Cada día aparecen 315 mil nuevos de softwares maliciosos en internet. Es más, los correos electrónicos y los smartphones se han vuelto los grandes aliados para el robo de información, según se señaló en el "Encuentro Internacional de Seguridad de la Información" en setiembre pasado. Con esto queda claro que la seguridad en el ciberespacio se quiebra cada día más y que los hackers pueden ser considerados una gran verdadera amenaza.
Las cifras no permiten esperar un futuro menos preocupante. Cada año el cibercrimen mueve alrededor de 575.000 millones de dólares, más dinero de lo que genera el tráfico de drogas y equivalente al PBI de un país medio, según señalan los últimos informes del Centro Criptológico Nacional de España (CCN).
Sin embargo, en una encuesta realizada por los expertos en seguridad informática B2B Internacional y Kaspersky Lab, el 42% de los encuestados opina que es muy poco probable que pierdan dinero producto de un ciberataque.
Para Francisco Sánchez, director del Centro Nacional para la Protección de Infraestructuras Críticas de España (CNPIC), lo que hace falta para combatir estas amenazas son más recursos, ya que se cuenta con gente especializada pero no con las herramientas necesarias, cita la página ABC.
¿CUÁNTOS TIPOS DE CIBERATAQUE HAY?
No todos los ataques cibernéticos tienen los mismos móviles y formas de actuar. Se pueden distinguir cuatro tipos.
Cibercrimen: Tiene un fin netamente económicos y ocurre en mayor cantidad. Usualmente, los que están detrás de este tipo de ataques son organizaciones criminales especializadas en clonaciones de tarjetas y fraudes bancarios. Se basan de técnicas como el phishing para suplantar personas o empresas con el objetivo de obtener datos personales y vaciar cuentas de banco.
Hacktivismo: Tiene un objetivo más social e ideológico, ya que se infiltran a páginas gubernamentales o de grandes empresas para mostrar su oposición frente a temas controversiales o conductas antiéticas. Anonymous es un ejemplo perfecto de grupos que realizan este tipo de ataques.
Ciberespionaje: Como su mismo nombre lo señala, el móvil de estos ataques es el robo de información valiosa (política o económica). Un ejemplo es el trabajo que realizaba la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) al adquirir datos confidenciales de gobiernos y personajes estratégicos.
Ciberterrorismo: Cómo ya se ha comprobado en Siria e Irán, este tipo de ataques se utilizan para generar caos, afectando infraestructuras importantes, como aquellas que proporcionan servicios esenciales como salud, seguridad y bienestar económico en los países.
EL PELIGRO
Lo más peligroso de un ciberataques, como explica Sánchez, es que usualmente es detectado una vez que produjo el daño, además, toma tiempo determinar cuál fue el objetivo.
El ataque más peligroso que se ha registrado hasta la fecha ocurrió en el 2010 a una central de enriquecimiento de uranio iraní, gracias al virus Stuxnet. Ese acto demostró que una agresión digital era posible y muy perjudicial.