Un 5 de octubre de 2011 el empresario y diseñador Steve Jobs falleció producto de un cáncer de páncreas. Han pasado 12 años desde su muerte y aún hoy recordamos al cofundador de Apple, la gigantesca empresa creadora del iPhone, iPad, Mac y otros gadgets.
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Como se recuerda, en 1976, Steve Jobs fundó Apple Computer Inc. junto a su amigo Steve Wozniak y Ronald Wayne en el garaje de sus padres.
Asimismo, Jobs fue quien lideró el desarrollo de productos que luego se convertirían en parteaguas en el sector tecnológico, así tenemos el Apple Macintosh, el iPod, el iPad y, por supuesto, el iPhone. Estos dispositivos no solo cambiaron la industria, sino que también tuvieron un impacto significativo en la forma en que las personas interactúan con la tecnología en su vida cotidiana.
A propósito de ello, te contamos tres momentos inolvidables de Steve Jobs, uno de las figuras más importantes de las últimas décadas en el mundo tecnológico.
Presentó al mundo un iPhone falso
Era enero de 2007, y Steve Jobs tenía programada una presentación de 90 minutos en la conferencia Macworld de San Francisco, evento que incluía clientes, socios y medios especializados en tecnología. El objetivo era mostrar al mundo el iPhone.
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Sin embargo, había un pequeño detalle: el iPhone aún no existía en realidad. El equipo todavía se encontraba en desarrollo y lo que se tenía hasta ese momento eran prototipos mas o menos funcionales, pero llenos de errores. De acuerdo a Shaw Knight, que escribió sobre esta historia en Techspot unos años después de la muerte del genio, como el móvil estaba “plagado de bugs”, Jobs decidió engañar a su público con la técnica del falso iPhone.
“El problema con eso era que el iPhone, en ese momento, estaba plagados de errores. Por ejemplo, el teléfono podía reproducir una sección de audio o video sin colapsar, pero no un clip completo. Podía enviar un correo electrónico y luego navegar por la web. Si embargo, si se hacía ese paso a la inversa, lo más probable es que se colgara”, señaló Knight en su artículo.
Entonces, el equipo de Apple creó una ‘ruta dorada’, que era básicamente un procedimiento paso a paso, con un guion de características, que podía mostrar el iPhone en un orden específico de tal manera que el teléfono no funcionara mal.
Steve Jobs dio un paso más y exigió a sus programadores que amañaran el iPhone para que mostrara siempre cinco barras de cobertura para demostrar su capacidad inalámbrica, aunque la señal real fuera poco fiable.
Pero el mayor inconveniente del celular tenía que ver con la memoria del teléfono. El iPhone original solo contaba con 128 MB de memoria, por lo que la mayoría de aplicaciones que se instalaban, como aún no estaba optimizadas, ocupaban mucho espacio. Como consecuencia, el equipo a menudo se quedaba sin memoria, por lo que tenía que reiniciarse para liberar RAM.
“Para sortear esta limitación, Jobs usó varios iPhone en el escenario: cuando uno se quedaba sin recursos, lo cambiaba mientras se reiniciaba el primero”, señaló Knight.
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Fue despedido de su propia empresa
En 1985, Steve Jobs fue despedido de Apple, la empresa que él mismo había cofundado. Según sus propias palabras, consideró que fue lo mejor que le pudo haber ocurrido, ya que lo ayudó a explorar otros caminos de la tecnología.
Según la biografía del magnate, la dura decisión de despedir a Steve Jobs de Apple habría surgido a raíz de una serie de desacuerdos entre él, el CEO y los miembros de la junta. Las diferencias se centraron en cuestiones estratégicas, filosofías empresariales y enfoques diferentes. Por un lado, la personalidad visionaria y perfeccionista de Steve Jobs chocaba con la mentalidad conservadora de la junta directiva, que priorizaba los resultados financieros.
Estas discrepancias generaron tensiones dentro del grupo directivo y, en última instancia, llevaron al despido de Steve Jobs de su propia compañía, que había cofundado junto a Steve Wozniak.
“Lo que había sido el foco de toda mi vida adulta desapareció, y eso fue devastador. Me convertí en un fracaso público, pensé incluso en irme de Sillicon Valley. Hasta que entendí que todavía amaba lo que hacía. Había sido rechazado, pero todavía estaba enamorado. Y decidí empezar de nuevo”, contó Jobs en un discurso de 2005.
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Hizo de soporte técnico en Navidad
Durante la Navidad de 1998, Regis McKenna, máximo responsable de marketing de Apple, había decidido comprar cinco iMac como regalo para sus nietos. Como en aquella época no existían las Apple Store, McKenna junto a su esposa acudieron a un distribuidor para conseguir los regalos.
Cuando llegó el momento, los afortunados nietos quedaron maravillados al abrir los presentes que su abuelo les había obsequiado. Sin embargo, uno de los equipos no funcionaba correctamente.
¿Qué pasó? Una de las entradas de las unidades de disco no abría correctamente. Este era un detalle importante, pues en aquel momento muchos softwares funcionaban a través de discos, por lo que la falla dejaba prácticamente al equipo inoperativo.
Y aunque de inmediato se comunicaron con el distribuidor, este contestó que no estaba autorizado a cambiar la computadora debido a las políticas de Apple y que una reparación tomaría varias semanas. Sin más opciones, McKenna escribió un correo a Steve Jobs y le preguntó sobre esas políticas de cambio y devolución.
No pasaron ni cinco minutos para que el teléfono de los McKenna sonara. El mismo Jobs se estaba comunicando con ellos para saber qué era lo que había pasado. Al enterarse de la situación, el entonces CEO de Apple le pidió el nombre del distribuidor y le dijo a su gerente de marketing “te llamo luego”, según relató el propio McKenna a Forbes.
Casi al instante, un nuevo distribuidor se comunicó con los afectados y les pidió las disculpas del caso. Además, les ofreció una nueva iMac sin la necesidad de que tengan que devolver el equipo original, simplemente les llegaría una nueva computadora de manera inmediata a casa.
Feliz con la gestión, McKenna escribió a Jobs y le agradeció la atención que había tenido con ellos: le había dado a su familia una Navidad placentera. Con su humor característico, Steve Jobs contestó con un simple “ho, ho, ho”.
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