La noche del jueves se marcó un hito en la historia de la investigación espacial en el Perú. Desde el puerto espacial de Kourou (Guayana Francesa), el lanzador Vega fue el encargado de llevar al espacio al Perú SAT-1, el primer satélite submétrico de observación terrestre, que fue adquirido por el Estado Peruano a la empresa Airbus Defence & Space.

Aunque para muchos con la llegada de este aparato –que orbitará por diez años a 694 kilómetros de altura– el Perú recién se estrena en la investigación espacial, este tipo de actividades no son nuevas en nuestro país. “Nuestros antepasados investigaron el espacio y prueba de ello son las líneas de Nasca. Y muchos siglos después, encontramos ilustres peruanos como Pedro Paulet, quien en 1895 diseñó con éxito el primer motor cohete de combustible líquido de la historia”, indicó el coronel FAP Álex Delgado, jefe institucional encargado de la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial del Perú ().

Es necesario recordar que la investigación espacial peruana no se quedó ahí. En noviembre del 2013, el Instituto de Radioastronomía de la PUCP lanzó al espacio el cubosatélite PUCP SAT-1. En enero del 2014, la Universidad Alas Peruanas lanzó su UAP SAT-1; y, luego, en agosto, la Universidad Nacional de Ingeniería hizo lo propio con su Chasqui-1.

—Amplia utilidad—

¿Cómo beneficia al Perú contar con un satélite propio como el Perú SAT-1? “Vamos a tener información satelital de nuestro territorio de una manera oportuna. Además, ya hay una primera generación de ingenieros peruanos que han podido obtener un conocimiento muy profundo de cómo se crea y desarrolla un satélite”, explicó a El Comercio el ingeniero Gustavo Henríquez, jefe del proyecto Perú SAT del .

Las aplicaciones y los usuarios de estas imágenes son muy variados. “Se pueden usar las imágenes para la agricultura con el monitoreo de cultivos; para la supervisión y seguridad de nuestro patrimonio cultural; para la prevención y monitoreo de actividades ilícitas, como minería ilegal, deforestación, detección de pistas clandestinas; se puede usar también para planeamiento urbano, entre muchas más cosas”, agregó Henríquez. 

Esas imágenes no solo son para su uso en el ámbito nacional. El Perú también puede usarlas para ayudar a otros países, por ejemplo, en caso de desastres. O incluso convertirse en proveedor de algunas instituciones. 

—Velocidad y eficacia—

El satélite será monitoreado y las imágenes que envíe serán recibidas y procesadas en la Tierra por el Centro Nacional de Operaciones de Imágenes Satelitales (Cnois), ubicado en Punta Lobos, Pucusana, a la altura del km 57 de la Panamericana Sur. 

El Perú SAT-1 tendrá dos contactos por el día y dos por la noche. Durante este último contacto, el aparato recibirá las imágenes para saber de qué lugares debe tomar las imágenes y en el día indicado hace las capturas y las descarga al Cnois. Todo se transmitirá vía Internet.

Este lanzamiento abre sin dudas las puertas a un mundo de posibilidades que pueden ser aprovechadas desde lo científico. Está en manos de las autoridades que esta oportunidad nos beneficie a todos.

Capta objetos de menos de un metro

 Fl Perú SAT-1 es un satélite submétrico. Esto quiere decir que puede identificar desde el espacio objetos que tengan como mínimo un tamaño menor a un metro, exactamente desde los 70 cm. Esto lo convierte en el más poderoso de su tipo en Latinoamérica.

El Perú SAT-1 orbitará a 694 km de altura, a una velocidad de 7 kilómetros por segundo. Esto le permite dar más de 14 órbitas diarias a la Tierra, y en cada una demora 101 minutos.

Contenido sugerido

Contenido GEC