Nací hace 57 años en Copenhague, Dinamarca. Ahora vivo en Bonn, Alemania, junto a mi esposa Camilla y a mi hija Ida. Estudié en la Universidad de Copenhague y tengo una maestría en sociología. Trabajo en el Forest Stewardship Council desde hace tres años, antes de eso fui consultor de modelos responsables para empresas y previo a ello trabajé en el World Wildlife Fund [WWF] por 20 años. Mi mayor virtud es mi compromiso con intentar hacer las cosas bien. ¿Mi peor defecto? Se me hace muy difícil decirle no a algo.
El ser humano destruye 15 mil millones de árboles por año, según una investigación realizada por la revista “Nature”. La principal razón es el mal manejo de los recursos en los bosques. La organización que dirige Kim Carstensen busca acabar con ese problema.
Kim Carstensen estuvo presente en la reunión de 1992, cuando los líderes mundiales se sentaron a discutir la importancia de cuidar el agua y los bosques del planeta. Producto de esa reunión se creó el Forest Stewardship Council (FSC), una organización que vela por el manejo responsable de los bosques y que ya ha acreditado a cerca de un millón de hectáreas en nuestro país.
— ¿En qué consiste su trabajo con los bosques?
Lo que hacemos se divide en dos partes. La primera es definir qué es el manejo responsable de los bosques y establecer estándares que deben ser seguidos. Cada país tiene un estándar elaborado en base a los niveles económicos, la participación de compañías en las zonas y la consulta a organizaciones ambientales, como WWF o Greenpeace, además de organizaciones indígenas y civiles. Todos se juntan para definir cuál es el bosque que ellos desean para el futuro. Luego las compañías son certificadas por Forest Stewardship Council en caso de que cumplan con estos estándares.
— ¿Todos los bosques tienen una gran amenaza en común o los desafíos cambian por país?
Hay diferentes desafíos en el mundo. Podemos ver que el principal problema en Indonesia es la quema de árboles, el humo que origina es un tema importante de contaminación. En otros países vemos que los derechos de los indígenas son vulnerados y sus tierras son tomadas. Hay países en donde los bosques son degradados, es decir, no son destruidos totalmente, pero su calidad disminuye considerablemente. Algo común que vemos en los bosques del mundo es que su calidad está bajando considerablemente.
— ¿Cuál es la mayor amenaza en los bosques del Perú?
Hay varios aspectos ligados a la legalidad en las operaciones forestales, creo que ese es el principal problema. Además, vemos conflictos con los derechos de los indígenas y la protección de áreas forestales. Sin embargo, también hay buenas iniciativas.
— ¿Cómo cuáles?
Como la nueva regulación de los bosques. Confiamos en que a raíz de eso comenzarán buenas iniciativas que mejoren su cuidado.
— Su trabajo consiste en hacerle entender a la gente que cuide sus bosques, algo bastante complicado…
Es un trabajo con muchas frustraciones cuando las cosas salen mal, los bosques son destruidos o las comunidades locales no son respetadas. Pero, al mismo tiempo, es un trabajo que brinda mucha esperanza. Como director del Forest Stewardship Council puedo conocer a los miembros de estas comunidades indígenas y es gente que cree que nuestro trabajo de verdad puede ayudar a ese bosque. Esa esperanza es lo más importante, la esperanza de ver compañías certificadas, es algo que da valor.
— ¿Qué es lo principal que estas comunidades nos pueden enseñar?
Algo muy claro es que son mucho mejores en la protección de los bosques, por encima de las empresas. Ambos pueden hacerlo, pero no hay mejor custodio de los bosques que las mismas comunidades indígenas.
— ¿En cuántos países está el Forest Stewardship Council?
Tenemos bosques certificados en 80 países alrededor del mundo. Además hemos certificado a compañías de 110 países, asegurando que la producción de sus productos vela por el cuidado de los bosques.
— ¿Podría mencionar algún país en el que los objetivos se hayan alcanzado de forma destacable?
Hemos visto un gran avance en el manejo responsable de los bosques, pero si debo destacar uno, me inclinaría por Suecia. A raíz de la certificación Forest Stewardship Council han erradicado el uso de pesticidas que contaminen el medio ambiente, hemos visto que se respetan los derechos de los indígenas en ese país y la biodiversidad, y especies antiguas de árboles están renaciendo porque ya no son cortadas indiscriminadamente. También hay muy buenos ejemplos en México, donde las comunidades indígenas han ganado el control de los bosques gracias a la certificación.
— ¿Y qué es lo más triste que ha visto en estos viajes?
Lo más triste es cuando vas a un país como Brasil, un lugar donde hay una enorme tasa de deforestación. Casi toda el área del llamado Bosque Atlántico ha desaparecido, solo perdura el 1% o 2%. Estar en esas áreas y ver en lo que se han convertido es una de las cosas más tristes, y muestra lo que podemos hacer si no manejamos bien los bosques.
— Hoy se inicia la COP 21 en París, pero mucha gente ha perdido la confianza en esas cumbres debido a que no ven soluciones. ¿Qué le podría decir a estas personas?
Creo que hay esperanza y una oportunidad para tener un acuerdo que vele por la protección, conservación y el buen manejo de los bosques. Eso significaría un gran progreso. Quizás lo más complicado es convencer a los países para que se pongan de acuerdo en objetivos comunes.