"En el mundo pospandemia de COVID-19 que nos va a tocar vivir, al menos hasta que se tenga una vacuna efectiva y accesible, el dar la mano es una costumbre que podría desaparecer".(Ilustración: El Comercio)
"En el mundo pospandemia de COVID-19 que nos va a tocar vivir, al menos hasta que se tenga una vacuna efectiva y accesible, el dar la mano es una costumbre que podría desaparecer".(Ilustración: El Comercio)
Elmer Huerta

Pocos actos son más universales, como expresión de saludo, despedida o cierre de un trato, que un apretón de manos. Sin embargo, en el mundo pospandemia de que nos va a tocar vivir, al menos hasta que se tenga una vacuna efectiva y accesible, el dar la mano es una costumbre que podría desaparecer.

En una reciente entrevista a la cadena SBG, el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., dijo –al comentar la vida social después de la pandemia–: Como sociedad, debemos olvidarnos de los estrechones de mano, no necesitamos hacerlo. Tenemos que romper esa costumbre. Porque, de hecho, esa es una de las principales formas en que se puede contagiar una enfermedad transmitida por las vías respiratorias”.

El origen del apretón de manos

Uno de los registros más antiguos que existen del apretón de manos proviene del siglo IX a.C. Se trata de un alto relieve en la base del trono del rey Shalmaneser III de Asiria. Se puede observar a este soberano estrechando la mano del rey de Babilonia, probablemente para cerrar un trato.

Los griegos consideraban la ‘dexiosis’, como se llamaba al apretón de manos, un gesto de comunicación con los dioses y los muertos. Los romanos, quienes acostumbraban a llevar un puñal en el antebrazo, reemplazaron este gesto por la palpación del antebrazo de la persona a quien saludaban, como para asegurarse de sus buenas intenciones. De esta observación deriva la creencia popular de que el apretón de manos es un signo de paz porque demuestra de una manera visible que no se lleva un arma en la mano derecha.

De ahí en adelante, el apretón de manos no reapareció hasta el siglo XVII, cuando la Sociedad Religiosa de los Amigos, o cuáqueros, la popularizó nuevamente como un modo de saludo igualitario, el cual hasta ese entonces consistía en una venia y un toque del sombrero o el beso en la mano de una persona.

En la actualidad, el apretón de manos es practicado casi por todas las culturas, aunque es menos aceptado en ciertos grupos, como algunos países árabes y asiáticos.

Un causante de enfermedades

Sabiendo que las manos pueden contaminarse fácilmente en la vida diaria, el darse las manos es un método muy eficiente de contagio de diversas enfermedades. Uno no sabe qué han tocado las manos de la persona que acabamos de conocer, y al darle la mano es muy fácil que los virus o bacterias que la contaminan pasen a las nuestras, y de allí es más fácil todavía que lleguen a nuestra boca, nariz u ojos.

Un estudio inglés, publicado en la “Revista norteamericana de control de infecciones” en agosto del 2014, comparó la transferencia de bacterias después de un apretón de manos, un choque de palmas o un toque de los nudillos, conocido como ‘fist bump’.

Lo que descubrieron fue impresionante. El apretón de manos fue más eficiente en transmitir bacterias, el choque de palmas redujo a la mitad el riesgo y el choque de nudillos transmitió 90% menos de gérmenes. Sin duda, eso es porque la cantidad de piel que se roza es mayor en el apretón de manos.

Las alternativas

¿Qué opciones tenemos para reemplazar al apretón de manos en la vida diaria? ¿Es este gesto imprescindible? Ciertos comportamientos son muy difíciles de erradicar, pues se aprenden desde la niñez y se refuerzan con el tiempo. El apretón de manos es uno de ellos. Está en muchos aspectos de la vida, como en la política y el deporte. Parece tan inofensivo y natural, pero es en realidad uno de los principales modos de contagio de los virus de la gripe, los resfríos y ahora del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2).

La opinión de Fauci ha cumplido su propósito, ha hecho que mucha gente reconsidere el continuar con la práctica de estrechar la mano de otras personas. El temor a contagiarse del mortal coronavirus parece ser más fuerte que la fuerza de la costumbre y la cortesía.

Es probable que muchos continúen con la práctica de chocar el codo, otros la reemplazarán por tocarse los nudillos. Otros, simplemente, se excusarán con la persona a quien recién conocen diciéndoles que no lo tomen como ofensa, pero que ellos no dan la mano. Y por increíble que parezca, es muy probable que la otra persona –aliviada por no tener que dar la mano– diga que no es ningún problema, que lo entiende perfectamente.

Los besos

Lo mismo sucede con sociedades en las que el beso en la mejilla (o en las dos mejillas) se ha vuelto una costumbre de saludo o despedida. Sabiendo que del 25% al 50% de los infectados por el SARS-CoV-2 son asintomáticos y que la sola respiración puede contagiar el virus, ¿debe uno arriesgarse a respirar el aliento contaminado de una persona?

Corolario

Este nuevo coronavirus ha cambiado para siempre la forma en que vivimos y nos comportamos. Desde la mirada inquisidora que damos y recibimos al cruzarnos en la calle con un extraño, hasta el modo en que interactuamos en un saludo o una despedida, la vida de los seres humanos –por lo menos hasta que se produzca una vacuna efectiva y accesible– no será nunca igual a la que teníamos antes de la aparición de este virus. 

“Uno no sabe qué han tocado las manos de la persona que acabamos de conocer”.

El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?

Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.

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