-Jorge, la risa, el humor, han acompañado a la humanidad desde siempre y en todo tipo de momentos (violentos, felices dramáticos), y mucho es lo que se ha escrito sobre ello, como “la risa, remedio infalible”...
-Esa era de Selecciones del Reader´s Digest, que a menudo eran los chistes de Sofocleto. Yo lo recuerdo porque en mi casa tenía la colección. Sofocleto era un personaje atroz, porque tenía graves problemas, pero era un humorista extraordinario... Pero, sí. La risa nos ha acompañado siempre y nos ha ayudado a conjurar los momentos más oscuros y también, por supuesto, los momentos más lindos. Por ejemplo, ahora estamos atravesando una etapa sombría y, no obstante, ahí están los memes, ahí están las bromas sobre la cuarentena, sobre el confinamiento. Y son una forma de defendernos, básicamente.
-Es curioso cómo humor y tragedia siempre van de la mano. El ejemplo mas común de esto es que después de la media noche, en los velorios, la gente comienza a contar chistes.
-Siempre, siempre… y después llegan a su casa y los que pueden se van a la cama con su pareja, te lo digo, ah. Esa es nuestra manera de responder a la muerte: con la vida. ¿Te das cuenta?
-La permanente lucha de Eros versus Thanatos.
-En pocas palabras, es eso, efectivamente. Es la permanente lucha mitológica de Eros y Thanatos y la implicación también, porque siempre van juntos. Lo saludable en el ser humano es que haya una adecuada combinación de ambos, porque puro Eros tampoco; puro Eros termina convirtiéndose en una forma de negación. A mí me encanta el humor, los chistes, reír… Es algo que uno ve en las reuniones familiares, donde la gente está sin máscaras; donde están los que te conocen desde chiquito.
-Y no solo basta con tener sentido del humor. Mas importante aun es saber reírse de sí mismo.
-En realidad, esa es una distinción esencial. La capacidad de reírse de uno mismo es fundamental y la capacidad de responder con creatividad, mientras mas talentosas son las personas. Hay esta famosa respuesta de Mark Twain, que es clásica; tú sabes que los periodistas andan preocupados por las primicias, ¿no?, y alguien escuchó por ahí que había muerto Mark Twain y lo publicó en no sé qué diario importante de los Estados Unidos. Cuando le preguntaron a Twain qué opinaba, respondió: “Las noticias de mi muerte me parecen exageradas”.
-Hay que reírse de la situación.
-Reírse de la situación, desdramatizar también. Alguien decía que la comedia es “tragedia más tiempo”. Y aunque te parezca mentira, algún día de todo este horror que estamos viviendo, nos reiremos también. Ya se han hecho películas sobre los campos de concentración en tono de parodia, por ejemplo. Y algunas muy bien hechas.
-A Hitler lo imitó el mismo Chaplin.
-Y Charles Chaplin lo hizo durante la guerra... Exacto. En una audacia extraordinaria y lo hizo maravilloso, dicho sea de paso. Pero, bueno. Hay que ser un genio para hacer eso. No cualquiera puede hacer eso.
-Es cuestión de esperar el tiempo adecuado, además.
-Hay un tiempo necesario para procesar las cosas, efectivamente. Nunca hemos hecho, por ejemplo, humor con Sendero Luminoso. No estamos listos probablemente para eso. Pero algún día, seguramente, ocurrirá. Ahora tenemos la tragedia demasiado mal asimilada, todavía. Esa tragedia. Pero, en general, uno se puede reír de absolutamente todo.
-¿Todo,todo?
-Claro, a veces es chocante. Como esta famosa serie brasileña de Netflix sobre Jesucristo, que era gay y que hizo reír a algunos y disgustó a otros. O los Monty Python, en Inglaterra, que se han burlado de absolutamente todo.
-O como South Park.
-Como South Park, efectivamente, que se burla de la muerte, se burla de Jesús, se burla de lo sagrado. Porque, claro, el asunto es que los límites entre lo que es admisible y lo que no lo es, van variando conforme las épocas y las culturas. Mira lo que pasó con Charlie Hebdo en Francia. A los radicales islámicos les pareció intolerable el humor tosco, vulgar, grosero de Charlie Hebdo. No se caracterizan por su refinamiento, sino por lo contrario. Pero mira en lo que terminó. De ahí a que te maten a balazos, imagínate. El humor, tiene muchas repercusiones y van a variar según quién sea la persona que lo recibe. Lo que a uno les parece divertido, a otros les parece un sacrilegio. Aquí en el Perú lo vemos cuando la gente hace escarnio de cuestiones religiosas: hay gente que lo toma muy mal y hay gente que le parece muy cómico. Entonces, no es que nos vamos a poner de acuerdo tampoco. Freud en eso fue muy lúcido, en un libro que se llama “El chiste y su relación con lo inconsciente”, dice que a final de cuentas los chistes siempre tenían un componente agresivo y un componente erótico. Y, claro, esto puede hacer que a algunas personas les resulte, digamos, catártico, que se genere una sensación de carcajada y alivio, y que a otras los ofenda. Los hiera. O sea es un arma de doble filo. Ahora que estamos con un cambio de paradigmas y si nos olvidamos un ratito de la situación trágica del Covid, bromas que antes pasaban desapercibidas, machistas, hoy día reciben una respuesta completamente distinta.
-Están mal vistas.
-Claro, porque el paradigma cultural ha evolucionado y ahora cosas que en realidad probablemente nunca fueron tolerables, ahora son son visibilizadas, pero a veces también -en este movimiento pendular que nos caracteriza a los humanos-, nos volvemos moralistas y exagerados. Creo que la clave es que siempre hay que cuestionarnos. Y la risa cuestiona.
-Ahora que has mencionado el asunto de lo políticamente correcto, he leído columnas de gente que se plantea si “lo políticamente correcto va a matar al sentido del humor”.
-Absolutamente, absolutamente. Ese es uno de los riesgos de lo políticamente correcto. Que hay que pensar antes de contar el chiste y a veces hay que explicarlo, con lo cual ya mataste al chiste por completo. Sí, lo políticamente correcto es una de las amenaza contra el humor. Claro que sí (ríe).
-Dices que nos podemos reír sobre todo, pero, ¿nos podemos reír todos? ¿Todos los seres humanos tenemos sentido del humor?
-No, no, no. Yo creo que no. Hay personas que son capaces de hacer una broma justo frente al pelotón de fusilamiento, pero esos son casos extremos -que, yo diría-, de valentía en el humor, digamos, porque a veces se requiere ser muy valiente para hacer ciertas bromas, en ciertos contextos. Y a veces hay que exponerse también a que no caigan bien. Yo creo que no todo el mundo tiene el sentido del humor muy desarrollado. Hay gente que lo tiene mucho más que otra. Yo, particularmente, aprecio muchísimo el sentido del humor y me gustan muchísimo las personas que al hacerlo, nos hacen ver aspectos de la realidad que no nos habíamos dado cuenta. Hay series de televisión magníficas, como Seinfeld. El absurdo es otro elemento también, dentro del humor. Los judíos son unos creadores extraordinarios de chistes. Freud los coleccionaba.
-Muchos la asocian al humor con la inteligencia. ¿Será cierto?
-Me temo que va a sonar pedante, pero yo creo que sí. Yo creo que los grandes humoristas son personas muy inteligentes, y ahora que hay esta cosa del stand up comedy, ahí lo puedes ver. Son personas que son terriblemente ingeniosas, agudas, y que ven aspectos de la realidad que no te habías dado cuenta. Y por eso te hacen reír. Te desconciertan. Y a veces son cosas de la vida cotidiana. No obstante, yo sí creo que es una forma de inteligencia, el humor. Sin duda alguna. E iba a decirte que está asociado también con el lenguaje, pero la verdad es que no, porque hay personas que tienen un manejo muy sencillo del lenguaje, pero tienen una capacidad de bromear extraordinaria.
-Porque no hay un solo tipo de inteligencia.
-Así es, hay sabiduría de vida, que no necesariamente va asociada a los libros ni a las universidades.Me acuerdo que un día estaba yo caminando por una avenida y de pronto aparecieron unos policías en una moto, unos policías de una división que se llamaba Los Halcones, y pararon a una camioneta que por supuesto era muy moderna. Y entonces yo me paré a mirar un poco curioso, porque creía que no se había cometido ninguna infracción -pero ya sabes cómo son las cosas-,y entonces yo digo “los halcones....”. Sentada a mi costado, en la vereda, había una señora que estaba vendiendo cosas. una vendedora ambulante. Me mira y me dice: “Chaparon su pescao”. Todos soltamos la carcajada.