Bruno Ortiz Bisso

Un grupo internacional de , encabezados por el peruano Mario Urbina, encontró en el desierto de Ica los restos del que es, hasta el momento, el animal más pesado de la historia de la Tierra: el coloso cetáceo del Perú o ‘Perucetus colossus’. Este hallazgo ha sido publicado en la .

De acuerdo a la investigación, el ‘Perucetus colossus’ fue un cetáceo primitivo del grupo de los ‘Basilosauridae’ que habitó las costas del Perú durante el Eoceno medio, hace unos 39 millones de años. Las primeras estimaciones señalan que alcanzó unos 20 metros de longitud y cerca de 199 toneladas de peso, convirtiéndose así en el animal más pesado que haya habitado la Tierra.

En esta representación gráfica se puede apreciar las dimensiones y la forma que el 'Perucetus colossus' pudo tener mientras estuvo vivo, hace 39 millones de años. Ilustración: Alberto Gennari
En esta representación gráfica se puede apreciar las dimensiones y la forma que el 'Perucetus colossus' pudo tener mientras estuvo vivo, hace 39 millones de años. Ilustración: Alberto Gennari
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El nombre científico ‘Perucetus colossus’ se decidió como una forma de homenaje al Perú, por tratarse de uno de los lugares con el registro fósil más valioso e importante en animales marinos.

Un hallazgo que fue casual

Este impresionante hallazgo tuvo su génesis en el 2013, cuando se encontraba buscando restos de cetáceos primitivos en la zona de Samaca, en el desierto de Ica. Encontró lo que serían las primeras vértebras de este animal, pero por sus particulares características, necesitó la ayuda de varios científicos para demostrar lo que sostuvo desde el primer momento: era un cetáceo desconocido y gigantesco.

Los restos fósiles del 'Perucetus colossus' son de unas dimensiones poco usuales: muy grandes y muy pesados.
Los restos fósiles del 'Perucetus colossus' son de unas dimensiones poco usuales: muy grandes y muy pesados.
/ Giovanni Bianucci

“Los animales vertebrados tenemos un esqueleto compuesto de huesos, los cuales tienen dos regiones particulares: el hueso externo o cortical, depositado en láminas, y el hueso trabecular o esponjoso, que es menos denso. Mario encontró estos pedazos gigantes de hueso con un tipo de morfología que no se conoce en los seres vivos”, explica a El Comercio Aldo Benites Palomino, paleobiólogo peruano que formó parte del grupo de investigación.

Parte del equipo internacional de investigadores, posando con un fósil del 'Perucetus colossus' que aún no ha terminado de ser extraído de la roca.
Parte del equipo internacional de investigadores, posando con un fósil del 'Perucetus colossus' que aún no ha terminado de ser extraído de la roca.
/ Giovanni Bianucci
Además…
El equipo completo

Giovanni Bianucci (Universidad de Pisa, Italia), Olivier Lambert (Instituto Real de Ciencias Naturales de Belgica, Belgica), Marco Merella (Universidad de Pisa, Italia), Alberto Collareta (Universidad de Pisa, Italia), Rebecca Bennion (Universidad de Liege, Belgica), Klaas Post (Museo de Historia Natural de Rotterdam, Paises Bajos), Christian de Muizon (Museo de Historia Natural de Paris, Francia), Giulia Bosio (Universidad de Milan-Bicocca, Italia), Claudio Di Celma (Universidad de Camerino, Italia), Elisa Malinverno (Universidad de Milan-Bicocca, Italia), Pietro Pierantoni (Universidad de Camerino, Italia), Igor Villa (Universidad de Berna, Suiza) & Eli Amson (Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart, Stuttgart, Alemania); Mario Urbina (Museo de Historia Natural UNMSM), Rodolfo Salas-Gismondi (Universidad Peruana Cayetano Heredia y Museo de Historia Natural UNMSM) y Aldo Benites-Palomino (Universidad de Zurich y Museo de Historia Natural UNMSM).

Se trata de huesos totalmente modificados en relación con los de otros animales, debido a que adquirieron una enorme densidad y un volumen descomunal. Algunos animales acuáticos poseen este tipo de características, pero se desconocía que habían alcanzado valores tan extremos. Tampoco se sabía que en el Eoceno, una época cálida del planeta, los mares podían proporcionar recursos suficientes para que evolucione un animal de la magnitud de ‘Perucetus’.

Se encontraron vértebras y costillas. En el gráfico se aprecia la proporción en tamaño, en comparación con un adulto.
Se encontraron vértebras y costillas. En el gráfico se aprecia la proporción en tamaño, en comparación con un adulto.
/ Giovanni Bianucci

“La primera vértebra que se encontró estaba inflada, como un globo, lo cual era super raro. Además, eran tan grandes que nos tomó casi dos semanas sacar cada una. Un paquete de un fósil normal pesa unos 40 o 50 kilos. El cráneo de una ballena de un metro y medio, o dos metros, te pesa unos 100 kilos. Pero aquí cada vértebra pesó unos 150 kilos, una cantidad exorbitante”, aclara Benites.

Tuvieron que usar taladros especiales para determinar la densidad ósea de cada pieza hallada.
Tuvieron que usar taladros especiales para determinar la densidad ósea de cada pieza hallada.

Para calcular las dimensiones de este animal, los investigadores tuvieron que crear modelos tridimensionales de cada uno de los huesos, utilizando un escáner láser. Esto, junto a una serie de análisis estadísticos, permitió estimar que el ‘Perucetus’ debió pesar, mientras estuvo vivo, entre 86 y 340 toneladas, dando como promedio 199 toneladas.

Más información
El de mayores dimensiones

El volumen de los huesos del ‘Perucetus colossus’ es 350% mayor al de otros basilosaurios (primer grupo de cetáceos totalmente adaptados al medio acuático).

Debido a que el peso del esqueleto en mamíferos acuáticos es una fracción del peso total que varía entre ciertos rangos, se ha estimado que ‘Perucetus’ podría haber pesado 199 toneladas.

Una ballena azul pesa 130-150 toneladas. El gigantesco ‘Argentinosaurus’ pesó entre 50 y 100 toneladas.

Antes del descubrimiento de 'Perucetus' no se sabía que los animales habían alcanzado tales magnitudes.

Unos fósiles que lo cambian todo

Esta investigación cambia el panorama de lo que estábamos pensando. Lo primero es que se confirma que ese desierto sigue teniendo tesoros y que vamos a seguirlos encontrando. Lo otro es que la mayoría de paleontólogos y biólogos piensan que el gigantismo (ballenas grandes, la megafauna) sucedió hace tres millones de años. El ‘Perucetus’ tiene 39 millones de años y es el coloso más grande en peso que existió en el planeta. Esto reescribe la dinámica de los océanos”, recalca Aldo Benites.

El paleontólogo peruano Mario Urbina ha buscado fósiles entre Ica y Arequipa con la finalidad de documentar la historia del antiguo mar peruano. Entre sus más destacados hallazgos se incluyen el único cetáceo con patas descubierto en Sudamérica, ‘Peregocetus pacificus’; la ballena con dientes ‘Mystacodon selenensis’; y decenas de otros fósiles importantes entre cetáceos, cocodrilos, perezosos, focas, pinguinos, etc. Todos estos fósiles se encuentran en la colección del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural.

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Invasiones de terrenos: un peligro latente

Sin embargo, los investigadores también se han encontrado con una situación más compleja que pone en riesgo no solo el trabajo científico internacional, sino que puede afectar una zona tan rica en fósiles para el mundo: la incontrolable invasión de terrenos en los desiertos de Ica.

“Hay regiones de este desierto, en la zona de Ocucaje, muy específicas para nuestro trabajo, pero hemos visto en los últimos años cómo las invasiones se han ido acercando. En el 2019 y 2020 veíamos cómo se estaban instalando granjas en zonas cercanas a donde realizamos nuestras investigaciones. La última vez que estuvimos por allá hemos visto cómo han ganado más terreno. Si eso no se controla de una vez, se va a destruir el lugar y se van a parar los descubrimientos. Esa tierra va a dejar de enseñarnos, de darnos información para entender mejor cómo se ha desarrollado la evolución, alerta el paleobiólogo Benites Palomino.