Las ruinas de la última nave expedicionaria del célebre explorador polar británico Sir Ernest Shackleton fueron halladas en el fondo del océano Atlántico frente a las costas de Canadá, anunciaron el miércoles investigadores.
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El jefe de la Real Sociedad Geográfica Canadiense, John Geiger, afirmó en rueda de prensa que los restos de la nave se encontraron en el mar de Labrador, a unos 390 metros de profundidad.
“Este es un navío históricamente muy importante. Fue el último barco expedicionario de Sir Shackleton”, explicó Geiger.
“Él murió en esta nave en su expedición final” cuando iba rumbo a la Antártida, añadió Geiger. La embarcación siguió en servicio por varias décadas hasta que se hundió en los años 1960.
Los investigadores descubrieron el barco el domingo con un instrumento de sonar.
El cazador de barcos hundidos David Mearns dijo que midieron con exactitud las dimensiones de la nave y las compararon con las medidas conocidas del Quest, “y dan en el clavo”.
“Los restos también son consistentes con los datos conocidos del hundimiento, y está en el lugar correcto, donde no hay más ruinas de su clase en absoluto. Esto nos da la confianza para decir que se trata del Quest”, explicó.
Mearns mostró imágenes de sonar de los restos del naufragio que describió como “mayormente intacto” en posición vertical sobre su quilla y ligeramente inclinado hacia babor, mientras que su mástil principal se encontraba en el lecho marino.
Agregó que otra expedición irá más adelante este año con el objetivo de fotografiar y posteriormente documentar el naufragio.
La leyenda de Shackleton
Shackleton se convirtió en una leyenda de los viajes polares luego de una épica huida de él y 27 de sus compañeros de expedición -a pie y en botes- luego de que otra de sus naves, el Endurance, se hundiera en las gélidas aguas de la Antártida en 1915.
La tripulación acampó primero en el hielo marino, a la deriva hacia el norte hasta que se resquebrajó, luego subieron a los botes salvavidas, navegando primero hasta la isla Elefante, un lugar desolado y sin árboles donde dejaron a la mayoría de los hombres y establecieron un campamento.
Usando solo un sextante para navegar, Shackleton zarpó entonces junto a otros cinco hombres en el bote más resistente y apto para una travesía de 1.300 kilómetros hacia Georgia del Sur, una colonia británica, donde había una estación ballenera.
Desafiando mares montañosos y temperaturas gélidas, el viaje de 17 días en la pequeña embarcación abierta se considera uno de los logros más notables de la historia marítima. Los 28 expedicionarios sobrevivieron.
Siete años después, Shackleton murió de un ataque al corazón a bordo del Quest a sus 47 años, con la nave anclada frente a las costas de Georgia del Sur.
El Quest siguió siendo utilizado para otras expediciones, rescates en el Ártico y por la marina canadiense como dragaminas en la Segunda Guerra Mundial antes de volver a su original función como buque de caza de focas.
En 1962, dañado por el hielo, se hundió frente a las costas de Terranova. Toda la tripulación noruega sobrevivió.
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