemente me conocía por mi estadía en España y bueno, eran unos años difíciles para la selección. Yo para irme a la Liga tuve que jugar 5 Copas Libertadores, 3 Copas América y la Eliminatoria del 89. Entonces, solo se permitían 4 extranjeros por equipo.
¿Cómo era Popovic?
Me tocó estar con él en la Copa América del 93, a la que llegué poco antes; luego concentramos 15 días antes de las Eliminatorias, que fue un mes. Era muy trabajador, muy dedicado, esa era la escuela Yugoslava. Me quedó la sensación de ser un hombre muy educado, amable, que hablaba muy bien el español por su pasado en Colombia. Se hacía querer. Lástima que nos fue mal.
¿Por qué crees que hubo esa persecución extrafutbolística? Lo citaron al Congreso para saber cuánto ganaba.
Me acuerdo. Pues, sino ganas en el fútbol, estás fregado. Más con la selección. Aquí no importa cómo, solo hay que ganar o ganar.
Si te pregunto por qué le fue mal, ¿cuál sería tu primera respuesta?
Pues... te diría que las demás selección tenían mejores jugadores que nosotros. Perú tenía buenos jugadores, pero no le alcanzaba la competencia de 25 de gran nivel. Es eso.
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