La Amazonía brasileña perdió 13.235 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal entre agosto de 2020 y julio de 2021, la mayor área degradada para un período de doce meses en los últimos 15 años, informó este jueves el Gobierno.
La tala en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo en el último año fue un 21,97 % superior a la de 2020 (entre agosto de 2019 y julio de 2020), cuando abarcó 10.851 kilómetros cuadrados, y no era tan elevada desde la registrada en 2006 (14.286 kilómetros cuadrados), según los datos divulgados por el estatal Instituto Nacional de Estudios Espaciales (INPE).
La deforestación aumentó hasta alcanzar un área similar a la de Montenegro y superior a la de países como Catar, Jamaica y Kosovo pese al discurso conservacionista que Brasil llevó este mes a la Conferencia del Clima en Glasgow (COP26), en donde dijo haber avanzado en el combate a la tala en sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases contaminantes.
La delegación brasileña anunció en Glasgow que anticipó de 2030 a 2028 su meta para ponerle fin a la deforestación ilegal en la Amazonía.
Según un comunicado del Sindicato de Empleados Públicos en el Área de Ciencia y Tecnología, la dirección del INPE y el Gobierno tenían conocimiento desde mediados de octubre de los datos sobre el agravamiento de la deforestación pero solo autorizaron su divulgación tras la conclusión de la COP26.
La tala anual de la Amazonía es medida por el Proyecto de Monitorización de la Deforestación de la Amazonía Legal por Satélite (Prodes), una herramienta del INPE que utiliza imágenes de satélite de alta resolución y que permite identificar áreas devastadas de al menos 6,25 hectáreas.
Según el INPE, entre los nueve estados que conforman la llamada Amazonía Legal brasileña, los que más contribuyeron en la deforestación en el último año fueron los de Pará, con el 39,75 % de toda la tala medida, Amazonas (17,73 %) y Mato Grosso (17,10 %), que son paradójicamente los que cuentan con las mayores extensiones preservadas.
De acuerdo con el Observatorio del Clima, que agrupa a 70 grupos ecologistas incluyendo internacionales como Greenpeace y WWF, el nuevo récord de deforestación de la Amazonía muestra “el triunfo del proyecto ecocida” del Gobierno del presidente Jair Bolsonaro.
Tres récords seguidos en el gobierno de Bolsonaro
La deforestación creció por tercer año seguido desde que el líder ultraderechista Jair Bolsonaro asumió el Gobierno, en enero de 2019, y por primera vez suma cuatro años consecutivos de aumento desde que comenzó a ser medida en 1988.Los ecologistas atribuyen el agravamiento al discurso antiambientalista de Bolsonaro, que ha desmontado los organismos de fiscalización ambiental y defendido proyectos de explotación minera y agropecuaria, incluso en reservas ambientales e indígenas.
”El resultado es fruto de un esfuerzo persistente, planeado y continuo de destrucción de las políticas de protección ambiental en el régimen de Jair Bolsonaro. Es el triunfo de un proyecto cruel para que la mayor selva tropical del mundo desaparezca y que convierte a Bolsonaro en una amenaza climática global”, afirmó el secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, Marcio Astrini.
A diferencia “de la propaganda que el Gobierno y sus aliados en la agropecuaria y la industria llevaron a la COP26, el Brasil real es este, de tierra arrasada y de crimen organizado actuando sin control en la Amazonía”, agregó Astrini, quien acusó al Gobierno de esconder los datos de deforestación para preservar la imagen de Brasil en Glasgow.
”Este es el Brasil real que el Gobierno Bolsonaro intenta esconder con discursos fantasiosos y acciones de ‘greenwashing’ en el exterior”, afirmó por su parte Mauricio Voivodic, director ejecutivo de WWF Brasil, al referirse a una reciente declaración en la que el líder ultraderechista negó que la Amazonía sufriera incendios.
Un estudio presentado la semana pasada en Glasgow por el Panel Científico de la Amazonía (SPA, por sus siglas en inglés), que reúne a unos 200 expertos de todo el mundo, alertó que si se mantienen los actuales altos índices de deforestación, el considerado pulmón vegetal del mundo llegará a un punto de no retorno antes de 2050, que lo llevará a perder hasta el 70 % de su vegetación nativa.
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