En los últimos años, el papel de las mujeres en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) ha experimentado una evolución significativamente positiva. A medida que la conciencia sobre su importancia en estos campos ha aumentado, se han realizado esfuerzos para fomentar su participación.
A pesar de estos avances, siguen habiendo desafíos. De acuerdo con la Unesco, las mujeres representan el 35% de quienes cursan estudios de enseñanza superior en estos campos en el mundo y menos del 30% de los investigadores científicos son del género femenino.
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A raíz de este tema conversamos con Ruth Canahuire Cabello, una científica peruana reconocida por participar en el desarrollo de un robot con dos brazos que sirve de apoyo a intervenciones quirúrgicas. Ella nos comparte sus experiencias en el campo de la tecnología y qué obstáculos aún están presentes para las mujeres en este campo.
“Existen brechas que podrían intimidar a algunas mujeres a no aventurarse en el campo de la ciencia y tecnología. Aún así, desde que comencé en esta carrera he visto mayor participación por parte de ellas a lo largo de los años”, nos comenta.
Un entorno liderado por hombres
Durante su infancia y adolescencia en Puerto Supe, Barranca, Ruth fue cautivada por los legos con los que construía casas, autos y pequeños robots antes de comenzar sus tareas escolares. Además, ella mostraba un interés notable por las matemáticas y comenzó a considerar la posibilidad de convertirse en ingeniera de sistemas.
“Al final me decidí por la mecatrónica. Desde el principio, tenía todas las habilidades necesarias: podía diseñar sistemas mecánicos, armarlos e incluso controlarlos. Pero sí fue una carrera solitaria, había muy pocas mujeres”, añade.
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No es para menos la mención a la poca representación femenina por parte de Canahuire. Tan solo en Perú, hasta el año 2023, las mujeres representan solo el 31.86% del total de investigadores científicos registrados en el país, según el Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Renacyt).
“Hay un campo muy amplio por explorar desde una mirada femenina. Se puede lograr mucho más si se tiene un equipo de trabajo diverso”, comenta la científica.
Un referente para las niñas
Entre los proyectos más destacados de Ruth se encuentra el desarrollo del “Prototipo de la Estación Robótica de Cirugía”, un sistema robótico de dos brazos diseñado para asistir en intervenciones quirúrgicas, permitiendo a los médicos dirigir operaciones desde cualquier ubicación del mundo. No obstante, este no sería su único proyecto relacionado al campo de la medicina.
“Me interesa mucho crear nuevas herramientas para la medicina. La robótica y la mecatrónica son súper útiles. Se aplican en un montón de cosas, como en medicina, agricultura, minería, fábricas de autos y otras industrias. Es como si fueran la solución para un montón de problemas que tenemos hoy en día en el mundo”, añade.
Destacar el desarrollo de estos trabajos, podrían ayudar a posicionar la labor de las mujeres en las áreas de STEM. De acuerdo a las palabras de Ruth, las “niñas y adolescentes necesitan referentes para verse motivadas a adentrarse en estas áreas”.
No obstante, también es importante reconocer cuáles son las razones por las que una parte del talento humano no se estaría aprovechando.
¿Decisión o falta de motivación?
Actualmente, Canahuire es la directora del Departamento de Ingeniería Electrónica e Ingeniería Mecatrónica en la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC). En base a ello, ha logrado tener mayor acercamiento a los estudiantes y tener en cuenta qué tanta es la presencia de mujeres en las aulas a día de hoy.
“Calculo que el porcentaje de mujeres en esto ha subido un poco, pero todavía estamos como en un 10% más o menos. Veo que hay más mujeres que antes, pero todavía no estamos iguales. Falta un montón de trabajo para que más chicas se animen a meterse en la ciencia y la ingeniería”, aclara.
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Entre las razones más comunes, Canahuire identificó están los estereotipos de género, que hacen pensar a muchas que la ingeniería es cosa de hombres. Además, a veces no ven modelos femeninos en ese campo, lo que puede hacer que se sientan menos representadas. Y luego está la falta de apoyo y mentoría específica para mujeres en ingeniería.
“Hay toda una cultura y ambiente en STEM que a veces hace que no se sientan tan cómodas. Es cuestión de desafiar lo establecido y poco a poco ganar terreno en la cancha. Obviamente requiere de un proceso largo”, indica.
A medida que avanzamos hacia el futuro, es crucial seguir abordando los obstáculos que enfrentan las mujeres y trabajar hacia la creación de entornos más inclusivos y equitativos.
“Alentar la participación femenina en estas disciplinas es un paso crucial para el progreso en la sociedad en su conjunto”, finaliza Ruth.