Hoy en día, en un mundo cada vez más digitalizado, la protección de nuestras computadoras y dispositivos móviles contra el software malicioso, el malware, ‘los virus’, se ha vuelto crucial. En tanto, los antivirus son programas diseñados específicamente para detectar, prevenir y eliminar este tipo de software dañino, cada uno de ellos con tecnologías, metodologías y sistemas de monitoreo, gestión y ‘curación’ propios.
Ha sido tan amplio, creciente y preocupante el auge de los ataques y riesgos de ciberseguridad en los últimos años que la industria de tecnología, en respuesta, ha producido antivirus gratuitos. Incluso Microsoft, de base, incluye en todos sus Windows el sistema Windows Defender, una completa plataforma de ciberseguridad y protección primaria para usuarios de dicho producto en sus computadoras.
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Por tanto, es importante aclarar desde el comienzo: los antivirus gratuitos no son malos, son justos como una solución básica y mínima que todos debemos tener en cuenta e instalados en nuestros celulares, tablets y computadoras. No obstante, también hay que decir que las soluciones de ciberseguridad de pago son mucho más eficientes, completas y precisas para quienes desean un nivel elevado y más potente de seguridad en sus dispositivos de trabajo diario.
¿Cuáles son las amenazas?
El malware puede manifestarse de diversas formas, como virus, gusanos, troyanos, spyware, adware, entre otros, y los antivirus nos ayudan a protegernos de estas amenazas.
Una de las funciones principales de los antivirus es la detección de esos códigos maliciosos, los cuales, de manera resumida, escanean constantemente los archivos y el tráfico de red en busca de acciones sospechosas típicas de un malware. Este proceso de escaneo es esencial para identificar y bloquear el malware antes de que pueda causar daños.
Una vez que el antivirus detecta un malware, su siguiente función es eliminarlo o ponerlo en cuarentena. Poner en cuarentena significa aislar el archivo malicioso para que no pueda interactuar con el resto del sistema, minimizando así el riesgo de daño. Esta acción es vital para mantener la integridad y el funcionamiento de nuestros dispositivos.
Esas amenazas van desde códigos que buscan escanear nuestra actividad, para luego lanzar publicidad invasiva en nuestro computador o celular a la hora de navegar, hasta códigos más elaborados y peligrosos que escanean datos personales e incluso roban información como contraseñas y códigos de acceso a sistemas bancarios.
Por eso la protección en tiempo real que ofrece un antivirus es otra característica fundamental. Esto significa que el programa monitorea constantemente el sistema en busca de actividades sospechosas y bloquea las amenazas en el momento en que aparecen. Esta capacidad de respuesta inmediata es crucial para prevenir infecciones.
Algunos antivirus también incluyen análisis de comportamiento, una técnica avanzada que permite detectar acciones sospechosas de los programas en ejecución. En lugar de buscar malware basado únicamente en firmas conocidas, esta técnica observa el comportamiento del software y puede identificar amenazas nuevas y desconocidas que podrían pasar inadvertidas.
¿Gratis o pago?
Esta decisión depende de nuestras necesidades y circunstancias específicas. Según la compañía de ciberseguridad Eset, un antivirus gratuito puede ser suficiente para ciertas necesidades básicas de protección. Sin embargo, invertir en una solución de seguridad de pago tiene numerosas ventajas.
Los antivirus gratuitos suelen ofrecer una protección básica contra amenazas conocidas, mientras que las soluciones de pago proporcionan una defensa más avanzada y actualizaciones constantes. Estas actualizaciones permiten que el antivirus de pago sea más efectivo contra amenazas nuevas y desconocidas, brindando una capa adicional de seguridad.
Además, algunos antivirus gratuitos pueden comprometer nuestra privacidad mediante la inclusión de anuncios. Esta práctica es más común en las aplicaciones móviles, donde los desarrolladores utilizan la publicidad para financiar sus servicios. En contraste, los de pago no dependen de la publicidad y suelen tener políticas de privacidad más estrictas, lo que ofrece una mayor tranquilidad a usuarios.
Elegir un antivirus de pago puede ser una inversión que vale la pena a largo plazo. Estos programas suelen ofrecer niveles de protección más avanzados, ser más fáciles de usar y consumir menos recursos.
En resumen: si busca una protección básica y no importa lidiar con anuncios y accesos limitados, un antivirus gratuito podría ser suficiente. No obstante, si desea una protección integral, actualizaciones frecuentes, soporte técnico confiable, servicios adicionales y un mejor rendimiento del sistema, invertir en uno de pago es la opción más recomendable.
¿Qué tiene uno de pago?
Los programas de ciberseguridad de pago pueden tener algunas funciones que los gratuitos no:
• Gestor de contraseñas. Le ayuda a crear y almacenar sus claves, fuertes, largas y complejas.
• VPN. Poseen redes virtuales privadas para navegación segura y secreta.
• Cifrado de documentos. Algunos le permiten ‘esconder’ información crítica y privada.
• Antiransomware y antiphishing. Son sistemas avanzados y en tiempo real para identificar engaños en chat, SMS, correo e internet.
• Control parental robusto. Son funciones avanzadas para controlar y proteger a los menores en casa en su navegación y chat.
“El Tiempo” de Colombia, GDA
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