Debido a la enorme acumulación de basura (elegantemente, rebautizada ahora como residuos sólidos) en sus calles, el distrito limeño de Villa María del Triunfo ha sido declarado en emergencia ambiental por el Ministerio del Ambiente (Minam). A diferencia de una emergencia sanitaria, que implica acciones específicas en el campo de la salud, la emergencia ambiental se define como: “desastres o accidentes que ocurren súbitamente como resultado de factores naturales, tecnológicos o inducidos por el hombre, o una combinación de estos que causan o amenazan causar severo daño ambiental, problemas de salud pública, así como pérdida de vidas humanas y de bienes”.
Sin duda, el desastre ambiental de Villa María del Triunfo ha sido originado por sus ciudadanos, quienes han contado con la valiosa complicidad de sus autoridades municipales.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), órgano adscrito al Minam, clasifica la basura en dos grupos: la susceptible de gestión municipal y aquella que no depende de gestión municipal.
La basura de gestión municipal se origina en los hogares (restos de alimentos, papel, botellas, plásticos, cartón, latas, pañales descartables, etc.); en el comercio (papel, embalajes, plásticos, etc.); y por actividad de limpieza urbana (barrido de calles y vías, maleza, etc.).
La basura originada en la casa es de dos tipos: la orgánica, que es aquella que se puede pudrir y oler mal (principalmente, restos de comida), y la inorgánica, compuesta por latas, papeles, cartones y plásticos. En términos de cantidad, aproximadamente 40% de la basura generada en Lima Metropolitana es inorgánica y 60% es orgánica. Pero en términos de volumen, 90% de la basura es inorgánica y solo 10% es orgánica. Este es un dato muy importante, ya que si en el hogar se separaran la basura orgánica e inorgánica, la disposición de los residuos sólidos podría facilitarse enormemente.
Los residuos orgánicos e inorgánicos podrían ser recogidos puntualmente y por separado en ciertos días de la semana, con lo cual se evitaría el triste espectáculo de la basura en la calle. Por lo tanto, el gran reto para el Perú es cómo cambiar la norma social para que la separación de residuos sólidos empiece en la casa.
El caso de Villa María del Triunfo –y de incontables otras localidades– nos muestra claramente esa situación. La basura callejera se origina en hogares que no tienen ni la educación ni las facilidades para separar los residuos sólidos, ni los servicios municipales que los recojan puntual y eficientemente.
Irónicamente, en respuesta al tuit del Minam que anunció la emergencia ambiental en ese distrito, vecinos de otras ciudades del país se quejaban de la acumulación de basura en su localidad y pedían también la emergencia ambiental. Es triste admitirlo, pero el manejo de la basura en el Perú deja mucho que desear y mucha gente se ha acostumbrado –y resignado– a considerar a la basura callejera como parte de su paisaje diario.
—Manejo de la basura—
En el país, cada ciudadano origina, en promedio, un kilo de basura diaria, y solo el 1,5% de los residuos aprovechables son procesados. De las más de 19.000 toneladas de basura generadas al día, el 52% termina en un relleno sanitario y el 48% en algún botadero (léase alguna calle). Es decir, mitad y mitad. Se calcula que existen aproximadamente 1.300 botaderos formales y cerca de 2.000 botaderos informales. Ahora nos explicamos por qué hay tanta basura
en las calles. Sin duda hacen falta centenares de rellenos sanitarios.
Increíblemente, el 80% de los residuos sólidos –tales como papel, cartón, vidrio, metales, plásticos y textiles– tiene un valor económico, el cual es evidentemente desaprovechado.
En general, el manejo de residuos empieza en el lugar que se generan (hogares o industrias) y continúa con su recolección, procesamiento, transporte y eliminación.
Los principales métodos de manejo de los residuos sólidos son:
•Reciclaje: es la recuperación de materiales de los objetos usados por los consumidores.
•Compostaje: es el proceso biológico de degradación de la materia orgánica.
•Tratamiento de aguas residuales: es el proceso que separa los materiales sólidos del agua para su descarte adecuado.
•Incineración: es el proceso por el cual se combustiona el residuo sólido para obtener energía y reducir el volumen de desechos que se eliminan.
•Relleno sanitario: es la deposición de desechos en un área especialmente designada, cuyo diseño moderno incluye una ‘celda’ preconstruida, revestida de una capa impermeable –natural o artificial– y con un cuidadoso control de las emisiones.
—Efectos sobre la salud—
La basura acumulada en las calles está asociada a la aparición de diversas enfermedades infecciosas, tales como disentería y fiebre tifoidea. La basura orgánica atrae insectos y ratas que pueden transmitir bacterias y parásitos en la población aledaña. Al causar contaminación ambiental por dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, la acumulación de basura callejera ocasiona también problemas respiratorios y oculares. El impacto sobre la salud de los trabajadores que deben recoger esas montañas de basura no puede dejarse de lado, así como la contaminación del agua subterránea por metales pesados y otras sustancias químicas, o el impacto en la salud mental de los vecinos, quienes se sienten abandonados, frustrados e impotentes de vivir entre tanta basura.
—Corolario—
Las normas sociales pueden cambiarse. El desafío es saber cómo hacerlo. En la actualidad, a nadie se le ocurre prender un cigarrillo en un restaurante, pero todavía nos pasamos las luces rojas y botamos la basura en las calles. Al respecto, ¿separa usted ya lo orgánico de lo inorgánico en su casa, amable lector?
Síguenos en Twitter: