(Foto: AFP/ESA/HO)
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Diego Suárez Bosleman

Desde que comenzó la carrera espacial en los años 50, se han lanzado unos 5.250 cohetes al espacio y puesto en órbita cerca de 7.500 satélites. Como si se tratara de residuos en el mar, estas máquinas –ya sin funcionar– se acumulan alrededor de la Tierra. Monitorear estos restos, llamados basura espacial, y reducir su peligrosidad es parte de la labor de Benjamín Bastida, ingeniero español de la Oficina de Basura Espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA).

—¿Qué es exactamente la basura espacial?

Es cualquier objeto hecho por el hombre que está en el espacio sin ningún uso. Por ejemplo, satélites viejos, etapas superiores de los cohetes y fragmentos producidos por colisiones o explosiones. Incluso las partículas de pintura que se desprenden de estas máquinas son consideradas basura espacial.

—¿Dónde está el peligro?

El riesgo principal está en órbita. Hay satélites operativos que podrían chocar con la basura espacial. Si esto ocurre, la colisión ocasionaría más desechos o que el satélite deje de funcionar. De cualquier modo, se pierde una gran cantidad de dinero y trabajo. Imagínate perder un satélite de 300 millones de dólares.

—¿Ya han ocurrido este tipo de accidentes?

Hubo en el 2009 una colisión entre satélites. Uno estaba controlado y el otro no. El choque generó más de 3.500 fragmentos. Este único incidente hizo que aumentáramos en 15% y 20% la cantidad de maniobras para evitar que los satélites impacten con basura espacial. Ha habido otras colisiones, pero no han sido tan grandes como esta. Se ha visto más explosiones, alrededor de 250.

—¿El riesgo también está presente para la Tierra?

La probabilidad de que caiga basura espacial sobre una persona es mínima. Prácticamente imposible. No ha ocurrido en los 60 años que llevamos lanzando objetos al espacio. Y es que la mayor parte de estas máquinas se destruye al reingresar a la atmósfera terrestre.

—¿Se puede prevenir que estos objetos caigan en zonas pobladas o a veces es cuestión de suerte?

Cuando los objetos grandes vuelven a la Tierra, lo que se hace es un reingreso controlado; es decir, se redirecciona para que caiga en el Océano Pacífico. Cuando se trata de basura espacial que no puede ser controlada, pues en parte interviene la suerte para que no caiga en una zona poblada y, como dije antes, suele desintegrarse al reingresar a la Tierra.

—Hace poco cayó este tipo de restos en el Perú...

Se trató de la bajada de la tapa superior de un cohete. Se encontraron unos tres tanques de combustible. Fue una caída no controlada. Hay que entender que la Tierra está relativamente poco poblada. Normalmente estos restos caen en el agua o en sitios deshabitados porque es lo que hay más.

—¿El espacio que rodea a la Tierra está saturado de estos restos?

Se estima que hay unos 18.000 objetos en órbita considerados basura espacial. Según nuestras estimaciones, si paramos de lanzar hoy cohetes y satélites, el número de basura espacial seguirá creciendo, pues los objetos sin uso que flotan actualmente alrededor de la Tierra seguirán provocando accidentes y desechos. Es decir, ya hemos llegado a una saturación.

—¿Se pueden remover?

En la ESA estamos trabajando en un proyecto llamado e.Deorbit. La idea es ir a sacar un satélite viejo, por ejemplo, utilizando un brazo robótico o lanzar una red. Cualquier misión que vaya a recuperar basura espacial tendría que centrarse en los objetos grandes. Y es que estos son los que tienen el potencial de generar una gran cantidad de fragmentos si es que explotan o chocan con otros restos. Un objeto de unos 2.000 kilos podría dar lugar a mil fragmentos.

—¿Tendremos que esperar mucho para ver este tipo de tecnología en acción?

El problema ahora mismo es que la tecnología para remover la basura espacial aún no existe, la estamos desarrollando. Pero una vez que exista, tampoco está muy claro quién pagaría por este tipo de misiones. Luego hay un problema legal. Y es que si alguien se acerca y agarra un satélite en desuso de otro país, puede haber un conflicto internacional. Por ejemplo, una nación podría aprovechar dicha situación para copiar tecnología o robar información del satélite de otro país. Tiene que haber un acuerdo entre los diferentes países para que la limpieza de la órbita terrestre pueda pasar, si no es así cada país tendrá que quitar su propia basura espacial.

—¿No hay leyes que regulen este problema?

Lo único referente a basura espacial que tiene una ley aprobada por las Naciones Unidas es que el país propietario del objeto es responsable hasta el final de este. Esto implica que si causa daños en el suelo, aquella nación se hace responsable.

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