Dueño de una asombrosa versatilidad, a lo largo de 70 años compuso verdaderos himnos, entre ellos Cuando llora mi guitarra, Contigo Perú, Cariño malo y más. (Foto: Karen Zárate)
Dueño de una asombrosa versatilidad, a lo largo de 70 años compuso verdaderos himnos, entre ellos Cuando llora mi guitarra, Contigo Perú, Cariño malo y más. (Foto: Karen Zárate)
Czar Gutiérrez

Dicen que la muerte encierra por lo menos dos corazones en un mismo ataúd: la del extinto que se va y la de quien sobrevive su ausencia. En esta tierra del inca que el sol ilumina porque Dios lo manda, en esta nación que luchando rompió las cadenas de la esclavitud, el ataque letal al miocardio que el 17 de enero se llevó a su compositor de bandera ha enviado a millones de corazones hasta ese féretro. 

Porque de Augusto Polo Campos (1932-2018) se pueden decir muchas cosas. De su faceta como prolífico vendedor de canciones a municipalidades, universidades, colegios e institutos armados. De su soberbia que demolió hasta a Pinglo. De alguna aspereza en el devenir de la Peña Ferrando, especialmente con Lucha Reyes. De su debilidad por el sexo opuesto e, incluso, de su implacable proceder como temprano agente de la Policía de Investigaciones del Perú. 

Curiosamente, jamás fue cuestionada su estrecha relación con el velascato. Fue esa alianza, diseñada a partir del rodaje de un balón rumbo a Argentina 78, la que modeló eso que llamaron identidad nacional. El famoso toque peruano entre la maquinaria mediática de la dictadura militar y el trío glorioso Avilés-Cavero-Polo Campos. Claro, allí están la sierra bravía y la nieve perpetua, que es bandera de paz. Pero tampoco olvidemos que la ‘r’ es del rifle. ¿Y entonces la unión? 

En abierto contraste y desde la otra orilla, escritores de vena poética como Manuel Acosta Ojeda o Carlos Hayre trabajaban una pluma impoluta ante un Polo Campos debilitado por el dicterio, mientras se enorgullecía de haber escrito mil canciones sin haber leído jamás un libro. Divulgando que Contigo Perú lo escribió en 15 minutos a cambio de 15 mil dólares castrenses, a mil dólares el minuto de composición.

Le creemos: Polo Campos fue nuestro ‘orejero’ estrella, de aquellos superdotados que escriben en servilletas y asombran al musicalizar con el pabellón auricular. No en vano sus canciones tienen peso, arraigo y tradición. Suficiente para pintar los colores y unirse en la tierra contigo Perú. 

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