A los 53 años, Flora descubrió en su nariz un lunar extraño: oscuro, irregular, más grande de lo normal y, por si fuera poco, sangraba. No le dio importancia sino hasta que vio en un reportaje televisivo que lunares como el suyo pueden ser señales de cáncer de piel.
Alarmada, acudió al hospital y en pocos días le confirmaron la mala noticia. A Flora le detectaron cáncer de piel no melanoma o carcinoma basocelular, el tipo más común de este mal dérmico en nuestro país. De los 1.200 casos de cáncer de piel que se registran al año en el Perú, según la Liga contra el Cáncer, más del 80% son de ese tipo.
Según el oncólogo Alcides Pinedo, el carcinoma es curable porque no genera metástasis; aun así, se trata del cuarto tipo de cáncer con mayor incidencia en el Perú.
Si bien el grueso de los pacientes con esta enfermedad tiene entre 50 y 60 años, hoy hay cada vez más pacientes de 30. ¿La razón? La radiación solar en Lima es cinco veces más fuerte que hace dos décadas, la piel bronceada sigue impuesta como ideal de belleza y se hace un mal uso de la protección solar, al emplearla solo en verano y cuando se va a la playa.
El carcinoma suele presentarse en el 60% de casos en el rostro, según la Liga contra el Cáncer. Pinedo añade que las mejillas, la región frontal y el dorso nasal son las áreas más afectadas. La cabeza y el cuello son otras regiones usualmente afectadas.
El cáncer más peligroso
Otro tipo de cáncer de piel que ataca a los peruanos es el melanoma. Es el más agresivo porque se disemina rápidamente por todo el cuerpo. Quienes lo padecen presentan lunares principalmente en las plantas de los pies y en las manos. Por fortuna, lo padece solo un 5% de los afectados por el cáncer de piel.
El lunar atípico permite diferenciar un cáncer tipo melanoma de uno no melanoma. El oncólogo Gastón Mendoza, del Centro Oncológico Detecta, explica que un lunar potencialmente cancerígeno debe cumplir la regla del A, B, C, D, E: debe ser asimétrico, de bordes irregulares, de color marrón, negro o rojizo, diámetro mayor a cinco milímetros y evolucionar con el tiempo, es decir, crecer, sangrar o causar escozor.
Lima está que arde
A Flora le dio cáncer debido a la radiación ultravioleta (UV) que absorbió su piel durante 15 años cuando trabajaba como ambulante, sin protector solar, sin gorro ni lentes. Pero eso ocurrió cuando la radiación de la capital no llegaba a los niveles extremos que presenta hoy.
El ingeniero Orlando Ccora, de la Dirección General de Investigación y Asuntos Ambientales (DGIA) del Senamhi, añade un riesgo más: el fenómeno de El Niño. Este ha causado la escasez de lluvias en el sur del país, con lo que hay poca nubosidad. Con el cielo despejado, los rayos UV penetran con más fuerza.
Ello debe obligar a reforzar la protección contra el sol, pues ya no sirve solo usar bloqueadores, según el oncólogo Marco Velarde. “Hay que tomar medidas más serias. Exponerse menos, ir a la playa entre las 12 y 3 p.m. es fatal”, sostiene.