Investigadores de la NASA y de entidades militares pasaron más de tres años preparando una prueba de choque que sólo duraría 10 segundos.
La nave utilizada fue un helicóptero de unos 13 metros de largo. El cual fue lanzado de una distancia mayor a los nueve metros, a una velocidad de 48 kilómetros por hora.
Dentro de la nave se encontraban 13 maniquíes con equipo de vuelo y dos sin el equipo. Todos ellos estaban amarrados a unos arneses especiales dentro del helicóptero, los cuales intentaron aminorar el daño que pudieran sufrir en la vida real.
Aproximadamente 40 cámaras fueron usadas fuera y adentro de la nave para la recolección de datos. Todo con el objetivo de volver los helicópteros más seguros y efectivos para la tripulación.