En el último Salón de Ginebra quedó claro que el futuro del transporte es eléctrico. La mayor parte de fabricantes se preparan para fabricar autos con este tipo de motor, pero en Japón existe una alternativa a la proyección en la industria automotriz: los autos de hidrógeno.
Este tipo de vehículos son tan silenciosos como los eléctricos. Sin embargo, su relevancia es muy limitada porque existen solo 11.000 vehículos con pilas de combustible de hidrógeno en todo el mundo y la mitad circula en California, Estados Unidos.
La apuesta por los autos de hidrógeno en Japón la lidera Toyota con su modelo Mirai (Futuro en japonés). Un limitante para su comercialización sería el costo del vehículo, pues incluidos los subsidios de gobierno puede llegar a costar unos 50.000 dólares en Japón debido a su coste de producción.
El gobierno quiere impulsar este tipo de transporte para Tokio 2020, teniendo en cuenta que solo hay 100 autobuses de hidrógeno, pero esperan contar con 40.000 vehículos circulando en sus vías para el otro año, un objetivo muy optimista.
De todos modos, sus ventajas son más que evidentes. La más clara, la de su forma de reposar, similar a la de los autos de combustión. El conductor va a una hidrolinera y reposa unos minutos como si llenase el tanque con gasolina.
Desventajas
Un gran problema es que las hidrolineras son escasas. Además, son igual o más caros que los eléctricos con los que compiten. Por ejemplo, el Hyundai Nexo tiene un precio de 69.000 euros, un auto hidrógeno disponible en Europa.
A ello se suma el precio elevado del combustible, que va entre los 10 euros por kg, permitiendo recorrer 100 kilómetros. Producir esta energía impone un alto costo.
Aun así, en Japón tienen clara esta apuesta. Faltará ver si lograrán su objetivo de acá a un año.