Los vehículos autónomos con ojos robóticos reducirían los accidentes. | (Foto: Universidad de Tokio)
Los vehículos autónomos con ojos robóticos reducirían los accidentes. | (Foto: Universidad de Tokio)
Redacción EC

De acuerdo con un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Tokio, al colocarle ojos robóticos a los se reducen los accidentes. La característica en los autos con esta tecnología generó que los participantes tomaran decisiones más seguras.

Los ojos robóticos de los vehículos autónomos podrían mejorar la seguridad de los peatones, según un nuevo estudio de la Universidad de Tokio. Los participantes representaron escenarios en realidad virtual (VR) y tuvieron que decidir si cruzar una calle frente a un vehículo en movimiento o no. Cuando ese vehículo estaba equipado con ojos robóticos, que miraban al peatón (registrando su presencia) o desviado (no registrándolo), los participantes pudieron tomar decisiones más seguras o más eficientes”, indica la .

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Los investigadores realizaron este experimento con el fin de mejorar la seguridad de los transeúntes al interactuar con vehículos conducidos por inteligencia artificial. “No hay suficiente investigación sobre la interacción entre los vehículos autónomos y las personas que los rodean, como los peatones. Por lo tanto, necesitamos más investigación y esfuerzo en dicha interacción para brindar seguridad y garantía a la sociedad con respecto a los automóviles autónomos”, dice el profesor Takeo Igarashi de la Escuela de Graduados en Ciencias y Tecnología de la Información.

Para el experimento, colocar ojos robóticos, similares a los de personajes de animación. “Al igual que un personaje de la película ‘Cars’ de Pixar , un carrito de golf autónomo estaba equipado con dos grandes ojos robóticos controlados a distancia. Los investigadores lo llamaron el ‘coche que mira’. Querían probar si poner ojos en movimiento en el carrito afectaría el comportamiento más arriesgado de las personas, en este caso, si las personas cruzarían la calle frente a un vehículo en movimiento cuando tuvieran prisa”, señala la casa de estudios.

Con el objetivo de conocer y comparar los resultados, utilizaron cuatro situaciones que se podrían presentar. “El equipo preparó cuatro escenarios, dos donde el carro tenía ojos y dos sin ellos. El carro había notado al peatón y tenía la intención de detenerse o no lo había notado e iba a seguir conduciendo. Cuando el carrito tenía ojos, los ojos miraban hacia el peatón (se iba a parar) o miraban hacia otro lado (no se iba a parar)”, añade.

Los cuatro escenarios que se le presentaron a los participantes: (a)  el carro está prestando atención al participante (seguro para cruzar); en (b) el carro no está prestando atención al participante (no es seguro cruzar); y en (c) y (d) el participante no sabe. | (Foto: Universidad de Tokio)
Los cuatro escenarios que se le presentaron a los participantes: (a) el carro está prestando atención al participante (seguro para cruzar); en (b) el carro no está prestando atención al participante (no es seguro cruzar); y en (c) y (d) el participante no sabe. | (Foto: Universidad de Tokio)

Sin embargo, lo realizaron en realidad virtual para no poner a ninguna persona en peligro. “Como obviamente sería peligroso pedir a los voluntarios que eligieran si caminar o no frente a un vehículo en movimiento en la vida real (aunque para este experimento había un conductor oculto), el equipo grabó los escenarios usando cámaras de video de 360 grados y el 18 participantes (nueve mujeres y nueve hombres, de entre 18 y 49 años, todos japoneses) jugaron el experimento en realidad virtual”, agrega.

Tras el experimento, surgió una diferencia entre varones y mujeres. “Los resultados sugirieron una clara diferencia entre los géneros, lo cual fue muy sorprendente e inesperado. En este estudio, los participantes masculinos tomaron muchas decisiones peligrosas al cruzar la calle (es decir, eligieron cruzar cuando el automóvil no se detenía), pero estos errores se redujeron gracias a la mirada del carrito. Sin embargo, no hubo mucha diferencia en las situaciones seguras para ellos (es decir, elegir cruzar cuando el automóvil iba a detenerse)”, dice el profesor del proyecto Chia-Ming Chang, miembro del equipo de investigación.

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Por su parte, las mujeres prefirieron ser más cuidadosas incluso cuando el vehículo se iba a detener. “Por otro lado, las participantes femeninas tomaron decisiones más ineficientes (es decir, eligieron no cruzar cuando el auto tenía la intención de detenerse) y estos errores fueron reducidos por la mirada del carrito. Sin embargo, no hubo mucha diferencia en situaciones inseguras para ellas”, añade el investigador.

El equipo asegura que la muestra es muy reducida y que representa solo un escenario. Asimismo, también tienen en cuenta que las personas no necesariamente toman las mismas decisiones en la vida real, como en la realidad virtual. “Pasar de la conducción manual a la conducción automática es un gran cambio. Si los ojos realmente pueden contribuir a la seguridad y reducir los accidentes de tránsito, deberíamos considerar seriamente agregarlos. En el futuro, nos gustaría desarrollar el control automático de los ojos robóticos conectados a la IA autónoma (en lugar de ser controlados manualmente), que podrían adaptarse a diferentes situaciones”, afirma Igarashi, quien espera que el experimento ayude a otros investigadores.

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