Los animales salvajes, en particular los primates y las musarañas, han evolucionado con genes para degradar el etanol de manera eficiente.
Los animales salvajes, en particular los primates y las musarañas, han evolucionado con genes para degradar el etanol de manera eficiente.
/ CRIS BOURONCLE
Agencia EFE

El consumo de , a través de numerosos frutos fermentados, es una práctica muy habitual entre muchos animales salvajes y podría reportarles además algunos beneficios, ya que son una importante fuente de calorías.

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Lo han comprobado investigadores de varias universidades, que han concluido que el etanol está presente de forma natural en casi todos los ecosistemas, por lo que es probable que la mayoría de los animales que se alimentan de fruta y néctar lo consuman de forma habitual; hoy han publicado los resultados de su trabajo en la revista Trends in Ecology and Evolution del grupo Cell.

Las imágenes y las anécdotas de animales salvajes que se comportan como “borrachos” tras comer frutas fermentadas son muy habituales, pero los investigadores creían hasta ahora que el consumo de etanol es raro y accidental, y ahora han cuestionado esa premisa y han señalado que ese consumo puede ser habitual.

La autora principal del trabajo, Kimberley Hockings, de la Universidad británica de Exeter, ha corroborado que el etanol no es algo que utilicen y consuman sólo los humanos. “Es mucho más abundante en el mundo natural de lo que creíamos, y la mayoría de los animales que comen frutas azucaradas van a estar expuestos a algún nivel de etanol”.

El etanol empezó a ser abundante hace unos 100 millones de años, cuando las plantas con flores empezaron a producir néctar azucarado y frutos que la levadura podía fermentar, y en la actualidad está presente de forma natural en casi todos los ecosistemas, aunque las concentraciones son más elevadas y su producción tiene lugar durante todo el año en los entornos tropicales húmedos y de latitudes más bajas.

Los animales ya albergaban genes capaces de degradar el etanol antes de que las levaduras empezaran a producirlo, pero hay pruebas de que la evolución afinó esta capacidad en los mamíferos y aves que consumen fruta y néctar, y en concreto, los primates y las musarañas se han adaptado para metabolizar eficazmente el etanol, han informado los centros de investigación en la nota publicada por la revista.

“Desde un punto de vista ecológico, no es ventajoso estar ebrio mientras trepas por los árboles o rodeado de depredadores por la noche”, ha señalado el investigador Matthew Carrigan, del College of Central Florida, y ha precisado que “es lo contrario de los humanos, que quieren intoxicarse pero en realidad no quieren las calorías; los animales quieren las calorías pero no la embriaguez”.

Mantienen los investigadores que el consumo de etanol podría reportar varios beneficios a los animales salvajes, ya que además de ser una fuente de calorías, los compuestos olorosos producidos durante la fermentación podrían guiar a los animales hacia las fuentes de alimento, y tener además beneficios medicinales.

Las moscas de la fruta ponen intencionadamente sus huevos en sustancias que contienen etanol porque protege sus huevos de los parásitos, y las larvas de la mosca de la fruta aumentan su ingesta de etanol cuando son parasitadas por avispas.

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