Han desarrollado su vida con una temperatura que no supera los 10 grados Celsius. (Foto: Pixabay)
Han desarrollado su vida con una temperatura que no supera los 10 grados Celsius. (Foto: Pixabay)
Redacción EC

Una especie de ha logrado adaptarse a las condiciones extremas de un viejo búnker de armas nucleares en Polonia, a pesar de la oscuridad, el frío y la carencia de alimentos. Esta colonia insólita de hormigas carpinteras -Formica polyctena- habita sobre la tubería de ventilación vertical del búnker, según explica un estudio publicado en esta semana.

El trabajo, liderado por el científico polaco Wojciech Czechowski de la Academia de Ciencias de Polonia, detalla la vida de esta colonia única que fue descubierta en 2013 durante una campaña anual que se dedica a contar la hibernación de un grupo de murciélagos que vive en el búnker. Luego fueron recontadas en 2015 y, para sorpresa de los investigadores, no sólo seguían con vida, sino que habían aumentado su número.

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Según las estimaciones, contaron al menos varios cientos de miles de obreras, posiblemente cerca de un millón. Además, cuando los investigadores volvieron al búnker en 2016, encontraron que su nido estaba mantenido casi como si llevaran una vida normal.

Esta no es la primera vez que se encuentra una colonia de hormigas en un lugar poco usual. Ya en el pasado se han investigado grupos de estos insectos que han habitado dentro de una caja cúbica de madera, casi en completa oscuridad, sin aberturas salvo de una ranura estrecha en la parte inferior de un lado.

También se registra el caso de una colonia de hormigas negras de jardín que encontró un hogar en el chasis de un automóvil inmovilizado, donde los insectos habían construido su nido con barro y restos de plantas secas pegado a los bajos. Sin embargo, a diferencia de las hormigas del búnker, todas han tenido acceso al mundo exterior, habiendo elegido deliberadamente establecerse en lugares tan extraordinarios.

La colonia de hormigas en el búnker había construido un montículo de tierra en una habitación pequeña de 2,3 metros de altura con un área de base de 3 por 1,2 metros. Normalmente, estas hormigas madereras se asientan exclusivamente en grandes islas boscosas, donde pueden recolectar suficientes alimentos para responder a la alta demanda de energía de la colonia.

Sin embargo, el espacio confinado dentro del búnker no ha sido el único obstáculo que las hormigas han enfrentado en su trampa subterránea. Además de la falta de comida y luz, el grupo también tuvo que lidiar con las bajas temperaturas entre las paredes de hormigón armado de un metro de espesor que no permitían más de 10 grados Celsius.

Los investigadores detallan que las condiciones severas hicieron que la reproducción fuera efectivamente imposible. Aunque los científicos emprendieron una búsqueda especial de larvas, pupas, capullos vacíos o reinas, no encontraron nada. Tampoco encontraron signos de descendencia masculina.

Buscando una respuesta de por qué la población todavía parecía prosperar, los científicos dedujeron que había una afluencia constante de hormigas. La placa de metal que una vez cubrió la salida de la tubería obviamente se había oxidado tanto que se había derrumbado debajo del montículo de una gran colonia de hormigas de madera construida sobre la tubería. De hecho, la mortalidad en el búnker es bastante alta, pero los “recién llegados” habitualmente resultan compensar en el balance a las hormigas muertas.

Fuente: Emol, GDA

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