La base antártica Machu Picchu está hoy regentada por la Compañía de Operaciones Antárticas del Ejército nacional. A la espalda se encuentra el glaciar Znosko.
La base antártica Machu Picchu está hoy regentada por la Compañía de Operaciones Antárticas del Ejército nacional. A la espalda se encuentra el glaciar Znosko.
Oscar Paz Campuzano

Dieciséis expedicionarios peruanos zarparon en el verano de 1988 desde el puerto del Callao, a bordo del buque Humboltd, en busca del lugar ideal para instalar la base nacional. Después de dos semanas de navegación llegaron hasta la ensenada Mackellar de la isla Rey Jorge, en el continente blanco.

Al año siguiente, en la segunda expedición peruana, se instaló el primer módulo de nuestra estación Machu Picchu en una zona de la ensenada Mackellar denominada Punta Crepín. Después de un mes viviendo en 18 carpas y soportando vientos de hasta 70 km/h, la obra fue inaugurada el 26 de febrero de 1989.



Contando ya con una base científica, el Perú adquirió el derecho de tener voz y voto en las reuniones anuales del sistema del Tratado Antártico. Dicho acuerdo internacional, que data de 1959, declaró a este continente – que conserva el 80% de las reservas de agua dulce del planeta– como un ambiente para la paz y la investigación científica.

Siguió creciendo

La base ha sido ampliada en todo este tiempo. De un módulo pasó a tener cinco. En el principal están las habitaciones, el comedor y los espacios de recreación y estudio. Hay un módulo anexo usado como laboratorio. Estos espacios tienen calefacción y acceso a servicios básicos. El agua para la higiene personal y los baños se captan del subsuelo y se traslada por tuberías que deben repararse cuando se congelan. Los desagües son tratados en un pozo séptico.

Los otros módulos son para el generador de energía, y para labores de soldadura, gasfitería y carpintería. Se tiene también un refugio que queda abierto todo el año en caso de que alguna persona en problemas necesite alimento y un lugar donde alojarse.

Este año se logró instalar el servicio satelital, otorgándole Internet a la base. Esta ha sido la primera vez que militares y expedicionarios han logrado contactarse por videollamada con sus familiares.

El jefe de la estación Machu Picchu, el mayor EP Dany Maquera Vizcarra, dice que esta señal le ha sido muy útil al Ejército para monitorear con coordenadas GPS y por Google Earth a los investigadores que se desplazan por los glaciares o en el mar de la ensenada Mackellar.

Las investigaciones

En esta XXVI Campaña Científica del Perú en la Antártida participaron varias instituciones. Por ejemplo, la Autoridad Nacional del Agua, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, el Instituto Nacional de Glaciares y Montañas, el Instituto Geográfico Nacional y el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico han hecho distintos estudios en el glaciar Znosko.

La Universidad Científica del Sur, el Instituto del Mar del Perú y la Universidad Femenina del Sagrado Corazón han estudiado los recursos marinos de la ensenada Mackellar. Para estos trabajos se tomaron muestras de agua, del fondo marino, de algas y se practicó buceo científico.

Sandra Herrera, del Ministerio de Relaciones Exteriores, afirmó que todos los estudios proyectados se concluyeron, salvo algunas mediciones muy puntuales por asuntos climáticos. Los investigadores deberán presentar sus resultados en tanto vayan concluyendo los análisis de laboratorio a lo largo de este año.

Una nueva base

A pesar de que la base Machu Picchu tiene la capacidad para alojar a los miembros de cada misión antártica, necesita mejoras, considera el jefe de esta última campaña científica peruana, el coronel del Ejército Ulises Cabanillas.

“Hay sistemas que impiden que las tuberías de agua se congelen y sería bueno que el módulo principal de la base esté conectado al módulo de generación eléctrica. Si en una noche con mal tiempo hay problemas, tenemos que salir a hacer reparaciones y eso es peligroso”, comentó el oficial, quien cumple su cuarta expedición en este continente.

Maquera considera que, además de hacer cambios en la infraestructura, se deben modernizar los sistemas de comunicación.

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, hay planes a largo plazo para mejorar las instalaciones de la base. Se busca incrementa la capacidad de alojamiento de los científicos y ampliar los laboratorios.

En estos días, militares y científicos trasladan sus equipos y muestras al BAP Carrasco para iniciar el retorno a Lima. El buque peruano los trasladará hasta la base chilena Frei y de ahí un avión los llevará a Punta Arenas (Chile). La base Machu Picchu fue cerrada el último domingo luego de realizar algunas arengas por el fin de la misión.

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