Según el abogado del delantero, Pedro Fida, el próximo 4 de diciembre podría conocerse la sanción definitiva. En Zúrich, a la salida de la audiencia, una novel barra peruana le recordó lo que todos sabemos: “Eres inocente”.
Según el abogado del delantero, Pedro Fida, el próximo 4 de diciembre podría conocerse la sanción definitiva. En Zúrich, a la salida de la audiencia, una novel barra peruana le recordó lo que todos sabemos: “Eres inocente”.
Miguel Villegas

Cuando llama ‘mi familia’ a la selección no miente ni exagera. Lo es. La sangre de Guerrero protege a Perú como si se tratara de un manto sagrado. 

Los hermanos Gómez Sánchez, que la rompieron en Boca y River, son primos de su madre; Héctor Chumpitaz es el tío que salió campeón de América; ‘Caíco’ Gonzales Ganoza, el otro papá que lo llevaba de mascota a Matute. Pero no son solo ellos los que también se sienten un Guerrero –y un guerrero– en el país. Hasta quienes miran con distancia el fútbol hicieron la pregunta: ¿puede jugar Paolo el Mundial de Rusia? Para la FIFA, el "resultado analítico adverso" ya se ha convertido en un "positivo por el metabolito de la cocaína benzoilecgonina". Eso es lo que dice hoy el comunicado que condenó hoy a Paolo Guerrero a un año de suspensión. 

El artículo 45 del Reglamento Antidopaje de la FIFA dice que el período de suspensión impuesto por la presencia de una sustancia prohibida es de dos años. El mismo reglamento coloca dos escenarios en los que esta pena puede ser anulada o reducida.

Si el jugador demuestra "que no existe conducta culpable o negligente de su parte" se anula la suspensión. Si este demuestra "que no ha cometido ningún acto culpable o negligente significativo", el período de suspensión puede ser reducido a la mitad. Esta última sería la postura que tomó la FIFA. 

Mientras tanto, fuimos bioquímicos, policías, abogados, doctores, jueces, almohada. Guerrero había dado sus descargos desde su más sólido argumento ante el Comité Interdisciplinario de la FIFA, en Zúrich: tomó por equivocación un té contaminado con hoja de coca. Las señoras que lo esperaban con banderas peruanas a la puerta de la audiencia le mandaban besos volados. Un té –según versión del estudio brasileño Bichara & Motta Advogados, encargados de la defensa, alguna vez fichados por Neymar– produjo el resultado analítico adverso que se hizo tendencia mundial hace ya varias semanas. Un error grosero a este altísimo nivel. Un té que es, a estas alturas, veneno. 

Cuando Paolo Guerrero llama ‘mi familia’ a la selección no miente ni exagera. Pasa que, a más gente de la que uno imagina, este drama ha tocado como si fuera el hijo, el mejor amigo, el nieto. Hay tras la clasificación de Perú al Mundial una euforia inmensa y una pena oculta: en el póster no está Guerrero y no es justo. ¿Cómo le explicamos eso a tantos niños? 

La vida sin Paolo 
¿Qué pasó desde el 3 de noviembre, cuando la FPF emitió un comunicado sobre el caso del ‘9’, involucrado en un doping positivo? Los personajes, los rumores y las fábulas son una novela en tiempo real. 

–Ese mismo mediodía, Petronila Guerrero, la madre del capitán peruano, dijo: “Ustedes lo conocen, es intachable; él está muy tranquilo”. 

–Al día siguiente, el polémico periodista argentino Martín Liberman profundizó en su programa de TV: “La información que tengo es fuerte y no la voy a dar, pero Guerrero estaría suspendido un tiempo largo”. 

–Flamengo, su club en Brasil, lo respaldó tras hacerse oficial los 30 días de suspensión temporal. 

–Su padre, José Gonzales, criticó con misiles a los médicos de Perú. 

–El doctor Julio Segura respondió: “No usamos sustancias que produzcan doping”. 

–El presidente Pedro Pablo Kuczynski lamentó la situación y sugirió que quizá el problema se debió “a un antihistamínico”. 

–La conductora Gisela Valcárcel defiende a Guerrero con una frase símbolica: “Hablar mal es cuestión de tontos”. 

–El domingo 5 de noviembre Paolo Guerrero pisa Lima. A la mañana siguiente suena su teléfono. 

Días después de la bomba, del doping positivo, el teléfono privado del delantero sonó decenas de veces. No contestó nunca, básicamente, porque no era momento. Al cabo de un rato, Chemo del Solar, su ex técnico en la selección, tuvo una breve charla con Guerrero. Hay varios puentes entre Del Solar y Paolo: Julio Rivera, su hermano y ex compañero en Videna; la Eliminatoria a Sudáfrica donde se conocieron y un detalle no menor: en 2002, cuando ya estaba retirado y formaba parte del staff de entrenadores de menores del Real Madrid, Del Solar dio positivo en un control antidopaje.

Cuando eso pasó, el ex técnico de Perú organizó su defensa ante Conmebol a partir de dos argumentos: 1) Los más de 40 controles con resultado negativo que pasó en sus años europeos (Liga Española y Copa UEFA). Y 2) La llamada comúnmente prueba del pelo. Del Solar pasará las vacaciones en España los próximos días. No quiere hablar del tema. Lo que sí podemos saber es que en esa conversación entre él y Paolo, una de las recomendaciones para Guerrero fue hacerse la misma prueba que, en su caso, descartó cualquier hábito de consumidor.  Aquel año 2002 fue ‘Pep’ Guardiola el que le sugirió hacerse el examen con urgencia. Se llama también solidaridad. El entorno del goleador no lo dudó y se puso manos a la obra. El bioquímico Luiz Claudio Cameron, la sombra de Paolo en estos días, lideró el tema. Según Globoesporte, el único portal de deportes que acompañó al peruano hasta Zúrich, el examen se hizo en dos laboratorios: uno en Brasil y otro en Canadá. Los rigores de la ciencia obligan a cortarse de raíz un mechón de cabello de distintos lugares de la cabeza. Las patillas, la nuca, la parte frontal. “Los representantes de Guerrero ya tienen la confirmación del laboratorio brasileño”, publicó el medio, que también fue el primero en confirmar la sustancia detectada en el cuerpo del delantero: benzoilecgonina. Los resultados, esa vez, fueron negativos.

El futuro
Vestido de traje negro –más propio para un funeral-, Paolo Guerrero salió de las oficinas de FIFA en Zúrich la semana pasada y fue recibido por hinchas peruanos como si se tratara de candidato a presidente. Nevaba, a -5 grados. “Paolo inocente, Paolo inocente”, gritaban señores, señores, niños. El Perú, la verdad. El periodista brasileño Iván Raupp, enviado de Globoesporte, recogió tres declaraciones contundentes: “Estoy tranquilo porque soy inocente”, “Gracias a Dios he conseguido todas las pruebas, que son fundamentales” y “Estoy seguro de la absolución”. 

¿Qué hizo Paolo Guerrero en todo este tiempo? No vimos la crisis, las lágrimas ni los ataques de frustración propios del que asoma a la línea de meta y cae. En el Instagram de su novia, Thaisa Leal, sí : Guerrero le canta feliz cumpleaños a un amigo, maneja bicicleta en una playa de Río con su socio o comparte lujosa cena romántica con ella. Pero también lo vimos en la cara de Jefferson Farfán la noche en que fuimos felices, cuando el autor del 1-0 a Nueva Zelanda salió corriendo a buscar el número 9 para cubrirse el rostro. Fue él, Jefferson, el ideólogo que mandó preparar esas camisetas con la cara de Paolo con que sus compañeros salieron al campo. Fue él, Farfán, el primero que lo llamó la semana previa al repechaje para preguntarle cómo estaba, qué hacía, qué pensaba por las noches. Y fue él, el crack que volvió al rescate, el que se puso a llorar en el medio de la cancha, derrumbado, muerto de pena y de alegría, como aquellas tardes en que los dos se dormían en la combi que los llevaba de Barranco a Matute, de estudiar a aprender, de Los Reyes Rojos a la vida. 

“Hermano de mi alma. Ten mucha fe. Verás que todo va a salir bien”, le escribió hace unos días. 

En realidad, le escribimos todos. 

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