La magnitud del escándalo de "sexting" descubierto hace unas semanas en la Escuela Secundaria de Canon City, en Colorado (EE.UU.), fue una sorpresa para los profesores y padres del centro educativo.
Al menos 100 alumnos, algunos de tan solo 12 años de edad, habían estado intercambiando a través de sus smartphones centenares de fotografías en las que aparecían desnudos.
Estas imágenes íntimas, que los menores se tomaban a sí mismos y enviaban a sus compañeros, las guardaban en las llamadas "aplicaciones fantasma", lo que hizo que los adultos tardaran meses en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Las "apps fantasma" tienen la apariencia de aplicaciones normales como una calculadora o un administrador de música.
Al ingresar una contraseña, se accede a unas carpetas secretas en las que se pueden almacenar fotografías y videos a los que solo puede acceder el usuario.
Según los expertos, estas apps, conocidas también como "aplicaciones bóveda", han ganado popularidad en los últimos años entre los adolescentes, que las usan para que su padres no accedan a ciertos contenidos, como imágenes de tipo sexual.
Investigación
Los responsables de Escuela Secundaria de Canon City explicaron que habían hallado entre 300 y 400 fotografías de desnudos ocultas en este tipo de aplicaciones en los teléfonos de los alumnos.
Al parecer, algunos de los jugadores del equipo de fútbol americano del colegio están en en el centro del escándalo.
Según informó el diario The New York Times, al ser un delito el poseer o distribuir pornografía infantil, algunos de los estudiantes podrían enfrentar cargos.
Pese a ello, como la mayoría de los implicados son menores de edad, las autoridades no tienen clara la manera de proceder.
Parece ser que los estudiantes tenían un sistema de puntos. Los que obtenían las fotos de desnudos de los alumnos más deseados, ganaban más puntos.
Las autoridades van a investigar si hay algún adulto implicado o si algunos de los menores fueron coaccionados para que compartieran sus fotos.
"Caballos troyanos"
Las "apps fantasma" existen en el mercado desde hace al menos tres años y muchas de ellas son gratuitas.
Algunas de las más populares son Secret Calculator Folder Free y Calculator%, que tienen la apariencia y funcionan como calculadoras.
Con la introducción de una contraseña se accede a los archivos secretos.
Incluso hay apps que tienen archivos secretos dentro de otros archivos secretos, para que sea todavía más difícil acceder al material que se quiere ocultar.
"Estas apps son lo que llamamos caballos troyanos, porque aparentan ser una cosa que no son", explica Steven Beaty, experto en ciberseguridad y profesor de computación de la Universidad Metropolitana de Denver, en Colorado.
Según Beaty, "es muy difícil diferenciar estas apps de aplicaciones normales".
"Los padres deberían fijarse en las aplicaciones que los teléfonos normalmente ya llevan incluídas, como calculadoras, y buscar aquellas que están duplicadas en los teléfonos de sus hijos", recomienda Beaty.
"Las aplicaciones redundantes son las más sospechosas", señala el experto.
Control
Beaty cree que los adultos deben controlar las aplicaciones nuevas que compran sus hijos accediendo a los portales de las tiendas de Apple o Google, ya que allí sí que se indica su verdadera función.
"Si se conecta un teléfono a una computadora, tampoco es posible acceder al contenido de esas apps fantasma, ya que los archivos permanecen ocultos", explica.
El especialista explica que existen "herramientas sofisticadas utilizadas por la policía para acceder al contenido oculto de los teléfonos, pero no están disponibles para el público".
"Los padres han de explicarles a sus hijos cuáles son las ramificaciones de utilizar estas aplicaciones para almacenar cierto tipo de contenido y las consecuencias que ello puede tener", recomienda.
Las autoridades en Colorado han asegurado que el caso de la escuela de Canon City no es aislado y que las "aplicaciones fantasma" son utilizadas por menores en todo EE.UU.
Una razón más para que los padres extremen la vigilancia de las actividades de sus hijos en sus teléfonos celulares y computadoras.