Más de 190 países llegaron a un acuerdo en las Naciones Unidas que defenderá los recursos genéticos y saberes tradicionales de la llamada biopiratería.
Más de 190 países llegaron a un acuerdo en las Naciones Unidas que defenderá los recursos genéticos y saberes tradicionales de la llamada biopiratería.
/ NICHOLAS ROBERTS
Agencia AFP

Más de 190 países acordaron el viernes un tratado “histórico” sobre patentes para luchar contra la denominada , la explotación de recursos genéticos y saberes tradicionales de pueblos indígenas, que llevaba negociándose desde hace más de 20 años.

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Después de casi dos semanas de discusiones, los Estados “aprobaron un nuevo tratado innovador relativo a la propiedad intelectual, a los recursos genéticos y a los conocimientos tradicionales asociados, logrando así un avance histórico que culmina décadas de negociaciones”, señaló la ONU en un comunicado.

El tratado obligará a los solicitantes de patentes a divulgar el origen de sus recursos genéticos y los conocimientos tradicionales empleados en su invención.

El objetivo es luchar contra la biopiratería y garantizar que una invención es realmente innovadora y que los países y comunidades locales posiblemente afectadas han dado su acuerdo para usar sus recursos genéticos, como especies vegetales, y sus conocimientos tradicionales.

Los países miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), una agencia de la ONU, estaban reunidos desde el 13 de mayo en la ciudad suiza de Ginebra para concluir más de dos décadas de negociaciones.

“Esperábamos este momento desde hace 25 años”, declaró el presidente de las negociaciones, el embajador brasileño Guilherme de Aguiar Patriota, tras validar la aprobación por consenso el tratado.

Es el primer tratado de la OMPI sobre la propiedad intelectual, los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales, y también el primero que incluye disposiciones específicas para los pueblos indígenas y las comunidades locales, subrayó esta agencia de la ONU.

“Demostramos así que el sistema de propiedad intelectual puede continuar incentivando la innovación a la vez que evoluciona de forma más inclusiva, respondiendo a las necesidades de todos los países y sus comunidades”, dijo el director general de la OMPI, Daren Tang.

“Hoy hemos entrado en la historia en muchos sentidos”, agregó.

“Justo equilibrio”

“Acogemos con satisfacción el resultado, que establece un justo equilibrio entre la promoción de la innovación y la mejora de la transparencia del sistema de patentes”, reaccionó el representante neerlandés, hablando en nombre de varios países occidentales.

El acuerdo no estaba ganado de antemano: “Tuvimos algunos altibajos”, dijo.

La transparencia que implica el tratado debe reforzar la implementación del protocolo de Nagoya que prevé que las personas que suministran recursos genéticos y conocimientos tradicionales gocen de beneficios, no necesariamente monetarios, por su uso.

“No llegaría al punto de decir que (el tratado) es revolucionario”, dijo a la AFP Antony Scott Taubman, que en 2001 creó la división sobre conocimientos tradicionales en la OMPI.

Pero permite estipular que una petición de patente implica que el demandante tiene “responsabilidades” y que “no es un procedimiento puramente técnico”, matizó.

Los recursos genéticos como microrganismos, especies animales y vegetales o secuencias genéticas son cada vez más empleados en numerosos inventos, como semillas y medicamentos que han permitido avances considerables en materia de salud, clima o seguridad alimentaria, según la ONU.

Más de una treintena de países ya exigen divulgar estas informaciones. En su mayoría son países en desarrollo como China, Brasil, India o Sudáfrica, pero también europeos como Francia, Alemania y Suiza.

Pero las reglas varían en función de los países y no siempre son de cumplimiento obligatorio.

Hace dos años, los países decidieron convocar una conferencia con el fin de concluir un acuerdo, como muy tarde, en 2024.

Solo Estados Unidos y Japón se “desvincularon oficialmente de la decisión”, aunque sin oponerse al consenso.

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