Aprovechando la reciente celebración del Día Mundial de la Contraseña, celebrado cada primer jueves de mayo, nos sumergimos en la importancia de salvaguardar nuestra identidad digital. En la era de la tecnología, donde la seguridad cibernética es una prioridad, el diseño de contraseñas inquebrantables se convierte en una necesidad.
En el Perú, en 2023, se reportaron 5.000 millones de intentos de ciberataques, según información de Fortinet, una empresa de ciberseguridad. Y es que los cibercriminales utilizan diversas técnicas para comprometer las credenciales de los usuarios.
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Modalidades para robar claves
Entre las más comunes son el phishing, ataque por fuerza bruta y keyloggers, según Check Point.
- El phishing es una táctica común donde los delincuentes se hacen pasar por entidades de confianza para obtener contraseñas.
- Los ataques por fuerza bruta involucran a los malhechores intentando descifrar contraseñas probando todas las combinaciones posibles.
- Los keyloggers son programas que registran las pulsaciones de teclas de los usuarios para capturar contraseñas mientras se ingresan en un dispositivo.
Además de las amenazas cibernéticas, la debilidad de las contraseñas representa un desafío significativo para la seguridad en línea. Un estudio realizado por el National Cyber Security Centre del Reino Unido reveló que 23,2 millones de usuarios en todo el mundo utilizan la contraseña “123456″, una de las más comunes y fácilmente descifrable, lo que supone un riesgo considerable para la seguridad.
Ahora bien, considerando esta realidad, es crucial comprender cómo mantener seguras nuestras cuentas y datos en línea, dado que las brechas de seguridad están estrechamente relacionadas con contraseñas débiles.
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Consejos para crear contraseñas seguras
Arturo Torres, experto en ciberseguridad de Fortinet, comparte cuatro consejos para mantener nuestras cuentas y activos digitales a salvo:
- Crea contraseñas imposibles de olvidar, pero difíciles para otros de adivinar: utiliza combinaciones de letras, números y caracteres especiales, evitando palabras comunes y patrones predecibles. Por ejemplo, en lugar de usar “contraseña123″, podrías usar “P@ssw0rd!987″.
- Evita utilizar nombres específicos, números o frases: es esencial evitar el uso de nombres, fechas de cumpleaños, números de teléfono o cualquier dato personal en las contraseñas, ya que estos pueden ser fácilmente adivinados por los ciberdelincuentes. No coloques fechas como “01011990″, o el nombre de tu mascota, como “Luna123″.
- Utiliza contraseñas diferentes para cada cuenta: emplea diferentes contraseñas para cada cuenta ya que ayuda a limitar el daño en caso de que una contraseña sea comprometida. Esto reduce el riesgo de que los ciberatacantes accedan a múltiples cuentas.
- Usa un gestor de contraseñas: utiliza una aplicación que te ayude a generar y recordar contraseñas seguras para cada cuenta.
Desde el blog de Google ofrecen algunas sugerencias para aumentar la seguridad de las contraseñas, como la verificación en dos pasos. Esta medida de seguridad requiere un paso adicional, como un código enviado a tu teléfono o generado por una aplicación de autenticación, además de la contraseña habitual. Esto ayuda a evitar que personas no autorizadas inicien sesión en tus cuentas, incluso si conocen la contraseña.
La historia no oficial de las contraseñas
Ahora que hemos aprendido a crear claves seguras para proteger nuestras cuentas, repasemos los orígenes y la evolución de aquellas.
Según informa Microsoft, el primer registro del uso de contraseñas en la cultura occidental se remonta a la antigua Grecia, alrededor del 264 al 146 a. C. En ese tiempo, los soldados romanos usaban “consignas”, que eran como contraseñas escritas en tablillas de madera. Estas consignas les ayudaban a identificar a sus aliados y enemigos durante las batallas.
Tiempo después, en la Segunda Guerra Mundial, durante la invasión de Normandía, los soldados estadounidenses usaban contraseñas especiales para reconocerse entre sí. Por ejemplo, decían palabras como “destello” y el otro soldado tenía que responder con “trueno”. También cambiaban estas palabras para estar más seguros. Esta era una manera de protegerse de los enemigos.
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Después llegó la época de las computadoras. En los años 1960, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), un experto en computación llamado Fernando Corbató desarrolló un sistema que permitía a varias personas usar una computadora al mismo tiempo. Para proteger los archivos de cada usuario, se empezaron a usar contraseñas. Este fue un gran paso que influyó en la seguridad en línea como la conocemos hoy.
Y a medida que el tiempo y la tecnología avanzan, también lo hacen los métodos de autenticación que ya forman parte de nuestro día a día, como el reconocimiento de huellas dactilares, facial y multifactor, que combina datos biométricos y contraseñas.
Como dato curioso, las contraseñas también han sido protagonistas en algunas películas de Hollywood, como en “Juegos de guerra” de 1983, donde un hacker de secundaria llamado Matthew Broderick logra entrar a un juego de guerra del gobierno utilizando la contraseña “Joshua”. Aunque el creador del programa creía que era la contraseña más segura, resultó no serlo.
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