La Agencia Espacial Europea (ESA), que utiliza 57 imágenes de radar captadas por la misión Copernicus Sentinel-1, registró como un enorme iceberg de más de 300 kilómetros cuadrados se desprendió del glaciar “Pine Island” en la Antártida.
Entre febrero de 2019 y el 10 de febrero de 2020, los científicos han estado siguiendo las capturas entregadas por los satélites, y en un principio sólo habían detectado dos grandes grietas en la masa de hielo, pero hoy estas mismas fisuras han posibilitado que se produzcan dos fragmentos, el más grande ha sido denominado como B-49.
Los glaciares Pine Island y Thwaites –que han estado perdiendo nieve en los últimos 25 años– conectan el centro de la capa de hielo occidental con el océano, descargando cantidades significativas de hielo al mar.
Debido a su ubicación extremadamente remota, los satélites han desempeñado un papel fundamental en la medición y monitoreo de la glaciología antártida, revelando el momento y el ritmo de la retirada de los glaciares en la Antártida.
No es el primer evento registrado
Desde principios de la década de 1990, la velocidad con la que se desprende hielo del glaciar Pine Island ha aumentado dramáticamente a valores que exceden los 10 metros por día.
Su frente de nieve flotante, que tiene un espesor promedio de aproximadamente 500 metros, ha experimentado una serie de eventos de desprendimiento en los últimos 30 años, algunos de los cuales han cambiado abruptamente su forma y posición.
Emol, GDA
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